ECUADOR EN CRISIS: CÓMO EL ODIO Y EL FANATISMO NEOLIBERAL
DESTRUYERON UN PAÍS QUE IBA BIEN
En Ecuador, lo
que los neoliberales en el poder desde 2017 tenían que hacer era equilibrar su
ideología privatizadora con la realidad compleja y el tipo de conflictividad
social de su país. Pero lo hicieron al revés y jodieron –literalmente– todo lo
que estaba bien.
ELVIN
CALCAÑO
Lo que ocurre estos días en Ecuador hay que situarlo en el contexto de un país que pasó de ser el segundo más seguro de América Latina a hoy ser de los más violentos del mundo. Una historia de irracionalidad ideológica (neoliberal), persecución política e irresponsabilidad mediática. Veamos.
En primer lugar, como demócratas debemos expresar total solidaridad con la familia de Fernando Villavicencio; el candidato presidencial recientemente asesinado. Es una tragedia humana resultado del peor salvajismo. Viví seis años en Ecuador. Vi de primera mano cómo todo lo que estaba bien allá lo desmontaban porque sí. Cuando Rafael Correa salió del poder en 2017 (vivía en el país ese tiempo) dejó un país estable, con una clase media amplia en vías de consolidación, infraestructura vial de las mejores del mundo, miles de estudiantes becados en el exterior y seguridad (hechos fácilmente verificables). Pero a partir de entonces, bajo criterios ideológicos neoliberales, se comenzó a desmantelar la institucionalidad estatal que había producido y sustentado esos datos. Todo ello en nombre de la “eficiencia” (sic) porque supuestamente el Estado era muy "obeso"; como repetían día y noche –en hora pico de televisión y radio– los portavoces del neoliberalismo ecuatoriano.
El fanatismo
neoliberal de quienes, tras Correa, tomaron el estado ecuatoriano fue muy
notable y destructor. Así, cometieron un error de manual en política que es
proceder del marco conceptual a los hechos y no al revés. Pusieron sus
criterios ideológicos por encima de la facticidad. En un país que, en virtud de
su trayectoria histórica y según sus complejidades sociohistóricas y territoriales,
requería un Estado fuerte que equilibrara entre sectores con intereses en
disputa, los neoliberales ecuatorianos optaron por las vulgares teorías del
estado pequeño porque sí. ¿Entonces qué ocurrió? Pues lo que vemos hoy: se le
quitaron al Estado las capacidades técnicas y de dirección política que tenía
para responder a las demandas sociales y a los conflictos territoriales de toda
índole que en una nación tan diversa y compleja existen.
Como progresista de
izquierdas, y mis estudiantes de diferentes países lo saben, soy muy crítico de
experiencias como la venezolana y otras que, en mi criterio, justamente
fracasaron o se debilitaron porque quisieron imponer criterios ideológicos
particulares a los hechos. Y eso suele ser letal. La política, por un lado,
tiene una parte que atañe a ideología como ideales y lucha de concepciones. Es
lo que heiddegerianamente llamamos nivel ontológico. Pero tiene otro nivel que
atañe al marco institucional mediante el cual se procesa lo primero. Que es el
nivel óntico. En este plano, aquello que Dahl llama el "criterio
técnico", tiene una importancia decisiva. Aquí se trata de cómo las
instituciones e instrumentos generan resultados concretos frente a hechos que
escapan a los ideales en pugna. Esta parte debe equilibrarse con la ideología.
«Espero Ecuador
salga de su actual oscuridad. Aunque, tristemente, lo dudo pues el único
partido con la solvencia técnica y claridad política que tiene para volver a
encaminarse saldrá muy golpeado luego del asesinato del candidato por toda la
manipulación que harán para afectarlo.»
En Ecuador, lo que
los neoliberales en el poder desde 2017 tenían que hacer era equilibrar su
ideología privatizadora con la realidad compleja y el tipo de conflictividad
social de su país. Pero lo hicieron al revés y jodieron –literalmente– todo lo
que estaba bien. En cuanto a la persecución, en Ecuador sentenciaron un
expresidente, precisamente el que había logrado convertir el país en próspero y
estable, por “influjo psíquico”. Una monstruosidad jurídica que hasta juristas
muy críticos de Correa han denunciado por indefendible. Y, por último, esa
persecución fue –y sigue siendo– instigada por sectores mediáticos
irresponsables que, en nombre del odio al correísmo, han convertido mentiras en
verdades introyectando un odio irracional en amplias porciones de la población.
El odio nunca construye nada; solo sirve para destruir. Y destruyó totalmente
Ecuador.
Ecuador es un
ejemplo de manual –así explicaba en cursos que di allá donde había gente de
todas las vertientes ideológicas– de todo lo que no debe hacerse en un país de
los llamados en vías de desarrollo que, respetando su propia realidad, iba por
el camino correcto. Espero Ecuador salga de su actual oscuridad. Aunque,
tristemente, lo dudo pues el único partido con la solvencia técnica y claridad
política que tiene para volver a encaminarse saldrá muy golpeado luego del
asesinato del candidato por toda la manipulación que harán para afectarlo. Y,
todo ello con una parte de la prensa ecuatoriana y de su población enferma de
odio diciendo que el correísmo mató al candidato. Es decir, habrían provocado
una situación que objetivamente les afecta ya que, de una elección que tenían
prácticamente ganada, ahora pueden perfectamente perderla. Irracionalismo puro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario