jueves, 17 de agosto de 2023

CONAN DOYLE EN EL CONGRESO

 

CONAN DOYLE EN EL CONGRESO

Tras el apoyo de la mayoría absoluta de la Cámara a la investidura de Armengol podríamos concluir –elemental, querido Watson– que el parlamentarismo ha asesinado al relato mediático. Que le pregunten a Feijóo

GERARDO TECÉ

El Congreso celebra la Sesión de Constitución de la XV Legislatura el 17 de agosto de 2023. / Congreso de los Diputados

Lo mejor de que acaben las vacaciones es que desaparece la arena del culo. Lo peor es que los buenos libros son sustituidos por crónicas políticas como esta; que las tramas de Conan Doyle protagonizadas por Sherlock y Watson quedan aparcadas dando paso a tramas protagonizadas por Sánchez, Feijóo, Puigdemont y compañía. Es jueves 17 de agosto y hoy en España echa a andar la decimoquinta legislatura desde la Constitución del 78. Para los que saben que hubo vida democrática antes de Franco, la 104ª desde las Cortes de Cádiz. El misterio que los investigadores de la política llevábamos intentando resolver durante las semanas posteriores al 23J es el de si esta legislatura cristalizará en nuevo Gobierno o si, siguiendo la tendencia de sus anteriores compañeras impares –la 13ª y 11ª– acabará muriendo en el limbo de las legislaturas llevándonos a una repetición electoral. Como en toda trama interesante, el escenario que tocaba analizar parecía sencillo, pero no lo era en realidad. 

A un lado del hemiciclo, los 171 escaños de PSOE, Sumar, ERC, Bildu, PNV y BNG favorables a un gobierno presidido por el presidente interino Sánchez. Al otro, los 171 de PP, Vox y UPN –partido navarro ejemplar a la hora de aceptar la realidad trans, en este caso trans viene de tránsfuga– que quieren ver a Feijóo en La Moncloa. En el centro de la trama, una diputada de Coalición Canaria y siete diputados de Junts conformaban los ocho sillones más caros y observados con lupa del Congreso de los leones. La canaria y los siete catalanes tienen en su mano decantar la balanza de la gobernabilidad. Es decir, que Sánchez renueve en el cargo o que, por el contrario, vayamos a una repetición electoral con el elemental, querido Watson, riesgo de abrir esa puerta que le fue cerrada al bloque bifachito el pasado julio.

 

Ajustándonos la gorra y aspirando la pipa intentando desenmarañar posibles escenarios arrancábamos la jornada. Si Junts, es decir, si esos 1.300 centímetros cúbicos de masa cerebral que Carles Puigdemont oculta bajo su peinado en Bélgica, deciden abstenerse y los canarios saldan su deuda con el PP, que le entregó el gobierno de las islas a Coalición Canaria, tendríamos presidencia de Cuca Gamarra en el Congreso. Elemental, querido Watson. Si ERC, cabreada con el PSOE que da por hechos sus votos, decide darle un escarmiento, la presidencia no sólo sería para Doña Cuca, sino que Sánchez quedaría Cuco. Si Tamayo vive y la lucha sigue… En esas estábamos cuando llegó la noticia más esperada que aclaraba el escenario para los investigadores. Los 1.300cm3 han decidido apoyar la investidura de Francina Armengol, candidata socialista a presidir el Congreso. Es decir, si las cuentas no fallan, 178 votos a favor del bloque que conformará hoy una mesa de progreso en la Cámara y que podría llevar a Sánchez a repetir en Moncloa.

 

Como en toda buena trama, cuando la ecuación parece resuelta siempre aparece un elemento que sorprende a los investigadores dándole una nueva vuelta al escenario. Algo en lo que nadie, en mitad de las pesquisas, reparó: ¿y si Vox no apoya al PP hoy? Ha sucedido, como pueden ver en los informativos si observan atentamente el rictus de Núñez Feijóo, que esta mañana en el Congreso de los Diputados le ponía cara a la definición de la palabra morriña. Con lo bien que estaba yo en Galicia. Con 139 votos a favor de su candidata –PP, CC y UPN– frente a los 178 apoyos de la socialista Armengol, Feijóo tendrá complicado explicarle al rey que los 139 son votos ganadores y los 178, votos losers. El relato del partido más votado toca a su fin porque, como dice la canción de Tote King, hasta el mejor paseo por la playa acaba en las rocas. En política el paisaje no cambia a base de recorrer kilómetros sino de cruzar túneles. Tras el túnel del 23J, el Feijóo que caminaba triunfal hacia La Moncloa se conformó con intentar caminar triunfal hacia una investidura fallida. Tras el túnel de hoy, más que caminar deberá correr porque los suyos intentarán aplicarle la solución Casado. Pero dejemos de hablar de Feijóo y hablemos de gobernabilidad. El pacto tras el voto positivo de Junts al bloque progresista parece estar sustentado en dos pilares: lengua y comisiones de investigación. Es decir, batalla cultural y visibilidad política. Si se cumple lo pactado, el catalán sería lengua oficial en el Congreso y Europa y el Parlamento investigaría cómo las cloacas del Estado maniobraron contra los líderes independentistas. Una forma de resarcir el daño causado y un pacto que le habría salido barato a un Sánchez que tendrá que seguir negociando su investidura. Ahora, controlando los tiempos ya que controla el Congreso.

 

Podemos ir encariñándonos con la legislatura que hoy arranca, ya que los primeros síntomas dicen que saldrá de la incubadora. Una legislatura en la que 200 caras nuevas refrescarán el hemiciclo respecto de la anterior. Entre ellas, la no muy refrescante cara de Feijóo, que hoy ha descubierto cómo funciona el parlamentarismo español: no eres el primero porque lo digan las portadas de El Mundo, sino porque consigas los escaños necesarios para serlo. El bloque de izquierdas ha conseguido esos escaños hoy. Lo cual quiere decir que perderlos mañana lo cambiaría todo. Es decir, legislatura sí, pero para qué. Es la pregunta que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz tendrán que responderles a sus socios para no perderlos en el futuro si lo de hoy confirma que habrá repetición de Sánchez y Díaz al frente del Gobierno. El Congreso de la 15ª legislatura estará conformado por 11 formaciones políticas y ninguna de ellas hará de adorno por la aritmética de novela de intriga salida de las urnas. El resfriado de cualquier diputado en cualquiera de las votaciones hará temblar todos los cuarteles generales. El parlamentarismo –elemental, querido Watson– ha asesinado al relato mediático, podríamos concluir tras lo de hoy. Que le pregunten a Feijóo.

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