CÓMO SACAR AL PP DEL CGPJ
PABLO ECHENIQUE EN CANAL RED
Espero que en el PSOE tengan claro que los 12 vocales del turno judicial deben ser elegidos por el Congreso. Regalarle al PP 6 vocales en el Senado —y, por tanto, la mayoría en el nuevo CGPJ— después de casi cinco años de bloqueo sedicioso lanzaría un mensaje peligrosísimo para la democracia: que el golpismo tiene premio.
El Consejo General
del Poder Judicial —abreviado CGPJ— es nada menos que el órgano de gobierno de
uno de los tres poderes políticos de nuestro estado constitucional. Entre sus
competencias, la de nombrar al Presidente del Tribunal Supremo (que también es
el Presidente del CGPJ), a todos los magistrados y Presidentes de Sala de dicho
alto tribunal, al Presidente de la Audiencia Nacional y a los de cada una de
sus Salas, a los Presidentes de los Tribunales Superiores de Justicia de todas
las comunidades autónomas y a los de cada una de sus Salas y a los presidentes
de las Audiencias Provinciales de las 50 provincias. Vamos, que prácticamente
cualquier juicio que vaya más allá de la primera instancia estará en manos de
un juez nombrado por el CGPJ o al menos en un juzgado presidido por él. Además
de este enorme poder que implica el nombramiento de todos los puestos
importantes de la judicatura del país, el CGPJ también tiene otras competencias
importantes como la formación y el perfeccionamiento, la provisión de destinos
y ascensos o el régimen disciplinario (aunque esta última competencia se ejerce
—según parece— cuando hay un alineamiento planetario o cuando un juez se ha
comido a un bebé crudo y hay pruebas en vídeo).
De acuerdo con la
legislación vigente, los 20 vocales del poderoso CGPJ se eligen por las Cortes
Generales (Congreso y Senado) y, por ello, es inevitable que su composición
refleje de algún modo las mayorías políticas existentes en el momento de la
elección. Por ejemplo, los vocales que aún no han causado baja en el CGPJ
actualmente existente —quedan 16 de 21 (20 vocales más el Presidente— fueron
elegidos el día 3 de diciembre de 2013; hace casi 10 años. En ese momento,
gobernaba M. Rajoy en España, el PP tenía una mayoría absoluta de 186 diputados
en el Congreso y una mayoría absoluta todavía más amplia (en proporción) en el
Senado. Como consecuencia, el CGPJ constituido el 3 de diciembre de 2013 nació
con una clara mayoría de vocales designados por el PP.
Hasta aquí, todo
dentro de los parámetros mínimamente exigibles a una democracia moderna. El
problema es que los vocales del CGPJ tienen un mandato de cinco años según el artículo
122.3 de la Constitución Española, el problema es que esos cinco años se han
cumplido hace ya mucho tiempo y los vocales elegidos el 3 de diciembre de 2013
con mayoría absolutísima del PP siguen ahí. ¿Y eso cómo puede ser? La respuesta
corta es que el PP es un partido golpista que solamente respeta la democracia
si ganan ellos. La respuesta larga es que, cuando se cumplieron los cinco años
de mandato, el 3 de diciembre de 2018, ya habíamos conseguido echar al corrupto
M. Rajoy de la Moncloa, Pedro Sánchez era Presidente del Gobierno después de la
moción de censura y el PP se encontraba muy lejos de la mayoría absoluta; de
hecho, existía una mayoría absoluta de diputados y diputadas de los partidos
progresistas y plurinacionales, como el propio éxito de la moción de censura
demostró aritméticamente. Sin embargo, y de nuevo según la legislación vigente,
no basta con una mayoría absoluta para nombrar a los 20 vocales del CGPJ; hacen
falta 3/5 de los escaños en ambas cámaras. Esto significa que, si la derecha
tiene más de 2/5 de los escaños, aunque represente una minoría en términos
democráticos, puede bloquear la renovación del CGJP —recordemos: uno de los
principales poderes del Estado— todo el tiempo que le dé la gana. Y eso es
justo lo que ha hecho de forma sediciosa el PP durante los últimos 1713 días
(más de cuatro años y medio). ¿Y por qué ha desarrollado el PP este golpismo
judicial, además de porque puede? El motivo también es conocido y es doble. El
PP necesita controlar el CGPJ, por un lado, para poder colocar jueces afines en
todos los tribunales que van a juzgar a sus corruptos (y estamos hablando de
muchos corruptos y muchos tribunales). Pero, por otro lado, al PP también le
viene bien tener jueces colocados en los diferentes tribunales para llevar a
cabo acciones de lawfare; es decir, de acoso mediático y judicial sin pruebas
contra sus adversarios políticos. ¡Que nos lo digan a la gente de Podemos con
nuestras decenas de procedimientos abiertos que han ocupado miles de horas de
tertulias televisivas difamatorias para luego ser archivados en el más absoluto
de los silencios mediáticos!
Vale. El PP es un
partido golpista. Después de conocer la financiación ilegal de sus campañas
electorales o la utilización de las cloacas del Ministerio del Interior para
fabricar basura falsa contra sus adversarios políticos y destruir pruebas de
sus propias tramas de corrupción, esto es un hecho bien conocido y el secuestro
sedicioso del CGPJ sólo viene a confirmarlo. Pero, ¿y el PSOE?... a todo
esto... ¿el PSOE qué ha hecho? La respuesta corta es que el PSOE —con Pedro
Sánchez a la cabeza— se ha dedicado a pagarle las Fantas al PP durante cuatro
años y medio. La respuesta larga es que, en una sonrojante exhibición de
debilidad, el PSOE ha renunciado durante más de 1700 días a dar un golpe en la
mesa para hacer cumplir la Constitución. Desde la derecha política y mediática,
se ha desplegado con profusión un argumentario especialmente diseñado para
imbéciles: hablando de la "independencia de los jueces" mientras ellos
nombran a hooligans con el logotipo del PP tatuado en la frente como Arnaldo o
Espejel —para el Tribunal Constitucional, en 2021— a la primera oportunidad que
tienen, diciendo que "los jueces tienen que elegir a los jueces" como
si eso no violentara —a patadas— el principio democrático, como si eso no fuera
equivalente a pedir que la investidura del Presidente del Gobierno no se
produjera mediante el voto de los representantes de la soberanía popular en el
Congreso sino que lo eligieran los funcionarios de la Administración General
del Estado, o apelando al comodín clásico para justificar cualquier maniobra
derechista: "Europa no nos deja". Desde el PSOE, en vez de confrontar
con decisión estas estupideces, como les ocurre ¡ay! demasiadas veces ante los
marcos y el bombardeo mediático de la derecha, no han parado de temblarles las
piernas y se han dedicado a "tenderle la mano" primero a un tipo que
llamaba "felón" a Pedro Sánchez y después a otro que hizo campaña
para "derogar el sanchismo". Mientras tanto, en la planta alta de
Génova 13 poniéndose tibios de Fantas —seguro con algún "condimento"—
y pasándole la factura a Ferraz.
«Que uno de los dos
partidos dinásticos del sistema del 78 se dedique a hacer golpismo mediante el
secuestro sedicioso de uno de los tres poderes políticos del Estado es muy
grave. Pero que el otro partido dinástico del sistema del turno no haga
absolutamente nada por evitarlo durante cuatro años y medio y una legislatura
completa supone de facto recompensar el comportamiento golpista.»
Es legítimo que nos
haga gracia el asunto (porque el patetismo siempre tiene un punto gracioso),
pero la cosa es en realidad muy seria. Que uno de los dos partidos dinásticos
del sistema del 78 se dedique a hacer golpismo mediante el secuestro sedicioso
de uno de los tres poderes políticos del Estado es muy grave. Pero que el otro
partido dinástico del sistema del turno no haga absolutamente nada por evitarlo
durante cuatro años y medio y una legislatura completa supone de facto
recompensar el comportamiento golpista —permitiendo que se salga con la suya— y
situar, así, un perverso esquema de incentivos que puede encaminar al conjunto
del sistema democrático hacia su destrucción.
Porque claro que el
PSOE podría haber hecho algo. Desde el principio. Desde diciembre de 2018,
cuando caducó el mandato del CGPJ, hasta el día de hoy, el PSOE siempre ha
tenido en su mano arrebatarle de forma democrática al PP su minoría sediciosa
de bloqueo... y desde Podemos no hemos parado de reclamárselo (sin éxito). La operativa
es muy sencilla. De los 20 vocales que hay que elegir para conformar el CGPJ,
el artículo 122.3 de la Constitución establece que 12 deberán ser "Jueces
y Magistrados de todas las categorías judiciales" (lo que se suele llamar
el "turno judicial"), mientras que los restantes 8 podrán ser
"abogados y otros juristas, todos ellos de reconocida competencia y con
más de quince años de ejercicio en su profesión" (lo que se suele llamar
el "turno de juristas"). Sobre la elección de estos últimos, el
artículo 122.3 establece que la mitad serán elegidos en el Congreso, la otra
mitad en el Senado y en ambos casos por una mayoría de 3/5. Sin embargo, sobre
la elección de los 12 vocales del turno judicial, la Constitución Española no
establece ningún límite más allá de que ésta se llevará a cabo "en los
términos que establezca la ley orgánica". Es decir, lo deja enteramente a
la voluntad del legislador. De hecho, se ha cambiado varias veces el método de
elección de los 12 vocales del turno judicial en las últimas décadas y estos
cambios han sido validados por el Tribunal Constitucional. Con estos
antecedentes, no hay que ser Albert Einstein para encontrar una vía de
desbloqueo. Basta que una mayoría parlamentaria apruebe en el Congreso una
modificación de la Ley Orgánica del Poder Judicial que cambie las mayorías
necesarias para elegir a los 12 vocales del turno judicial de 3/5 a mayoría
absoluta con la concurrencia de la mitad de los grupos parlamentarios de la
cámara (cláusula pensada, esta última, para garantizar la pluralidad ideológica
del CGPJ resultante y evitar que un solo partido —o dos— pudiera designar a
todos los vocales). Además, sería pertinente pasar de un sistema en el que la
mitad de los 12 vocales del turno judicial se eligen en el Congreso y la otra
mitad se eligen en el Senado a un sistema en el que los 12 se elijan en el
Congreso. Primero, porque esta exclusividad del Congreso es lo habitual en el
nombramiento de numerosos cargos y órganos (presidente de RTVE, presidente del
Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, presidente y consejeros del Consejo
de Seguridad Nuclear, presidente de la AIRef, miembros del Consejo de la
Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, ...) y, segundo, porque
dejar ahora el nombramiento de la mitad de los 12 vocales del turno judicial a
la mayoría absoluta que ahora ostenta el PP en el Senado supondría no solamente
encargar un convoy de trailers llenos de palets de Fantas con destino a Génova
13 y pagados por Pedro Sánchez, sino además convalidar y recompensar la
estrategia golpista de bloquear los órganos constitucionales durante años hasta
que te vaya bien en las elecciones.
Cuatro años y medio
después de que haya caducado el mandato de los vocales del CGPJ nombrados por
la mayoría absolutísima de M. Rajoy en 2013, el PSOE anda filtrando a los
medios de comunicación que —ahora sí, ¡a buenas horas!— pretende rescatar la
norma para pasar de 3/5 a mayoría absoluta que llegó a firmar con Podemos en
2020 y que Pedro Sánchez retiró asustado ante los marcos mediáticos de la
derecha. Espero, de todo corazón y por el bien de la democracia, que en el PSOE
tengan claro que los 12 vocales del turno judicial deben ser elegidos en el
Congreso y no estén pensando en recuperar la norma tal cual estaba escrita.
Regalarle al PP los 6 vocales del Senado —y, por tanto, la mayoría en el nuevo
CGPJ— después de casi cinco años de bloqueo sedicioso lanzaría un mensaje
peligrosísimo: que el golpismo tiene premio.
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