TWITTER NO QUIERE QUE LEAS
ESTO SOBRE CUBA
PRENSA LATINA
En 2019 organismos y medios cubanos fueron suspendidos en Twitter horas antes de que el presidente Miguel Díaz-Canel se dirigiera al país, hoy se sabe que esta y otras acciones se ejecutaron en complicidad con el gobierno estadounidense. Este mes, el nuevo propietario de Twitter, Elon Musk, promocionó filtraciones que él mismo realizara a determinados periodistas con comunicaciones internas de la plataforma de redes sociales.
Con el nombre de Twitter Files, las informaciones hechas públicas hasta el momento demuestran la participación directa de instancias del gobierno estadounidense en acciones de guerra psicológica y censura de determinados contenidos.
Aunque Twitter no es una red
social de gran penetración en Cuba, desde esta plataforma se han realizado
varias operaciones de guerra híbrida de cuarta generación dirigida a provocar
un estallido social.
En julio de 2021, pocos días
después de disturbios en varias ciudades del país, el canciller de la mayor de
las Antillas, Bruno Rodríguez, denunció que, bajo la etiqueta SOSCuba y
violando las propias normas de la plataforma de redes sociales, operadores
políticos utilizaron de manera activa etiquetas, robots, trolls y alteraron
sistemas de geolocalización en una campaña para promover la violencia en la
isla.
Los principales promotores de la
campaña habían recibido financiamiento del Departamento de Estado y de la
Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.
Periodistas cubanos denunciaron
en marzo de 2022 la creación de más de 200 cuentas automatizadas en Twitter que
buscaban posicionar nuevamente la etiqueta SOSCuba, como parte de la guerra
mediática contra la isla.
En julio de 2022,
coincidentemente un año después de los disturbios, la Unión de Periodistas de
Cuba denunció el desarrollo de una campaña similar a la de 2021.
De los más de mil 300 usuarios
que participaron apenas 194 fueron responsables del 90 por ciento de los
mensajes emitidos, algunos de ellos con cuentas automatizadas y un
comportamiento que violaba abiertamente las reglas de la comunidad de Twitter.
Recientemente, varios medios de
la isla fueron etiquetados por la plataforma como afiliados al gobierno cubano,
lo que limita el alcance de sus mensajes al eliminar sus tuits de su sistema de
recomendaciones.
En los Twitter Files se supo
también que muy a menudo agencias de inteligencia estadounidenses e
instituciones gubernamentales pedían, e incluso pagaban, para que largas listas
de cuentas seguidoras del presidente Díaz-Canel fueran suspendidas o
censuradas, al igual que determinadas etiquetas, tuits o contenidos.
Al valorar esta información, el
mandatario cubano señaló que las revelaciones demuestran la complicidad de las
plataformas tecnológicas con el gobierno de Estados Unidos y evidencian la
subordinación a las operaciones de guerra psicológica, que violan la
legislación de los países víctimas, como Cuba, de estas acciones.
El tema fue llevado por Cuba
incluso a Naciones Unidas en noviembre de este año, sin que trascendiera.
Twitter Files corrobora la
complicidad de las empresas tecnológicas con el gobierno estadounidense,
demócrata y republicano, pero se produce por intereses personales de Elon Musk,
quien anunció que restablecerá la cuenta del expresidente Donald Trump,
conocida por divulgar noticias falsas.
Mientras expertos ven con recelos
el aparente divagar del magnate de origen sudafricano, la información que
revela es apenas la punta del iceberg de un secreto a voces desde hace varios
años: las empresas tecnológicas colaboran con terceros promoviendo productos o
discursos y narrativas como parte de campañas de desinformación.
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