A VENTANA DE ENFRENTE
DUNIA SANCHEZ
La ventana de enfrente. Una ventana donde las luces apagadas de
la tarde trae un cuerpo semidesnudo en su sombra. Observo y con mis ojos
sumisos a la brisa de este verano desapacible indago de quien se trata. La
ventana de enfrente. Perfil de mujer de senos caídos, de vientre estrangulado
por la vejez. Converso con la reconditez de mis sentidos y la bruma se aposenta
bajo su techo. Una mujer. Una
decadencia. La ventana de enfrente…ganas
de salir del temor y preguntarle ¿Cómo estás? Hola. La ventana de enfrente…uhm,
suspiro de tristeza, suspiro de impotencia y ante mí se cierne esta ciudad.
Ella ignora que existen alas protectoras ante el silencio, ante la soledad. La
ventana de enfrente. Una ventana que me trae rasgaduras del desahucio cuando la
vejez asoma, cuando nuestra verticalidad es tumba venidera. Cierro los ojos ,
corro la cortina ¡No¡ no quiero ver ese cuerpo vagar en el agotamiento, en el
aislamiento. La ventana de enfrente, me
asomo de nuevo cuando la noche atiza con
su humedad a la fragilidad de mis huesos.
Todo se apaga, todo se muere y ese callar de las estrellas. Un perro ladra solo, soledad. Solo , los
pasos perdidos de las estaciones. Miro mis manos, mis manos de plumas
disecadas, de lágrimas inexistentes. Un sudor frío se inmiscuye en mi
entereza…la ventana de enfrente, el destino de los amores evaporados en los
caminos desorientados de la existencia. Enciendo luces, quiero vida, quiero que
el calor se unte en mis sienes. La ventana de enfrente, la despedida de
nuestros días.
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