¿PODRÁN ESTA VEZ CON PODEMOS?
Ahora buscan
directamente la aniquilación de Podemos e incluso el borrado de todo vestigio
de que siquiera hubieran llegado a gobernar. No es casualidad que Pedro Sánchez
insistiera reiteradamente en el debate de las generales que había estado
gobernando con “el partido de Yolanda” eludiendo nombrar a Unidas Podemos. El
objetivo es sustituirlos por Sumar, que viene a ser la izquierda acomodada e
inofensiva de toda la vida.
CANAL
RED
Esta derecha sólo
gana si sus votantes odian
Inculcando el odio a sus rivales políticos la derecha consigue que indigentes intelectuales como Feijóo o Ayuso ganen elecciones con mayorías aplastantes. Sus votantes acuden en masa a las urnas con un impulso irresistible grabado a fuego: castigar a “los enemigos de España”. Este voto emocional explica que a los seguidores del PP no les importe lo más mínimo que sus dirigentes roben o creen mafias policiales y judiciales para borrar las pruebas de su corrupción y librarse de la cárcel. Todo lo ven justificado si es para derrotar a la izquierda que odian.
Cuentan con la
plena colaboración de los medios. Prácticamente todos ellos propiedad de
grandes empresas, bancos y fondos de inversión y dedicados con ahínco a
manipular, difundir bulos o convertir programas de entretenimiento como “El
Hormiguero” en espacios políticos de ultraderecha.
La manipulación
funciona y el mensaje ha calado. Aunque los votantes de la derecha son
mayoritariamente de clase trabajadora y necesitan servicios públicos de calidad,
años y años de ofensiva mediática han conseguido que apoyen a un partido como
el PP, cuyo modelo de gestión ultraliberal es contrario a sus intereses y
claramente incapaz de resolver sus problemas. No se cuestionan que les están
dejando sin sanidad ni pensiones, que los salarios son inferiores a los de hace
20 años o que no tienen modo de acceder a una vivienda. Para ellos, lo único
importante ha pasado a ser que se jodan “el Coletas”, “Perro Sánchez”, Bildu y
Rufián.
A pesar del
descenso electoral, el poder sigue viendo a Podemos como la única amenaza seria
En sólo cuatro años
de gobierno, Podemos ha acreditado que tiene el potencial de amenazar
privilegios de los poderosos obligando al PSOE a ceder algo de su naturaleza
cómplice con el poder económico para adoptar medidas impensables hasta ahora,
como los impuestos a la banca y a las grandes fortunas o el tope al precio del
gas.
Al poder le
preocupa también la firme apuesta de Podemos por formar un eje estratégico
plurinacional de izquierdas con EH Bildu y ERC que podría debilitar, en alguna
medida, la mayoría asfixiante de la que el Ibex y el régimen del 78 han gozado
en el Congreso durante toda la democracia.
En el debate a
siete de las elecciones generales, Oskar Matute y Gabriel Rufián brillaron
desarbolando a PP y Vox en cada intervención, en contraste con el tono gris de
los representantes de PSOE y Sumar. Fue inevitable la sensación de que de haber
contado también con Ione Belarra en ese debate, la izquierda combativa habría
derrotado rotundamente a la derecha en prime time y ante una gran audiencia, lo
que hubiera generado un potente efecto motivacional en la izquierda y un
impulso en sus expectativas electorales. Y esto también lo ven los que mandan.
Matar a Podemos
para sustituirlo por Sumar
Desde las generales
de 2016, en las que Podemos asustó verdaderamente al poder al estar a punto de
ganar al PSOE, no se han escatimado medios (legales e ilegales) para impedir
que llegasen al Gobierno, incluyendo el uso de mafias policiales para fabricar
montajes judiciales difundidos a toda máquina por los medios o la creación
artificial de un partido como Ciudadanos. El veto funcionó durante tres años,
pero finalmente fracasaron y hubo un Gobierno de coalición a partir de 2019.
Ahora buscan
directamente la aniquilación de Podemos e incluso el borrado de todo vestigio
de que siquiera hubieran llegado a gobernar. No es casualidad que Pedro Sánchez
insistiera reiteradamente en el debate de las generales que había estado
gobernando con “el partido de Yolanda” eludiendo nombrar a Unidas Podemos. El
objetivo es sustituirlos por Sumar, que viene a ser la izquierda acomodada e
inofensiva de toda la vida.
Como racionalmente
no es posible conseguir que votantes de izquierdas ya acostumbrados al modelo
de Podemos (primarias abiertas, explicaciones sinceras de sus dirigentes,
transparencia en la financiación, ideología definida y una línea de actuación
combativa) prefirieran el de Yolanda Díaz, que es diametralmente opuesto y no
ofrece nada de eso, el poder aplicó la herramienta infalible que tanto éxito le
da con la derecha: inculcar dosis masivas de animadversión hacia a Podemos.
«Por increíble que
parezca, la propaganda del régimen ha instalado en algunos votantes de
izquierdas el disparate de que Podemos es un lastre porque tiene en contra a
todos los medios de derechas, mientras que Yolanda Díaz es el futuro de la
izquierda porque tiene a favor a todos los medios de derechas.»
Inculcar
animadversión a Podemos entre votantes de izquierdas
La Sexta asumió el
liderazgo en la tarea. Sus audios con las mafias policiales dejaron bien
patente las intenciones de Antonio García Ferreras y los propietarios
ultraderechistas de la cadena (dueños también de Antena 3 y del diario La
Razón) de impedir a toda costa que Podemos llegara a gobernar. No han cesado de
atacar a los morados, a lo que también se han prestado con entusiasmo sus
colaboradores a sueldo (alguno llegó a pedir que Yolanda Díaz arrasara con
napalm a Podemos). El pelotón de fusilamiento de izquierdas se nutre también de
periodistas de La Vanguardia, Prisa y digitales progresistas que les disparan
sin tregua. Recordemos el tono autoritario y la falta de respeto de Pardo de
Vera instando a los seguidores de Podemos a acatar, callar y votar a Sumar.
A esta ofensiva
mediática contra Podemos se han unido también los partidos progresistas,
encabezados por el PSOE. En lugar de combatir los bulos y la presión artificial
de la ultraderecha judicial contra la ley del “Sólo sí es sí”, Sánchez vio la
oportunidad perfecta para dañar el prestigio de Irene Montero, activo
fundamental de Podemos, y se juntó con el PP para contrarreformar la ley,
despojándola de la reivindicación feminista de centrarla en el consentimiento.
La actuación de Yolanda Díaz ante esta iniciativa dejó ya entonces patente que
estaba más próxima a los socialistas que al partido que ella misma lideraba.
El esfuerzo
conjunto de todo el ecosistema progresista contra Podemos ha hecho mella. La
animadversión ha quedado instalada en una parte de los votantes de izquierdas,
que han terminado abominando del partido morado. Que es un sentimiento inducido
sobre ellos lo prueba lo absurdo que resulta que rechacen a Podemos no por
haber incumplido sus promesas sino por lo contrario, por haberlas cumplido con
la consiguiente escandalera de la derecha reaccionaria, muy poco acostumbrada a
una izquierda que les plante cara.
La distopía:
votantes de izquierdas que prefieren a Sumar porque las reivindicaciones de
Podemos son “ruido” y molestan a la ultraderecha
Por increíble que
parezca, la propaganda del régimen ha instalado en algunos votantes de
izquierdas el disparate de que Podemos es un lastre porque tiene en contra a
todos los medios de derechas, mientras que Yolanda Díaz es el futuro de la
izquierda porque tiene a favor a todos los medios de derechas.
Es tan surrealista
que Florentino Pérez y Juan Roig tienen que estar asombrados de haber
conseguido que haya gente de izquierdas que prefieran sustituir a una fuerza
como Podemos, beligerante contra sus abusos, por otra como Sumar, sumisa y
cómplice.
Llevan 8 años
fracasando intentando matar a Podemos y van a volver a fracasar
Los ataques del
poder a Podemos han conseguido lógicamente hacerles daño, pero también
reforzarlos. Cada ofensiva que tumbaría a cualquier otra organización provoca
la respuesta de unas bases muy numerosas y cada vez más unidas, que ni ceden ni
se rinden. La capacidad del poder de tentar a activos de Podemos hacia la
disidencia ofreciéndoles a cambio una vida plácida y prácticamente resuelta no
ha debilitado a la formación, sino que ha servido para depurarla de los que
sobraban. Han ido quedando los auténticos, los de verdad, los mejores. Y eso
les ha dado una cohesión tremenda que las bases perciben perfectamente.
Canal Red es otro
elemento fundamental que garantiza un futuro muy esperanzador para Podemos. La
izquierda cuenta por primera vez desde la transición con un órgano de
comunicación propio que el poder no controla. Y va a crecer. A la indudable
calidad informativa de “La Base” se están sumando comunicadores y espacios
excelentes, muchos en alianza con América Latina. Y todo eso va a romper el
monopolio de la información del que ha disfrutado la derecha para imponer sus
marcos ideológicos.
Sumar va a tener
una vida efímera. Ha sido creado desde arriba con el impulso artificial de los
medios, al igual que lo fue Ciudadanos, y no tiene detrás el amplio movimiento
popular de Podemos. En cuanto el poder deje de apoyar el proyecto de Yolanda
Díaz día y noche se desinflarán como les ha sucedido a los de Rivera. Y lo
mismo ocurrirá probablemente si en alguna ocasión se atreven a hacer primarias
abiertas. Permitir que la gente elija a los cargos y las listas hará imposible
mantener los actuales vetos a los dirigentes de Podemos porque estos cuentan
con un gran apoyo de las bases.
No pasa
desapercibida estos días la ansiedad que evidencian Yolanda Díaz y sus
portavoces aterrados ante la posibilidad de una repetición electoral. Son
plenamente conscientes de que muchos de sus votos, los de los seguidores de
Podemos, son prestados. Si persisten en su rechazo a hacer primarias, como todo
permite anticipar, el resultado en unas nuevas elecciones podría ser la debacle
definitiva para el plan de los que mandan de sustituir a Podemos por Sumar.
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