sábado, 12 de octubre de 2019

¿CANARIAS FIRST?


¿CANARIAS FIRST?
JM AIZPURUA
El del tupé de zanahoria lo tiene claro, pero ¿nuestro amado presidente canario qué opina del tema? ¿Es Canarias lo primero en su agenda?

Les prevengo que, en su día, yo voté “no” a la Constitución78. Ello me da una retórica autoridad moral, pues lo vi venir y advertí, por escrito, con lo que hoy podría decir: “te lo dije”.
Y no hay que tener miedo ni prudencia; “Canarias primero” y ni ética ni democráticamente, nada, y menos la rutina goda, puede interferir en el desarrollo social del pueblo canario-wanche, que tiene un derecho universal a su desarrollo, a la utilización de sus recursos, a su veraz historia y a ejercer la solidaridad según usos y costumbres propios. ¡Canarias first!
NOTA: El pensamiento del autor no coincide consigo mismo (que se joda el empapelador).

Siguiendo el argumento que en 2019 tiene un sentido diferente al que tuvo en 1978, la Nación Canaria-Wanche tiene unas nuevas metas democráticas que alcanzar en el marco de los DDHH y la Democracia Universal que la UE proclama y persevera en perfeccionar. Ese es el fundamento de la libertad canaria, y no los estrechos y sesgados límites de una constitución votada con música de sables y sin alternativa ni participación, que pretende convertirse en fuente de derecho, cuando realmente es un río.
En nuestra isla a la Constitución78 en referéndum le dijeron (si) 260.166 ciudadanos y otros 200.146 no lo hicieron. Hoy el más joven de aquellos votantes es sesentón. ¿Es esa una legitimidad sagrada? Y más en mi territorio natal vasco donde 371.456 dijeron (si) y 503.480 no lo hicimos.
La colonia canaria, merece, tiene derecho, incluso desde la óptica ONU, a una revisión de su estatus dentro del Estado español y de la UE. Sus actuales limitaciones institucionales no le permiten obtener el desarrollo social, laboral y nivel de vida que merecería en semejanza con otros pueblos. Los 500 años (¡se dice pronto!) de colonización hispano-castellana no le han hecho justicia y hoy se encuentra en la cola del desarrollo europeo, sin una estructura robusta y resistente de progreso con la mitad de su población en riesgo de pobreza y su nivel de vida alejado del europeo, desangrada por sus endémicas migraciones huyendo de la cruel miseria. Necesitamos cauces e instrumentos que permitan nuestro desarrollo permanente. ¿Quién puede negarlo?
La sociedad civil debe organizarse en torno a proyectos de desarrollo canario, lejanos del falso nacionalismo oportunista que se infiltró en la coalición como un tóxico veneno españolista del más cobarde tinte neofranquista y cipayo. Y si no vean donde estamos tras sus 20 años de gobierno y sáquense un selfi con el pajarraco de las Ramblas o frente al colegio Onésimo Redondo.
Canarias first, es algo muy serio, no es suficiente un grito de independencia, pues esa opción aún no está consolidada, divulgada, negociada, plasmada y votada. Una vía armada hoy es inconcebible. Meternos en un “indigenismo” reivindicativo nos llevaría a un “cul-de-sac” en el que nadie sabría dónde situarse. El Estado y la UE tienen el deber moral-ético de facilitar un camino institucional para que, unidos o independientes, los canarios accedan a una senda diferente que les proporcione estabilidad y progreso permanente. Fórmulas hay muchas.
Lo bueno para la casta españolista, nunca fue bueno para el pueblo canario y vimos con el tracking cómo seguimos siendo un territorio insignificante para el godo metropolitano y sus secuaces medianeros.
Por todo ello yo ya he comenzado a teñirme el tupé de color zanahoria y a pronunciar con acento muy gringo: ¡Canarias First!

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