NO SE CANSAN DE HACER EL GAMBERRO
JUAN TORTOSA
Celebro la llegada de los sábados con alivio, porque las digestiones de la actualidad política son cada vez más pesadas. Esta semana el trasiego se adelantó y empezó ya el domingo por la noche con una cena que soliviantó a la caverna, siempre maquinando hostilidades con las que tapar la buena marcha de la vacunación, o la recuperación económica, o la llegada de los fondos europeos.
Que por fin volviera a celebrarse el Mobile World Congress en Barcelona suponía cerrar un forzoso paréntesis de año y medio y significaba también una excelente noticia para la proyección internacional de España en el mundo de los avances tecnológicos ¿En algún sitio vieron u oyeron a alguien del PP, o de Ciudadanos, alegrarse por ello?
Que en la cena
inaugural se sentaran juntos el presidente de la Generalitat, el del Gobierno
español, el monarca y la alcadesa de Barcelona era sin duda un buen síntoma, un
alivio para la convivencia se mire como se mire, y un buen comienzo para esa
etapa de diálogo tanto tiempo postergado ¿Qué hicieron los gamberros de
guardia? ¿Ponderar esto, valorar el innegable aspecto positivo de esa foto? Ni
por asomos. Se centraron en que Pere Aragonés había desairado, según ellos, a
Felipe de Borbón en materia de protocolo: "Plantón de Aragonés al Rey a
pesar de los indultos de Sánchez", titulaba el ABC en portada;
"Aragonés vuelve a desairar al rey tras los indultos de Sánchez",
gritaba El Mundo a 4 columnas en primera página. El PP en tromba, también
Ciudadanos, se movieron por esta línea; de la ultraderecha ni hablamos.
Los perdedores
desesperados son muy peligrosos y suelen medir poco las consecuencias que puede
llegar a tener elevar el listón de la crispación tanto como lo están haciendo.
No contento con haber negado a los empresarios -¡y hasta a la Iglesia!- el
derecho a opinar porque no le gustaba su posición a propósito de los indultos,
el mismo domingo 27 Pablo Casado rompió por primera vez la unidad del Congreso
frente al terrorismo y ni él ni nadie del PP asistió al homenaje a las víctimas
El lunes 28,
mientras Gobierno, sindicatos y patronal alcanzaban un primer acuerdo para
reformar la ley de pensiones y la selección española de fútbol ganaba a Croacia
en un partido trepidante, Casado volvió a defender en Córdoba el bloqueo a la
renovación de instituciones clave como el Tribunal de Cuentas o el Consejo
General del Poder Judicial.
El martes 29,
mientras el Consejo de Ministros aprobaba el anteproyecto de "Ley trans y
LGTBI" o Aragonés visitaba a Sánchez por primera vez en La Moncloa, en el
PP Cospedal declaraba ante la Audiencia Nacional como imputada en el caso
Kitchen y el ventrílocuo José Luis Moreno, generoso contribuyente a la caja B
del partido, era detenido por presuntos delitos de integración en organización
criminal, estafa, alzamiento de bienes y blanqueo de capitales. El eco de estos
dos últimos asuntos en las primeras páginas de los periódicos de papel al día
siguiente fue mínima en pocos casos e inexistente en los demás.
El miércoles 30, nueva
exhibición de mal rollo en el parlamento a cargo de los socios de Colón.
"Me duele España", comenzó diciend Casado antes de llamar a Pedro
Sánchez "caballo de Troya, hombre de paja del independentismo o
matrioska" y rematar con una falsa y peligrosa reflexión sobre la guerra
civil. "Suspensión de la autonomía catalana, cierre de TV3, ilegalización
de los partidos independentistas", bramaba Abascal mientras los teletipos
daban a conocer el premio de Díaz Ayuso a la "lealtad" de Toni Cantó,
un invento llamado "Oficina del Español", ahí queda eso.
Que el jueves el
presidente del Gobierno firmara con patronal y sindicatos el acuerdo para
reformar las pensiones que garantizará el poder adquisitivo de los jubilados y,
en palabras del presidente de la CEOE, "por encima de todo genera
confianza" o que el viernes se supiera que la caída del desempleo en mayo
ha sido la mayor desde que existen registros (166.911 parados menos) solo sirve
para aumentar el cabreo de las derechas y sacarlos aún más de sus casillas.
Continuarán erre
que erre, sin la menor intención de proporcionarnos un mínimo respiro porque no
saben cómo evitar que Kitchen y demás casos de corrupción sigan sacando basura
a la luz. No sé ustedes, pero servidor anda agotado. Menos mal que solo queda un
pleno en el Congreso antes de las vacaciones. Nos va a venir bien que nos dejen
en paz por unos días y a ver si después, vacunados y morenos, vuelven algo más
relajados y habiendo asumido ya que, por mucho que se empeñen en continuar
haciendo el gamberro, aún les quedan dos años largos de Gobierno de coalición
antes de que vuelvan a celebrarse elecciones generales.
J.T.
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