LA CIUDAD
JOSU AIZPURUA
Yo me vine de Adeje a Sta. Cruz,
pues buscaba huir de la marea turística y sus lacras, para refugiarme en
la docta capital donde intuía una actividad cultural de primer orden, pero
¡quia!; me equivoqué de pleno y salvo en Anghel y sus proyectos
editoriales, no encontré otra cosa que el vulgar Carnaval en el que el Segundón
insufla su poder para los amigos y pesebristas. Todo por la malla.
Y quedé varado entre las calles,
pues ciudad no hay, y si un conjunto de barriadas muy incomunicadas y donde el
orden urbanístico brilla por su ausencia, y un oscuro deseo de recalificación
anida en los poseedores de terreno.
Vivía yo en Sto. Domingo RD que se aprestaba a reunir a Urbanistas de renombre mundial para el enfoque de la ciudad en el siglo XXI. La cita era el lunes, pero X llegó el sábado, se paseo por la urbe, y dejo una nota; “cuando tengan una Ciudad; me avisan” y se volvió a Barcelona.
¿Qué diría el sabio urbanista de
esta pretendida ciudad chicharrera?
Al bajar del barco daría con el
muro-viviendas que oculta el Toscal, y se daría la vuelta al barco.
El caciquismo y sus acólitos de
partidos han creado una agrupación de espacios que no merecen ser llamada
“ciudad” y en cada rincón cometen las atrocidades que los benefician. No hay un
PLAN de urbe, de espacio para sus ciudadanos y visitantes que sea de calidad y
atractivo. ¿Piensan que meternos en La Castillo es atracción del siglo XXI para
turismo? Desde que murió el saxo dominicano aquello es demasiado aburrido como
para atraer a nadie.
La diferencia con Las Palmas se
hace ya inocultable y la decadencia chicharrera, al eliminar a la alcaldesa
electa Patricia, es ya inevitable en una orgía PPCC que fomenta el carnaval
pseudocolegial en el que muchos gozan vistiéndose de mujer ¿Dónde está la
gracia?
Adelante si se divierten, pero
eso no puede hacer ocultar en encefalograma plano del Ayuntamiento, que no
tiene otra cosa que hacer.
La limpieza es lamentable y las
calles están llenas de mugre que esforzados trabajadores barren con una palma.
Por las esquinas y junto a las
basuras las ratas corren alborozadas y la gente pasea entre las cucarachas.
Pero a nadie parece importarle,
ni avergonzarle, pues después de ver a Franco en su Monumento, lo demás carece
de importancia.
¡RUIDO! Mucho ruido de tráfico y
estridentes sirenas a todas horas como si de una ciudad peligrosa se tratara.
Son sirenas inservibles, para que los rateros huyan, y que siembran alarma y
molestias a la ciudadanía.
¿Por qué corren los vehículos en
Tenerife? La urbe es pequeña, mal comunicada, y no hay nada urgente para hacer
en ella. Y ¿Por qué corren? La tranquilidad debiera ser la norma de conducción,
de paseo, de vida, en un lugar que no es Manhattan y debe ser como la
naturaleza lo construyó; mirando al mar. Pero no para ver tanques y monstruos
petroleros si no para que los abuelos pesquen en sus costas y los niños jueguen
con las olas.
No soy el loco de la autopista, y creo que me debo ir yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario