¿DINA BOLUARTE PRESIDENTA DE LA
REPÚBLICA DE LIMA?
CÉSAR ZELADA
La presidenta de facto es débil
porque no tiene respaldo popular. Se impone bajo la sangre de las balas
militares.
Si somos conscientes en que los 30 jóvenes estudiantes y trabajadores muertos en las provincias de nuestro país, por las balas militares y policiales, han dejado heridas que van a ser difíciles de cerrar en el mediano plazo, pues, entonces, estamos hablando que, por un lado, Boluarte, va a tener que enfrentar las tendencias independentistas de las regiones del macro sur, centro y oriente, y por otro, que Boluarte podría ser una presidenta que va a circunscribir su accionar político de gobierno solo a la provincia departamental de Lima.
Es la conclusión
que se desprende de declaraciones como la del exfujimorista y dirigente del
FREDICON, Felipe Domínguez, al plantear la independencia de la macro región
sur. “…Un nuevo país, REPUBLICA INDEPENDIENTE DE TAHUANTINSUYO, tenemos la
maravilla del mundo Machupicchu, el cobre de las Hudbay, Bambas, Cerro Verde,
Toquepala, Cuajone, Quellaveco, el gas de Camisea, el uranio y el Litio de Puno
y nuestro lago Titicaca…”, dice también un pronunciamiento que circula por las redes
sociales y que tiene un tufo más indigenista.
Ya antes se planteó
esta tendencia independentista por grupos de poder locales en razón del canon
petrolero loretano. Pero nunca como antes la crisis política ha alcanzado un
nivel crítico como el de hoy, donde la fractura social cultural y de clase, se
expresa dramáticamente en pueblos como el de Sicuani que arenga “Ahora sí,
guerra civil”; y donde varios frentes de defensa y sociales alistan una segunda
ronda de revueltas en todo el país a partir del 2023, donde, al parecer, no van
a cometer los errores de la primera ronda de rebelión popular.
Y en efecto, la
creación de una República independiente de la Macro Región Sur tendría un
significativo respaldo popular ya que se estima que del 100% de ingresos
económicos por impuestos pagados por los trabajadores contribuyentes de las
regiones en mención, el 70% se queda en Lima y solo el 30% “retorna” a las
provincias donde se desenvuelve la explotación de los recursos naturales como
el gas de Camisea o la minería, etc.
En este marco, se
comprendería que el giro pragmático de Boluarte al plantear que, “la discusión
sobre el referéndum a una Asamblea Constituyente no estaría cerrado”, (Correo,
24/12/22), es producto de la presión popular.
Así las cosas, la
presidente de facto Dina Boluarte, impuesta por el Imperio del Norte (en medio
de la guerra y crisis mundiales), debe estar arrepintiéndose de haber usurpado
el poder político, ya que se ha metido en un juego de tronos, del cual va a ser
difícil de salir indemne. Y es que Dina se va convertir talvez en la primera
mujer presidente que no pueda salir de Lima. Si Boluarte viajase a Ayacucho,
Apurímac, o cualquiera de las regiones donde ha habido asesinados por las balas
militares y policiales, pues, va a terminar siendo pifiada o agitando la
movilización popular. Incluso, en Piura o en La Libertad, las protestas se van
a hacer sentir. En otras palabras, para tener “gobernabilidad”, Boluarte
tendría que asesinar a miles de jóvenes trabajadores.
Por tales razones, el
de Boluarte, va a ser un gobierno cívico-militar cercado, arrinconado, asediado
por la protesta social. Su gobierno es débil y solo se sostiene por la sangre
de las balas militares. Dina va a ser prisionera de sus pasiones y ambiciones
políticas.
De imponerse esta
tendencia en la lucha de clases nacional, pues el de Dina se desenvolvería como
una “República de Lima y provincias” que albergaría a 13 millones de limeños,
del cual algunos millones también son provincianos o hijos de trabajadores
provincianos, que migraron a la capital de la Lima capitalista centralista en
busca de un futuro mejor.
César Zelada.
Director de la revista La Abeja obrera y dirigente de la Agrupación Vilcapaza
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