EL 'ABC' ABRE SEDE EN POLONIA
ANÍBAL MALVAR
Lo del cambio climático empieza a ser tan preocupante que, según dicen los expertos, hasta hay corrimientos de territorios y naciones. Nos lo cuenta en su titular de portada de hoy el ABC: "Los jueces alertan de que el asalto a la Justicia nos acerca a Polonia".
Por mucho negacionista que haya, yo ya voy sintiendo el frío de esta deriva hacia el norte. Miro el mapa de Google y observo que el asalto a la Justicia ya ha provocado que España se desplace sobre el Auvergne. Nos queda cruzar Alemania y quizá Chequia, depende de los vientos. Pero pronto entraremos en Polonia, según nos cuenta el ABC.
El director del ABC, Julián Quirós, debe de ser tan melómano como Hitler, que cada vez que escuchaba a Wagner le daban ganas de invadir Polonia. Aquí, como solo tenemos a Manuel de Falla, que tiene nombre de lanzador de penaltis en Catar, nos conformamos con invadir Polonia a base de titulares. Inspirarse en la música es de notas, de viejuno, de Gran Lebowski, de colgao. Yo he dejado las drogas y ahora me pongo con los titulares de nuestros periódicos. Y estoy sobrevolando Polonia, chicas, guauuu, gracias al ABC. El LSD también tiene tres letras, pero el ABC pone más. Lo prefiero como droga y como periódico. Veo Varsovia desde Madrid.
Cuando yo era
joven, se insultaba a nuestra democracia comparándola con dictaduras de ignotos
países africanos o asiáticos o centroamericanos. República bananera y tal. Yo
tenía un amigo, policía corrupto de El Salvador, que acuñó la expresión
perfecta para describir el felipismo:
--Sois unos
socialistas guantanameros.
Nunca supe qué
significaba, pero significó.
Ahora, aunque somos
más viajados, solo tenemos gasolina para acercarnos a Polonia. Ya estoy
sobrevolando Chequia gracias al ABC.
En Polonia hay un
gobierno ultraderechista desde hace más de quince años. La izquierda ha
desaparecido misteriosamente del mapa político. Los guay-fascistas del PiS (lo
siento, es el nombre del partido) y los triste-fascistas de Donald Tusk se reparten
los gobiernos desde 2005. Tusk, como presidente del Partido Popular Europeo, se
definió como cristianodemócrata. Que yo no sé lo que será eso. Si eres
cristiano, crees en dios, que es un todopoderoso no elegido democráticamente.
Resuelve tus contradicciones, que yo ya tengo las mías.
El caso es que, a
pesar de que suene delirante el titular del ABC, yo sí constato que nos
acercamos a Polonia. Ese país donde no hay ciudadanos de izquierdas. Por
misteriosas razones, como he dicho antes.
Hoy, en España, no
hay ciudadanos de izquierdas, como en Polonia. La ley mordaza te impide ser de
izquierdas si quieres manifestarte y eres pobre, porque te pueden sancionar por
cualquier cosa, y el miedo inmoviliza. Lo sé por experiencia.
Me hace mucha
gracia el pudor que tenemos, incluso los medios de izquierdas, o los partidos
de izquierdas, o el pueblo de izquierdas, para decir que estamos sufriendo un
constante golpe de Estado no militar. En España, en Europa, en América, en el
mundo.
Los intelectuales
de la derecha lo tienen claro: dile a tus lectores que nos acercamos a Polonia,
que nadie sabe qué pasa en Polonia. Ni ellos. El caso es que Polonia es el país
que ellos desean, sin izquierda (desaparecida misteriosamente), con un fascismo
consentido por la UE, con su apoyo a Orbán, y con sus ganas de escuchar a
Wagner.
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