NO OS VAN A DEJAR GOBERNAR
Desde
que Podemos llegó, fue creciendo un movimiento reaccionario en las oligarquías
del poder español que vieron en este partido y en el independentismo catalán la
encarnación de una amenaza a su idea de España
PABLO IGLESIAS
Artillería mediática
“Cuando llegamos al Congreso el 6/12/2015, alguien muy importante me dijo: ‘No os van a dejar gobernar’. Yo pregunté: ¿Las derechas? Me dijo: ‘los tuyos. El poder judicial y sus brazos’. ‘No os van a dejar gobernar’, os repito”. Esto tuiteó ayer la magistrada Victoria Rosell a propósito de su primer día como diputada de Podemos en el Congreso. El tuit sintetiza las claves de lo que está ocurriendo.
La irrupción política de Podemos representó el mayor cuestionamiento a las dinámicas de funcionamiento oligárquico de nuestro sistema político nacido de la Transición. Desde que Podemos llegó, fue creciendo un movimiento reaccionario en las oligarquías del poder español que vieron en este partido y en el independentismo catalán la encarnación de una amenaza a su idea de España y al sistema político de la monarquía. Desde entonces, la reacción puso en marcha una multiplicad de recursos para destruir a Podemos; comisarios de policía de la llamada “brigada patriótica” a las órdenes del PP se aprestaron a fabricar pruebas falsas, sobornaron a agentes venezolanos a cambio de lo que fuera e hicieron todo lo que estuvo en su mano para dañarnos. Su trabajo no sirvió para hacer viable ninguna causa judicial contra nosotros, pero dio material a los brazos mediáticos de la oligarquía para dañar la imagen del partido y de una parte de sus dirigentes.
Paralelamente, la
progresía mediática jugó sus cartas para definir la interna de Podemos;
necesitaban hacer ganar a aquellos que estaban dispuestos a aceptar un gobierno
del PSOE y Ciudadanos que mantuviera las correlaciones oligárquicas y dejara a
Podemos lo más lejos posible del gobierno. Esa lógica de la progresía
mediática, empeñada en diseñar un espacio a la izquierda del PSOE a la medida
del PSOE, sigue hoy en día vigente, como cualquier observador con un mínimo de
educación mediática puede comprobar. A cambio de buen trato y minutos en La
Sexta, nunca van a faltar cuadros de la izquierda dispuestos a participar en
ese juego, y los hay con carnets de todos los partidos, desde el PCE hasta el
mío. ¿Cómo reconocerlos? Es fácil: jamás les verán criticar a los medios de la
progresía por muchas que sean las barbaridades que hagan, y lo justificarán
diciendo que la suya es una estrategia más sofisticada, amable y transversal.
Esos mismos
sectores mediáticos machacaron a Podemos por querer entrar al gobierno y no dar
un cheque en blanco al PSOE
Esos mismos
sectores mediáticos fueron los que machacaron a Podemos por querer entrar al
gobierno y no dar un cheque en blanco al PSOE y lograron que prácticamente
todos los partidos de UP, menos Podemos, aceptaran esa prescripción de la
progresía mediática según la cual no había que entrar a gobernar. Eran los
tiempos en los que, en casa de Nacho Escolar, el jefe de la consultora GAD3,
Narciso Michavila, enseñaba una encuesta a Errejón que le invitaba a competir
con Podemos en todas las circunscripciones en las que los sondeos decían que
podía tener diputados (y solo en esas).
Llegó la repetición
electoral y Pedro Sánchez asumió por fin que, sin Podemos en el gobierno, no
sería presidente. Podemos pudo haber asumido todas las carteras ministeriales
que le correspondían a su espacio y haber colocado a los cuadros de sus socios
de coalición en las secretarías de Estado, siempre bajo la jerarquía de una
ministra o ministro de Podemos. Les aseguro (y hablo con conocimiento de causa)
que nadie se habría negado a ser secretario de Estado de un gobierno de España,
pero Podemos hizo ministros a los que habían defendido en la interna ceder ante
la progresía mediática y ante el PSOE. Apostar por la unidad del espacio
siempre implica generosidad y respeto hacia los socios.
Nació el primer
gobierno de coalición desde la II República y desde entonces la derecha
judicial recrudeció su ofensiva junto a la derecha mediática. Al tiempo que
señalaron al Gobierno como ilegítimo, incluso en el contexto de la pandemia,
las piezas de la derecha en la judicatura empezaron a operar con una
agresividad desconocida contra una fuerza política cuya estrategia era cambiar
las cosas respetando escrupulosamente la legalidad. No hace falta que les
repita aquí lo que ya saben sobre los jueces García-Castellón y Escalonilla.
Al tiempo que el
juez José Luís Concepción, alias Conchito el Facha, presidente del Tribunal
Supremo de Justicia de Castilla y León, decía que un gobierno con un
vicepresidente comunista era un gobierno ilegítimo, la derecha del CGPJ, con
Lesmes a la cabeza, asumió el desafío de evitar su propia renovación para
asegurar que la derecha mantendría la mayoría y el control (por detrás) de la
sala segunda del Supremo. El PP engañó después al presidente del Gobierno
ofreciendo renovar el Consejo a cambio de pactar la renovación de RTVE.
¿Resultado? El PP incumplió el pacto, siguió controlando el Consejo y también
RTVE.
Señalamos entonces
a la derecha judicial, dijimos que en España no había una democracia plena y
que lo que se había hecho a los independentistas era una prueba de ello.
¿Recuerdan lo que dijeron entonces los ministros del PSOE? Aquí podrán escuchar
lo que dijeron Marlaska, Robles, Calviño e incluso el presidente. ¿Recuerdan lo
que dijeron los periodistas de Ferreras en La Sexta empezando por Gonzo?
Repasen los vídeos de aquellos días que circulan en las redes.
Esa misma progresía
mediática y el PSOE pusieron a caer de un burro a Irene Montero por señalar que
hay sesgos machistas en la oligarquía judicial. El pasado lunes, tras la
maniobra de los seis soldados de la derecha en el TC, el PSOE y la progresía
empezaron a reaccionar y, aunque acatan lo que haya que acatar, comienzan a
hablar de golpe e incluyen en su vocabulario expresiones como derecha mediática
y judicial.
Siempre dijimos que
el papel de Podemos en la cacería de la reacción era el equivalente al de los
comunistas en el poema de Martin Niemöller sobre el nazismo, muchas veces
atribuido a Brecht: “Primero vinieron a por a los comunistas,/ yo no dije
nada,/ ya que no era comunista”. Algunos empiezan a notar ahora que la reacción
no se conforma con Podemos y los independentistas.
El golpe contra la
democracia está en marcha, pero pronto algunos recuperarán el poema de
Niemöller para decir que, en realidad, si no hubiera habido comunistas no se
hubieran llevado a nadie más, ni a los socialdemócratas, ni a los sindicalistas
ni a los judíos. Y dirán entonces que con una izquierda sin Podemos, como esa
que cenaba con Michavila y Escolar, todo volvería a la normalidad. Saquen sus
propias conclusiones. Yo solo les voy a pedir que lean a Benedetti: “Apunten ¡fuego!,
dijo el gorila acomodándose el quepis, y un camión recogió los cadáveres”.
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