CON CARGAS Y A LO LOCO
GUILLLEM MARTÍNEZ
1- Lo de ayer del
Tsunami, un éxito. Cuantitativo –un porrón de gente en el Aeroport/las
Quimbambas–. Y cualitativo –por primera vez en la Cosa se produjo el
manifestante francés, ese tipo que si ha de liarla en un aeropuerto, la lía–.
La manifestación supuso, entre ayer y hoy, la suspensión de un centenar de
vuelos. Algo importante en una ciudad que, snif, vive consagrada al turismo.
Como Disneylandia, ese modelo para el Sur de Europa y del que tanto hay que
aprender. La mani ha supuesto portada en el NYT. Es decir, iconografía mundial.
Si España Global quiere contrarrestar eso, debería contratar a los Rolling. O,
incluso, matarlos. A lo del aeropuerto se ha de sumar las manis en el
territorio –más de 200; algunas, con bloqueo de vías; las vías del AVE fueron
quemadas, de lo que se deduce que eran de papel, o me tocará repetir Física en EGB–,
innumerables, variables, móviles en BCN. En total, 131 heridos. Pocos, diría.
La poli estaba en modo ma non troppo. De esos heridos, seis fueron en la Zona
Zero Aeroport. De ellos, uno perdió un ojo –las pelotas de goma están
prohibidas en Cat, pero el CNP está, en ese sentido, por el amor y contra las
fronteras; también puede que no fueran de goma, sino de espuma, las que
disparan los Mossos–, y otro, un testículo –al parecer, por golpe de porra,
emitido con tecnología nativa/Mossos–. Los Mossos tuvieron puntas de calentón.
Una de ellas consistió en arrastrar un manifestante con una furgoneta. Algo que
es delito en todo el mundo. Bueno, quizás no en Texas.
2- En lo que es una
metáfora del todo, hoy, no obstante, el trade mark Tsunami no emite. No lo harán,
al parecer, hasta que haya chorrocientas instalaciones de su app. Quieren pasar
del canal Telegram con el que se comunican con los mortales, y hacerlo por esa
otra vía. Para acceder a la app –Android, que no IOS–, necesitas un QR. Y el QR
te lo tiene que dar en analógico una persona de confianza, que verifique que lo
eres. La app es, vamos, un filtro. Posiblemente elaborado por a) el
subconsciente. O b), el consciente, que te indica que tienes que cambiar de
mecanismos una vez que Interior/Marlaska ha dicho que van a por ellos. Ir a por
ellos, supongo, es identificar a algunos cyber-usuarios, y colgarles el cargo
de sedición, que ayer se produjo –por fin y con todas las letras; algo no
acaecido en su luminosidad en 2015–, con el bloqueo al aeropuerto, ese delito
federal si esto fuera una federación.
3- Inciso. Tsunami
Democrátic tiene un punto oscuro. Su identidad. Al parecer, es algo que tomó
cuerpo para el 1O. Participó, se supone, en la creación de la cosa informática.
Un invento sin centro, ocurrente, de aplicaciones democráticas. El paso a
maestro de ceremonias en estos días tiene, no obstante, su cosa inquietante.
Más si se piensa que puede ser una organización paragubernamental, como casi
todas. Hay indicios. A saber: a) fue presentada a todo bombo en los medios
públicos y concertados, sin especificar su origen o composición, b) comparte
léxico gubernamental –es decir, marcos–, y c) ayer desconvocó una mani en un
momento dado, el sello de la organización gubernamental. En ese sentido, Enric
Luján –@imGeheimenm, coautor de Resistencia Digital–, ha publicado un hilo,
especulando sobre el origen de Tsunami. Grupo que dibuja como un élite técnica
y vertical. Lo que no es ni bueno ni malo. Le pasa hasta a la NASA. Luján, no
obstante se centra en la app, una herramienta de muy difícil infiltración
policial –y, todo lo contrario, periodística–, que sólo podrá aparecer en
Android, y no en IOS, por los filtros de Apple. La describe como una posible
herramienta de control, vertical, capaz de lanzar y coordinar acciones
descentralizadas. Pero, y aquí va lo importante, "desde la más extrema
opacidad". "Una entidad de la que no sabemos nada, excepto su alto
nivel de sofisticación tecnológica, está a punto de ganar el control efectivo
de todo un territorio, operando desde la más absoluta oscuridad". Se trata
de una herramienta que precisa de un antiautoritarismo feroz por parte de quién
la domina. Y, aún así, tampoco hay garantías de que no se le vaya la bola. Es,
vamos, un acceso al poder sobre la ciudadanía, que sólo exige la fe de la
ciudadanía. No la información. Lo que, me temo, relaciona a Tsunami con la
esencia del procesismo, esa verticalidad fundamentada no en la violencia, sino
en la obediencia. En la propaganda, y en su redescubrimiento continuo: la fe ciega.
Ya veremos. Lo veremos el viernes, ese día raro, como verán más abajo. Fin del
inciso.
4- La metáfora que
les comentaba en el punto 2 –que tras el inciso anterior queda a tomar por
XXXX–, alude al hecho de que, vale, hay manifestaciones. ¿Pero a dónde
conducen? ¿Cuál es su objetivo? ¿Son sostenibles?
5- Ya no son manis
por la indepe –se acabaron en 2017–. Ya no son manis por los presos –se
acabaron, exactamente, ayer–. Son, al parecer, contra la sentencia, y canalizan
el enojo, enorme en el procesismo. Enojo por la sentencia. Y enojo por el
procesismo, por su fracaso, no tanto político –que ha sido un éxito; ir tirando
casi 10 años sin nada en las manos es hasta meritorio– como humano, por el
hecho, en fin, de haber sido una mentira. Las protestas, y este es su límite,
no someten a contradicción al Gobierno, que está más contento que un chinche
con la sentencia, y hasta cierto punto con las manis, Con ambos objetos podrá
edificar una campaña electoral y, tal vez, otro Gobierno no provisional.
Someten a contradicción al Govern. Un Govern que en una ventanilla anima a las
manifestaciones y a una desobediencia –de la que se escaquea–, y por otra
reprime a los manifestantes. 131 heridos, un ojo, un testículo.
6- No se sabe si
las manis contra la sentencia pasarán a ser manis contra el Govern. Es poco
probable. Ese es, lo dicho, su límite. Hay pocos datos, en ese sentido, sobre a
dónde van las manis. Se sabe su estructura. Son un chorreo de manis, convocadas
vía canales, por varias entidades. Pueden ser sincrónicas. Mañana empiezan las
marchas sobre BCN. Son como la de sobre Roma pero al revés. Vamos, no pretenden
hacer caer un gobierno, sino que no caiga. Estarán integradas por personas que
no están acostumbradas a que la poli/su Govern les pegue. El viernes, el día
que lleguen a BCN –cuidadín; entre pitos y flautas puede llegar una cantidad
asombrosa, próxima al millón–, no hay, al parecer, programa de festejos. Por
primera vez flota en el aire que esos manifestantes no aceptarán la performance
que las organizaciones les proponen cada año por el 11S –que si una camiseta de
un color, que si gritar muy fuerte para hacer caer un muro de cartón, que si
llevar la ropa interior por fuera–. A su vez, no los veo dándole para el pelo a
su Govern. ¿Qué se les invitará a hacer en BCN? ¿Otra mani por la amnistía o
por lo que diga el Govern? ¿Irse? ¿Ponérselo difícil al Govern con acciones
propias de una manifestación en cualquier otro biotopo? Si hacen eso último no
sólo significaría un cambio. Sino el nacimiento de un sujeto político,
extraparlamentario, que pasara del Procés y del Govern. Ahora mismo, por ese
nombre no me sale nadie.
7- Ayer, por
ejemplo, afloró esa contradicción. En un momento de la noche, cuando en el
Aeroport se puso chungo y la cosa perdió el tono de acampada cristiana, Tsunami
–un canal que se presentó diciendo que jamás desconvocaría una mani; una
alusión, una crítica a las desconvocatorias de ANC y Òmnium el 20S y el 28O del
2017, que impidieron rebelión, sedición y, en general, todo– desconvocó la
concentración. Hubo gente que no se dio por aludida. Un indicio de que las
asociaciones, determinantes en la canalización de la cosa, y hoy descabezadas,
están perdiendo la capacidad de canalizar la cosa. De impedir que no sea
contradictoria. De que afloren, en fin, los problemas que tapaban. Tapaban el
hecho de que, desde 2012, no había nada. Pero nada. No solo en la Cosa. En la
política cat no había, ni hay, nada, salvo la bandera y, aún con mayor
intensidad, la austeridad, esa forma de violencia social.
8- Hoy, el Govern
ha amanecido con esas contradicciones. Ha habido un Consell Extraordinari. En
el mismo día en el que se hacen los Ordinaris. Vamos, que de Extraordinari,
sólo el nombre artístico. El Govern ha acordado –tachán-tachán–, nada.
Literalmente. No hacer nada, suspender su actividad –su estado natural– e ir a
los actos por la amnistía, por la sentencia, o por el enfado. Mezclarse con el
pueblo. Y con la poli. Sus dos negociados. El Presi Torra ha asumido esa
contradicción en público. Y ha agregado que es "la del 1O". Un Govern
que había vaciado de contenido –junta electoral, censo fiable, recuento fiable–
un referéndum, pero que a la vez animaba a la población a participar en un
referéndum. Seguimos en esa casilla.
9- Meritxell Budó
–otro fruto de la selección negativa–, Consellera Portaveu del Govern, y que
algún día, haya o no República, tendrá su propia serie de dibujos animados, ha
ido más lejos y de manera más hilarante en el cultivo de la contradicción.
Nunca pongo declaraciones, pero esta tendría que ponerla en letras de oro. Tras
afirmar que el Govern "comparte la rabia de la gente", ha afirmado
que "era necesario actuar –los Mossos, ayer, en el Aeroport– para
preservar la integridad y la seguridad de las personas, porque en caso de romperse
el cordón se entraba en el terreno de la infraestructura del aeropuerto, y
tenemos antecedentes de que por ocupar las pistas te pueden acusar de
sedición". Otro chiste malo y Budó puede acabar como The Joker, the movie.
10- Las
contradicciones continúan. El jueves hay pleno –igual voy y me tomo un cocoloco
con Steven Forti–. Está previsto que el Parlament haga algo institucional
frente a la sentencia. Lamentablemente, está previsto en nuestra cabeza, y poco
más. No hay prevista ninguna votación. Y parece que no harán nada. Torrent no
va a sacrificar su vida política –y la otra–, por una declaración chorra y sin
recorrido y aplicación. Ni, me parece, nadie. Los que animan a la desobediencia
en las calles la omiten en los pasillos. El unilateralismo, al menos desde el
28O de 2017 hasta esta mañana a primera hora, ha muerto. Salvo en su
vocabulario. Un vocabulario sometido a contradicción, estos días, en las
calles.
11- La
contradicción en Torra es preocupante, pues parece no estar programado para
ella. No es un político ni un poeta, esos seres contradictorios. Es un señor
con fantasías determinadas, como muchos que te encuentras en la oficina, que ha
accedido a Presi por esa región del destino denominada selección negativa.
Puede petar, vamos. Parece ser que se ha propuesto dejar de ser Presi por
invitación del Estado. Lo dejará de ser en breve, cuando le juzguen por
desacato a la JEC. Podría dejarlo de ser antes, en un ataque épico. Ha tenido
ocasiones para desobedecer, individualmente y de forma mediática. Y pirarse por
todo lo alto. Hoy, por ejemplo, ha tenido chorrocientas mil. Y mañana, también.
Tantas como el procesismo tuvo cada día hasta 2017. Tienden a no hacerlo nunca,
pero cuando lo hacen, lo hacen de la manera más aparatosa, y menos reflexionada
y planificada.
12- La sensación es
que en las calles pueden estar pasando dos cosas. La a) sería que desde 2012 se
ha creado, vía propaganda, un monstruo. La propaganda, en fin, sólo crea eso.
Un monstruo a las órdenes del Govern que, como en las pelis de monstruos, ha
salido a dar una vuelta, pensando que el mundo es como el laboratorio en el que
le fabricaron. La b) sería lo contrario. Una sociedad está siendo consciente de
la mentira, en algún grado. Una mentira creada, me temo, precisamente para desarticular
una sociedad movilizada contra el Govern y la austeridad hace años, y que fue
aplastada por el peso de la bandera. Los finales de un ciclo dramático suponen,
además de un fracaso social y político, un desastre. No obstante, en la vida
casi nada es a) o b). Sabremos si estamos ante a) o b) en breve. Tras el
viernes como máximo.
13- Aunque igual
está pasando c). El enojo. Un enojo momentáneo, y justificable y excusable por
la sentencia. Relativamente tolerado por el Govern y por el Gobierno, que ha desplazado
1.800 antidisturbios, menos del 10% que cuando Piolín. Está previsto que se
piren en noviembre. Es decir, al final de un enfado.
14- Hoy, con el
Tsunami en apagón tecnológico, había cortes de autopistas. En BCN, al menos, un
par de manis a media tarde. La ANC tenía un acto muy ANC. Ir por ahí con velas,
esa invitación a la melancolía. O al Corpus. ANC, Òmnium y CDR convocaban
también concentraciones contra la Delegación del Gobierno en las cuatro
provincias. En Girona se ha liado. Y en Tarragona. En BCN, también. Mucho. En
la estética más de manifestación que de merendola de Gandhi con unicornio. Es
la primera vez que ANC y Òmnium no lo controlan todo. Lo que es importante. Lo
que es una contradicción que tendrá que superar, asumiendo su relevo, o
pugnando por expulsar del pack poble a los nuevos manifestantes. Por lo que vi,
la poli se empleó. No a nivel Vietnam/Huelga General en BCN. Se intuye que
tienen órdenes de que la sangre/la contradicción no llegue al río. Aún.
15- Vuelvo a casa. Mientras
escribo esto, miro TV3. Cubre la mani de perfil. TVE cubre la mani por todo lo
alto, describiendo el desembarco de Normandía. Meditación: una mani
retransmitida parece una corrida de toros, esa cosa en la que siempre muere
alguien. Conviene recordar que una mani es una mani. Una mani es como pasear
con tu hijo de 5 años. Es difícil mantener tu elegancia personal en ese trance.
Es aparatosa. Un lío. Pero también un derecho fundamental, superior, hasta
cierto grado –al que no se ha llegado, diría, y al que no se suele llegar–, a
los disturbios y molestias que crea. Es el gran derecho afectado en la
sentencia, diría.
16- Ya he escrito
casi todo esto. Vuelvo a la calle. Prosiguen los altercados. A) no hay para
tanto. En 2011-14, BCN vivió esas manifestaciones, más aparatosas incluso, con
cotidianidad. No llegaron a la población que se manifiesta hoy, ni a los medios
públicos y concertados, que hoy viven una suerte de primera vez. B) El
componente humano es diferente a aquellas otras manifestaciones. Por lo que
veo, es una clase media no precarizada, que va al insti o la uni, que viste
bien, que utiliza un vocabulario que no les encaja con la ropa –sueltan el
palabro anticapitalista con cierta facilidad–, que emite cánticos patrióticos,
y que no tiene costumbre de manifestarse en modo Belfast –hacen barricadas con
fuego y motos, esas cosas que suelen explotar al contacto con el fuego–, y que
ni tiene experiencia frente a la policía antidisturbios –se cree que no es
peligrosa; se creen que están en el mismo club, y les afean que no son dignos
de la bandera que llevan en el brazo; spoiler: todas las polis del mundo son
dignísimas de la bandera que llevan en el brazo; de hecho, son la bandera que
llevan en el brazo–. Unos vecinos que echaban agua, desde el balcón, para
apagar una barricada, dejó chorreando a dos chicas, vestidas de colorines y con
la cara tapada por un jersey de marca, que les dijeron a los vecinos, con toda
la naturalidad, "¿por qué nos mojáis, si estamos luchando por
vosotros?". La poli, a su vez, gasta esa cosa violenta y taciturna y
aleatoria –todo ello es sumamente peligroso– de cuando no les dan lo que le
pide el cuerpo, y van a 100, pero deben limitarse a 30. No fue un bello
espectáculo. En contrapartida, no era una multitud llamativa. La violencia
parecía no tener objetivo, salvo la identidad. Salvo no ser un procesista
tibio, diría. Uno de esos procesistas que hablan y mienten y no hacen nada, por
los que, de hecho, se manifestaban. Contradictorio, etc.
17- Sobre las 12 de
la noche. Moncloa ha sacado un comunicado. Que en Cat hay violencia
generalizada. No la hay. Hay disturbios. Más tarde, otro. Que no, que lo que
querían decir es que la violencia está siendo generalizada en todas las
protestas. Que tampoco. El reciclaje de hechos violentos, para fabricar alta
violencia con rentabilidad política, ha empezado a emitir. Lo hará mejor y sin
segundos comunicados.
18- Aragonès –ERC–,
ha hecho otro comunicado, muy ecuménico, en el que vincula ciudadanía e
instituciones, alude a un posible 155 y finaliza con un "alejémonos de
todas las actitudes violentas y depuremos las acciones no justificadas".
Todo muy en la linea del procés 2017 edition. Òmnium y ANC, o al menos sus
canales, no emiten nada en toda la noche. No sé lo que se quería desbordar,
pero se han desbordado las organizaciones peronistas. Tienen hasta el viernes
para reconducir la cosa, para inventarse algo, o para asumir su relevo, antes
de que herr Doktor Tsunami accione el botón de Skynet y empiece la época
Terminator en el procés.
19- El Departamento
de Estado USA ha pedido moderación a los manifestantes de BCN. No entiendo esa
emisión. Igual trae cola, una lógica que veremos en breve. O igual es una
colgada más de Trump, que cree que BCN es un cuartel turco en el Kurdistán.
20- Puigde, con la
euro-orden de Llarena, abandona su suspensión como diputat. No implica nada,
salvo que puede volver a votar, de forma delegada. Y que vuelve a cobrar. Lo
que, diría, es un beneficio para todos. Con la parte que me voy a ahorrar, me
voy a comprar un negroni.
21- La euro-orden
de Llarena sufrirá retraso, pues la ha enviado en castellano, y en Bélgica como
que no. A la egregia firma España Global le aumenta el trabajo. Igual hacen un
largometraje explicando al mundo que el castellano, gracias a la mejor
constitución del mundo y a un modélico proceso de transición que hizo a este
país, zas, la democracia más avanzada de la Premier, debería ser oficial en
Bélgica.
22- Rocío
Monasterio ha venido a BCN. Como Marilyn en Corea, ha animado a las tropas.
Estos actos simbólicos indican a dónde conducen las políticas simbólicas. Y de
qué marco salen.
23- Esto es un
subidón para el R'78, lo único no sometido a contradicción en estos festejos.
Se está recomponiendo tan aceleradamente que hoy le han dado el Planeta a
Cercas.
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