TRAS LEER "EL CALLEJÓN SIN
SALIDA"
POR RICARDO GARCÍA LUIS
Víctor Ramírez -¿incombustible?-
empezó aquel año con su "DESDE EL
CALLEJÓN SIN SALIDA", libro de sesentinueve artículos: cincuentitrés
publicados en DIARIO DE LAS PALMAS y dieciséis vetados o prohibidos por la
dirección del mismo periódico y que vieron la luz posteriormente en LA VOZ DE
LANZAROTE. El libro, con espléndida portada del recientemente fallecido pintor
grancanario Jorge López Doblado, fue editado por la editorial "Benchomo".
Lo
prologó el escritor Alfonso O'shanahan (que se ve "recordando aquellos días en que, compartiendo páginas, muchos lectores
nos veían, junto a otros colaboradores, 'coloreando' el periódico con unas
tonalidades que llegaron a ser predominantes -y a la vez preocupantes para los
no acostumbrados a esas clases de colores, inusitados en la prensa que por
estos lares se estila... Mas todo pasa y fenece, y por ello recuerdo esa etapa
como acaso la más vibrante e ilustrativa, por lo ejemplar, del Diario...").
Esta
declaración de O'shanahan justifica todos los artículos incluidos en este
volumen de Víctor Ramírez (y en los ya anteriormente editados: "RESPONDO", "LA ESCUDILLA", "LA RENDIJA" y "PALABRAS DE AMAZIGH"). O'shanahan
contempla como excepción lo que debiera ser normalidad en un país -se dice "democrático"-
que recoge en su Constitución -tan traída y llevada... atropellada- la "libertad de expresión" como uno de
los pilares que la tratan de legitimar (cierre de un periódico -el EGIN-, detención de periodistas, silencio
vía publicidad institucional, ucases oficiales...).
Víctor Ramírez, didáctico -como buen
profesor que es-, explica por qué Canarias "no levanta cabeza". De forma tenaz va repitiendo -en pura
vigilia- que el remedio se encuentra en "luchar por la soberanía de Canarias" (no es un secreto
para nadie que Víctor seguirá con su discurso independentista).
Pienso
que quien decidió "aburrirlo" (a base de arbitrarios "vetos
y prohibiciones": basta leer los artículos censurados para darse
cuenta de que fue una maniobra de intento de "acoso y derribo")
cometió un error. ¿Consiguieron el objetivo? ¿Es conveniente cerrar el paso a
un magnífico escritor porque a alguien -o a muchos- no le agraden sus ideas?
¿No se acentuará más su natural rebeldía?
El
sectarismo, el maldito sectarismo ("Quien no piense como yo, es mi
enemigo") y la mediocridad (¿por qué no se acogieron sus oponentes al
derecho de réplica?) sacaron a Víctor Ramírez -que se sentía feliz, ¡era
feliz!- del DIARIO DE LAS PALMAS...
En estos peñascos no estamos acostumbrados a convivir; la intolerancia es
homicida. Impera, desde siempre, "el pensamiento único" (el 1984 orwelliano).
El libro se encuentra estructurado en
base a un grupo de conversadores (no digo "tertulianos" porque
me asquea la artera manipulación que éstos están realizando): el viejo Armiche,
El Cobra, Miranda, el llamado Pancho y el propio Ramírez. Con la habilidad que
le caracteriza -es uno de los grandes escritores de Canarias- pone a hablar a
esta gente y no queda "títere con cabeza": se apoyan en textos
silenciados o poco -o nada- conocidos y sacan sus enseñanzas éticas.
Se
habla de Timor, los palestinos, la Iglesia, políticos canarios, empresarios,
instituciones... Todo va a parar a la necesidad de conseguir para Canarias su
soberanía como solución de nuestros problemas: equilibrio emocional, búsqueda
de nuestras raíces (identidad), solución a la miseria de una cuarta parte de la
población nativa, potenciar lo nuestro..., dignidad.
Escojamos al azar: "No son
malas minas las que algunos forasteros encuentran en estas Islas a pesar de que
sus naturales somos tenidos por pobres..." (¿Quién, cuándo y por
qué se dijo esto?; se le puede achacar, sin ir más lejos, al negocio de
Tindaya; pero no. Lo escribió José Agustín Álvarez Rixo, natural del Puerto de
la Cruz, en su libro "CUADRO
HISTÓRICO DE ESTAS ISLAS CANARIAS DE 1808 a 1812" y refiriéndose a los
"doscientos mil pesos" que consiguió el General
Perlasca tras cinco años en Canarias.
Termino
con el artículo de Alonso Quesada, publicado en 1920 bajo el título "¿POR QUÉ DESAPARECE EL LAUREL?": "Porque sobresale. El laurel no puede continuar en alto. Y enfrente del
Casino, menos. Es la perenne historia insular. El rodillo nivelador de que nos
habló en memorable fecha don Luis Millares. Hemos pasado junto al laurel
herido. Durante muchos años se irguió gallardo, superior, espléndido. Pero los
hombres pequeñitos diéronse cuenta de que el laurel les vencía en estatura y
han acordado suprimirlo. Es un caso de envidia provinciana".
Uno
observa cómo nuestra intelectualidad -salvo contadísimas excepciones- se une
incondicionalmente al poder de turno, ¡el que sea! Por lo que me pregunto: ¿y
si Víctor, autor de una de las narrativas más importantes en lengua castellana,
se hubiera acomodado, seducido por los cantos de sirena de ese poder?
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