jueves, 3 de octubre de 2019

¡VIVA CHILLIDA Y MUERA LA CULTURA CANARIA!



¡VIVA CHILLIDA Y MUERA LA 
CULTURA CANARIA!
POR VÍCTOR RAMÍREZ
Está el Viejo Maestro encochinado últimamente, y se lo hago notar con cierta prevención. Entonces, tras sonreír forzado, me confiesa que suelen deprimirlo todas las fiestas ostentosamente oficializadas, "en especial los festejeríos navideños, muchacho". 
Antes nos había dicho que "En la colonial política de la confusión ignorantadora que continuamos soportando los indefensos canarios, uno, con el alma aún no encallecida del todo, tiene que soportar institucionalizados insultos como el Lady (¡qué vergüenza este papanático tratamiento, muchachos!) Harimaguada ese que nos hiere los ojos del espíritu cuando venimos del prostituido sur de nuestra isla: lo que no obsta para que continúe yo manteniendo, en general, mi respeto crítico hacia parte de la escultórica de Martín Chirino, como hacia otros que tienen obras que también me repelen".
Ahora, insistiéndose sañudamente con esa colonial política de la aniquilación total de nuestro espíritu colectivo, se nos quiere hacer colar como grandiosidad, como inmensurable beneficio social para Canarias, esa agresión metropolitana contra Tindaya, "y sin importar que haya sido lugar sagrado entre los antepasados mahoreros, y sin respetarse que sea espacio natural protegido".
Y me importa muy mucho que el proyecto del escultor Chillida sea, en verdad, maravilloso, que se convierta a Tindaya en una auténtica obra de arte. Pero más me importa que va el respetable -supongo- artista vasco a intervenir en una colonia aprovechándose del inmisericorde poderío metropolitano español.
¿Por qué no llena de bombillos coloreados o de adornadores hierros retorcidos al árbol de Gernika y luego instala bochinches y kioscos con suvenires para que los turistas visitantes hagan gasto y mejoren la economía de Euskadi?" (Había una tristeza sorda, cruel, en las palabras del Viejo Maestro).
Después de leer Los españoles y los euskaldunes ya no puedo pensar igual que antes sobre Euskal Herria, ni entenderé al pie de la letra cuanto lea, oiga e incluso vea televisivamente las noticias españolas sobre Euskadi.
"Por eso más me duele que sea precisamente un vasco quien se preste a ser partícipe principal de este oprobio contra nuestro pueblo -pueblo que existe, por más sorroballado que se encuentre".
Podrá el señor Chillida no cobrar una peseta por su -tampoco lo dudaremos- tremendo trabajo arquitectónico; mas habrá otros que sí cobren, parásita y copiosamente. Podrá el señor Chillida sentir el respetable y vehemente anhelo de realizar la magna obra de su vida en la sagrada y prostituida Tindaya (¿qué decir de todo el dineral que ésta ha proporcionado a sus y hasta ahora?).
Mas debe saber el prestigioso escultor vasco que la va a realizar colonizadoramente, como godo abusador, y que su obra no puede ser más que otra abusiva acción metropolitana aprovechándose de nuestra total indefensión.    Como vasco que es, el señor Chillida debe esperar a que seamos un país independiente; y si no puede realizar su violador trabajo artístico, que no lo realice. El señor Chillida debe saber que, mientras los malditos poderes esbirriles se vuelcan en su magna y sospechosa "obra", el Museo Canario -por ejemplo y si no se le pone rápido remedio- continuará corriendo el riesgo de incluso desaparecer por falta de riego económico.
El señor Chillida tiene que saber, pues es vasco, que su vehemencia creadora está siendo utilizada contra un pueblo desconscienciado, contra un pueblo condenado a la esclavitud intelectual, contra un pueblo que sólo progresa en miseria moral.
Debe saber que ahora, y aprovechándose de su comprensible vanidad artística, persisten los políticos y demás notorios canarios colaborando traidoramente con un poderío metropolitano inmisericorde y abusón
("Los opositores de Famara denuncian que se les disparó -con armas de matar- en la última concentración" leí el pasado día 25 de diciembre en uno de los periódicos). Pero ahora también seguimos habiendo canarios que no nos hemos rendidos, que continuamos pugnando pacíficos por la soberanía dignificadora de nuestra Patria. Y, mientras haya canarios insumisos, la conquista no concluirá, la independencia será factible. No estamos conquistados; estamos sometidos, que no es lo mismo, sí…
¡Benditos sean quienes han mantenido y mantienen encendida la llama de la rebeldía libertaria, y malditos sean quienes colaboran codiciosos y traidores en la aniquilación de nuestro espíritu colectivo!



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