PEDRO SÁNCHEZ JUEGA SUCIO
DAVID BOLLERO
Ni siquiera se ha
iniciado la campaña electoral y Pedro Sánchez ya ha jugado sucio. Anunciar la
revalorización de las pensiones en un acto de precampaña del PSOE es inmoral,
impropio de un presidente de Gobierno y ruin. Mezclar la presentación de un
programa electoral con una medida de facto del Gobierno en funciones es un
error que hace desconfiar de quien comete tal patinazo.
Ayer Pedro Sánchez
presentaba el fruto de los meses de no-negociación entre PSOE y Unidas Podemos
(UP). Tal y como relataba a finales de agosto, presentar un nuevo programa
electoral seis mes después de las anteriores elecciones y, lo que es peor,
reunirse con los colectivos para hacerlo -porque no se hizo para el programa
del 28 de abril- dice muy poco de un partido. Mientras millones de votantes
esperaban que PSOE estuviera negociando con UP, éramos much@s l@s que sabíamos
que lo que realmente hacían en Ferraz era rearmarse para acudir de nuevo a las urnas.
El hecho que
durante la ‘venta’ de ese programa electoral, Sánchez anunciara una medida de
Gobierno es absolutamente intolerable. Siempre he tenido mis dudas acerca de la
conveninecia de que un presidente y el resto de su ejecutivo hiciera campaña,
pues el tiempo que absorben unas campañas y precampañas cada vez más largas es
tiempo que se resta al gobierno del país. Si además, se hace campaña desde el
mismo gobierno -más allá de los ‘viernes sociales’-, es una auténtica
desfachatez.
Esto nos lleva a
otra problemática en España, que le acaba de explotar en la cara a Íñigo
Errejón. La dimisión de uno de los principales activos de Más País, esto es,
Clara Serra, es un torpedo en la línea de flotación del nuevo partido político,
que por los pelos no pierde el tren electoral al casi no lograr los avales para
Barcelona. Serra ha puesto de manifiesto uno de los problemas de absolutamente
todos los principales partidos políticos: el hiperliderazgo. En muchas
ocasiones se ha puesto a Podemos como ejemplo de este hiperliderazgo con Pablo
Iglesias pero, ¿acaso es distinto en las otras formaciones?
Los partidos
tienden a construirse en torno a una única figura y eso, en realidad, los
empobrece. En algunas formaciones, como Izquierda Unida (IU), sucede lo
contrario, que se diluye tanto el liderazgo que a veces pareciera que el
partido no fluye, se desparrama. Sin embargo, por lo general, es el número uno
de los partidos el que no lidera, sino que ordena.
Entramos en el
conflicto de qué tiene que ser un líder o lideresa, y es alguien a quien
seguir, no alguien a quien obedecer. Y cuando se sigue es porque se está
convencid@, no sometid@; y para estar convencid@ antes ha habido que
confrontar, que contraargumentar, debatir con ese líder o lideresa las medidas
a adoptar y ver cómo, en ocasiones, l@s que siguen convencen a quien lidera. No
sucede eso en los partidos, cuyos líderes/lideresas terminan rodeándose de
personajes sumisos, perdiendo riqueza.
Cierro con un mea
culpa, el de los medios, que cada vez que surge alguien sobresaliente en torno
a la persona que lidera, en lugar de ponerla en valor, de identificarla como
alguien que suma, contribuimos a esa imagen de amenaza, primeramente hablando
de «delfín» y después de «Marco Bruto».
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