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martes, 8 de agosto de 2023

LA CIUDAD

LA CIUDAD

JOSU AIZPURUA

Yo me vine de Adeje a Sta. Cruz, pues buscaba huir de la marea turística y sus lacras, para refugiarme en la docta capital donde intuía una actividad cultural de primer orden, pero ¡quia!; me equivoqué de pleno y salvo en Anghel y sus proyectos editoriales, no encontré otra cosa que el vulgar Carnaval en el que el Segundón insufla su poder para los amigos y pesebristas. Todo por la malla.

Y quedé varado entre las calles, pues ciudad no hay, y si un conjunto de barriadas muy incomunicadas y donde el orden urbanístico brilla por su ausencia, y un oscuro deseo de recalificación anida en los poseedores de terreno.

Vivía yo en Sto. Domingo RD que se aprestaba a reunir a Urbanistas de renombre mundial para el enfoque de la ciudad en el siglo XXI. La cita era el lunes, pero X llegó el sábado, se paseo por la urbe, y dejo una nota; “cuando tengan una Ciudad; me avisan” y se volvió a Barcelona.

¿Qué diría el sabio urbanista de esta pretendida ciudad chicharrera?

Al bajar del barco daría con el muro-viviendas que oculta el Toscal, y se daría la vuelta al barco.

El caciquismo y sus acólitos de partidos han creado una agrupación de espacios que no merecen ser llamada “ciudad” y en cada rincón cometen las atrocidades que los benefician. No hay un PLAN de urbe, de espacio para sus ciudadanos y visitantes que sea de calidad y atractivo. ¿Piensan que meternos en La Castillo es atracción del siglo XXI para turismo? Desde que murió el saxo dominicano aquello es demasiado aburrido como para atraer a nadie.

La diferencia con Las Palmas se hace ya inocultable y la decadencia chicharrera, al eliminar a la alcaldesa electa Patricia, es ya inevitable en una orgía PPCC que fomenta el carnaval pseudocolegial en el que muchos gozan vistiéndose de mujer ¿Dónde está la gracia?

Adelante si se divierten, pero eso no puede hacer ocultar en encefalograma plano del Ayuntamiento, que no tiene otra cosa que hacer.

La limpieza es lamentable y las calles están llenas de mugre que esforzados trabajadores barren con una palma.

Por las esquinas y junto a las basuras las ratas corren alborozadas y la gente pasea entre las cucarachas.

Pero a nadie parece importarle, ni avergonzarle, pues después de ver a Franco en su Monumento, lo demás carece de importancia.

¡RUIDO! Mucho ruido de tráfico y estridentes sirenas a todas horas como si de una ciudad peligrosa se tratara. Son sirenas inservibles, para que los rateros huyan, y que siembran alarma y molestias a la ciudadanía.

¿Por qué corren los vehículos en Tenerife? La urbe es pequeña, mal comunicada, y no hay nada urgente para hacer en ella. Y ¿Por qué corren? La tranquilidad debiera ser la norma de conducción, de paseo, de vida, en un lugar que no es Manhattan y debe ser como la naturaleza lo construyó; mirando al mar. Pero no para ver tanques y monstruos petroleros si no para que los abuelos pesquen en sus costas y los niños jueguen con las olas.

No soy el loco de la autopista, y creo que me debo ir yo.

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