TORTURAS TRAS LOS GOLES DE MARRUECOS
DAVID BOLLERO
El Mundial de Catar desvía la vista sobre las violaciones de DDHH que
comete Marruecos en el Sáhara Occidental. - Equipe Media / FIFA
No, no todo el mundo árabe estaba anoche con Marruecos. Ni siquiera toda África. La razón es simple: el reino de Mohamed VI es una potencia invasora que, para convertirse en ello, ha arrasado con el pueblo saharaui, bombardeándolo con napalm y fósforo blanco en el pasado, y torturándolo y asesinándolo en la actualidad, esta misma semana, sin ir más lejos. Cuando los propios jugadores marroquíes cantan en el autobús de regreso de un partido "el Sáhara es mío, el Aiún son mis ojos, esta tierra me pertenece...", ¿quién con un mínimo de humanidad y decencia puede apoyar a tal equipo?
Mientras buena
parte del mundo miraba a Catar con la miopía que les permite obviar la infamia
de este mundial, otros muchos no podíamos quitar la vista de los Territorios
Ocupados por Marruecos en el Sáhara Occidental. Mientras la selección de Mohamed
VI alcanzaba las semifinales, la policía marroquí recrudecía su violencia
contra el pueblo saharaui que malvive en esta parte del Sáhara invadido.
En el mismo
instante que los medios de comunicación contribuyen al blanqueo de la dictadura
marroquí, se presentaba ante el organismo de Procedimientos Especiales de la
ONU una nueva denuncia por la detención arbitraria y tortura de diez
estudiantes saharauis, seis de los cuales todavía permanecen en las cárceles
marroquíes, languideciendo, con el único motivo de su activismo estudiantil.
Todo eso sucede en
un territorio del que España sigue siendo potencia administradora; una región
que pasa por ser la última colonia de África -está pendiente de
descolonización- y que Marruecos invadió hace casi medio siglo con la
complicidad de España y Europa. El mismo territorio que los llamados 'leones
del Atlas' canturreaban que les pertenece, mientras se discrimina, se
secuestra, se viola, se tortura al pueblo al que legítimamente pertenece el
Sáhara Occidental, el pueblo saharaui.
Como hiciera con la
COP27, presentando proyectos que esquilman los recursos naturales del Sáhara
Occidental como si se desarrollaran en su país, Mohamed VI ha tratado de
blanquear su régimen con el Mundial de Catar. En realidad, es rizar el rizo,
porque normalizar una trituradora de Derechos Humanos (DDHH) como es Marruecos
en otra de la misma calaña, como es Catar, es grotesco. Sin embargo, sucede y
los mismos medios de comunicación que blanquean el Mundial mientras se embolsan
muchas cifras de euros con la cobertura de la Copa del Mundo y 'lavan' sus
conciencias deslizando una mención a los muertos o las vulneraciones de
libertades, también han contribuido a blanquear a Marruecos.
Me revuelven las
entrañas quienes dicen que hay que separar deporte y política. No dijeron lo
mismo cuando la FIFA y la UEFA decidieron expulsar a Rusia del Mundial por
haber hecho exactamente lo mismo que hizo Marruecos con el Sáhara Occidental.
Quienes hoy disfrutan esta cita mundialista y elogian el fútbol del rival de
Francia -hay quien, incluso, lo califica de 'honorable'-, seguramente pondrían
el grito en el cielo si la selección rusa hubiera participado en ella.
Ahórrense, por una mera cuestión de honestidad, separar ahora deporte de
política.
El problema es que
no se lo ahorrarán, sencillamente, porque la maquinaria de propaganda lleva
muchos años engrasada. Cualquiera que conozca cómo funcionan los lobbies en
Bruselas alucina con todo cuanto se ha montado con el llamado 'Catargate' -que
fundamentalmente afecta al ala socialista, por cierto-. El modo en que circulan
los billetes no dista tanto de las otras prebendas que los grupos de poder
llevan décadas proporcionando en Europa para conseguir sus objetivos, con las
puertas giratorias como una de sus máximas expresiones y otras aún más burdas.
Del mismo modo, que
Marruecos esté implicada tampoco nos sorprende a quienes llevamos años viendo
cómo el régimen alauita mueve sus tentáculos en España, cómo buena parte de los
políticos que más han mercantilizado con las vidas del pueblo saharaui cuenta
con residencias en Tánger, cobra sueldazos en organismos internacionales o se
le conceden consejerías y casi embajadas... A nadie, absolutamente a nadie de
los que cubrimos informaciones relacionadas con Marruecos nos sorprendió su
implicación en Pegasus como tampoco nos sorprende ahora sus prácticas a lo
'Catargate'.
Toda esa propaganda
y compra de conciencias ha logrado que se mire a sus 'leones del Atlas' con
miopía, incapaces de reflexionar en que ondear la bandera palestina no tiene
valor alguno cuando el EEUU de Donald Trump reconoció la autonomía del Sáhara
Occidental sólo a cambio de que Marruecos reestableciera sus relaciones con
otra fuerza invasora, Israel. Paralelamente, ha conseguido que ni siquiera se
mire al Sáhara, a los Territorios Ocupados donde los gendarmes marroquíes
masacran a la población saharaui o a los campamentos de población refugiada,
donde anoche se aplaudió la victoria de Francia, pese a ser otra de las
potencias cómplices de Rabat. Irán ahorca públicamente a los disidentes,
Marruecos tortura y veja a puerta cerrada.
Tan apeado
Marruecos del Mundial como de la legalidad internacional, pasará la cita
deportiva y se olvidará el 'Catargate', pero el régimen de Mohamed hallará
nuevas fórmulas de blanqueamiento a sumar a las que ya viene desplegando, del
mismo modo que el dictador de Guinea Ecuatorial Teodoro Obiang hace con
políticos y empresarios españoles. Y ante eso, las veces que haga falta, un
grupo minúsculo, pero firme, de periodistas y un amplio movimiento solidario y
de DDHH continuará denunciando las atrocidades que otros normalizan y a costa
de las cuales viven a cuerpo de rey.
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