AMÉRICA ERA UNA FAROLA
DAVID TORRES
Muchos han sido los
comentarios hirientes e incluso despectivos sobre el paracaidista que chocó
contra una farola durante el desfile del pasado 12 de octubre. Sin embargo, muy
pocos han caído en la cuenta de que el incidente, que pudo ser mucho más serio
de lo que fue, constituía una perfecta metáfora de lo que se estaba celebrando
con tanto avión, tanta tanqueta y tanto helicóptero. Al fin y al cabo, Colón
también topó con la isla Guanahani de pura chiripa, en el afortunado final de
una travesía en que se encontró con una ráfaga deshilachada de América sólo
porque América estaba en medio de su camino hacia las Indias.
Aunque García
Márquez lo acusaba de tener «la pava», o sea de ser un gafe consumado, también
es verdad que la pava fue casi toda ella para todos los pobres indios,
empezando por la errónea costumbre de bautizarlos con un patronímico de otro
continente y terminando con una vistosa joyería de cadenas. En los Diarios del
almirante, en sus primeras anotaciones antropológicas, puede leerse sin el menor
rubor: «No llevan armas ni las conocen. Al enseñarles una espada, la cogieron
por la hoja y se cortaron al no saber lo que era. No tienen hierro (…) Serían
unos criados magníficos (…) Con cincuenta hombres los subyugaríamos a todos y
haríamos con ellos lo que quisiéramos». Exactamente esta apoteosis de la
esclavitud es lo que se celebra en el Día de la Hispanidad.
Colón descubrió
América de casualidad pero lo cierto es que algunos de los mayores
descubrimientos históricos, artísticos y científicos también tuvieron lugar por
accidente. Así, Fleming dio con la penicilina sólo porque al regresar de unas
vacaciones se encontró en el microscopio una placa de Petri con un continente
de bacterias recortado por el moho. Los inesperados efectos secundarios de la
viagra aparecieron por puro azar, mientras los químicos de Pfizer ensayaban un
fármaco contra la angina de pecho. A Vicente Blasco Ibañez una inocente errata
le mejoró muchísimo una frase de una novela: «Aquella mañana doña Manuela se
levantó con el coño fruncido».
Con la curiosa
costumbre que tienen los militares por arrestar objetos inanimados -desde palas
que se cayeron del camión a garitas donde se suicidó un recluta- raro sería que
la farola no termine acusada de sedición, como si fuese parte del procés: otro
obstáculo más contra la gloriosa unidad de la patria. A Pablo Casado,
enfebrecido de fervor nacional, se le cruzaron los cables de la LOGSE y
escribió un tuit en el que parecía estar celebrando el quinto centenario de la
primera vuelta al mundo de la Virgen del Pilar en patinete. La errata se le fue
de las manos tal vez porque su currículum universitario era todo él una errata.
Había varias erratas más en el desfile, casi todas ellas de pie en los lugares
de honor y en las primeras filas. La farola, en cambio, estaba en su sitio,
aunque no lo pareciera.
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