LA CRISIS COMUNICADA
Los fondos
europeos vendrán acompañados de su contrapartida: contra-reformas. Sanidad,
pensiones. Retrasar o endulzar eso, los fondos y el cultivo del PSOE –ese
aparato, ese votante– parecen ser los objetivos del pack PSOE en este nuevo
Gobierno
GUILLEM MARTÍNEZ
1- En democracia, o en su contrario, un Gobierno es lo que uno quiera, pero también es una forma de comunicar. Tradicionalmente existen en él dos momentos de efervescencia comunicativa. Su formación y su crisis. Un gobierno es un objeto opaco y secreto que, en esos dos momentos, comunica como un poseso. Comunicar no es dejar de ser opaco y secreto. Es comunicar. Un teléfono al que nadie responde, por ejemplo, comunica. Parece un absurdo, pero todo esto es un paso adelante de la Humanidad. Hace pocas décadas, un gobierno aún se comunicaba a través de la guerra y de la pena de muerte.
2- Una crisis
gubernamental no es una crisis. Salvo para el/la/le/li/lo/lu que lo sufre. Se
le llama crisis porque así nos vino el palabro de UK, en el XIX. Y porque las
crisis de gobierno en el XIX esp eran, en efecto, terribles, al punto que
producían un deshecho denominado “el cesante”, hoy desaparecido –únicamente en
el Estado; en el resto de la sociedad es el parado de toda la vida–. A la crisis
de gobierno se le sigue llamando crisis porque, en efecto, un gobierno, una
central nuclear, o un matrimonio, cuando se les toca mucho, se les puede
calentar el núcleo.
3- Bueno. Crisis de
gobierno. Comunicación. Tocamientos. Núcleo. ¿Qué ha pasado?
4- El principal
objetivo de un gobierno –un organismo vivo, las más de las veces– es seguir
vivo. El presidente de gobierno ha hecho, por tanto, una apuesta por la vida.
La suya. Lo que implica una lectura de la sociedad y la política del futuro
inmediato, y la condena, a convertirse en pasado, de determinadas tendencias.
5- Salta Calvo.
Calvo es a) un elemento inestable. Es decir, que esa era la orden recibida.
Hizo, desde antes del gobierno de coalición, en su formación incluso, lo peor
que se puede hacer en un gobierno. No es mentir. Es mentir y que te pillen.
Ensayó, sin mucho conocimiento –no es necesario para ello, en verdad, ningún
conocimiento– la guerra cultural. Calvo era un elemento clave. Su cargo le
hacía estar presente en las reuniones de directores generales, previas a los
Consejos de ministros. Esa reunión semanal es El Gobierno. Es decir, su filtro.
Es el punto en el que se practica la prioridad y el mal rollo. Es decir, la
ideología. Será sustituida en ese rol por Félix Bolaños. Otra forma de
comunicar, supongo. Bolaños se conoce el PSOE de memoria. Esta crisis, por
tanto, tiene algo que ver con el PSOE, ese partido extraño, inexistente en MAD,
y que poco tiene que ver con el PSOE de fuera de MAD, a las puertas de un
tute/Congreso.
6- El cargo de
vicepresidenta 1ª de Calvo pasa a Calviño. Lo que presupone una intensificación
de Calviño. Calviño es, a su vez, un personaje político diáfano. Aspira a la
Presidencia del BCE. En el Gobierno, Calviño es a) el vínculo del Gobierno con
Europa, que le impide al Gobierno ser un objeto bajo sospecha. Y/o b) el
vínculo de ella con su aspiración. Lo que puede explicar sus políticas –no se
pierdan el punto 11–. Defensora de que un gobierno es su tramo económico –si se
le suma Interior, tiene razón; tiene razón en una región de la política muy
conservadora, quiero decir–, su ascenso a Vicepresi 1ª comunica a locales y
foráneos que el concepto europeo “colaboración-público-privada”, estructural,
se ha entendido a la primera, y será el eje de la reconstrucción post-covid. Lo
que evitará literatura rosa en temas como la privatización de la sanidad
–exigida por la Comisión, vamos–, y en el tema pensiones. Sobre pensiones: si
nació con posterioridad a 1957, sepa que su vida será una aventura, tal y como
deseaba en la adolescencia. El contrapeso –comunicativo– al Calviñato es el
ascenso de Yolanda Díaz a Vicepresi 2ª. Lo que en la UEFA de gobiernos equivale
a un 2º o 3er Dan de vicepresidencia. Y presupone un conflicto –existente, por
otra parte; es un signo de identidad de este Gobierno de coalición– entre el
área económica y Trabajo. Trabajo es, a su vez, algo nuevo. Una sorpresa
inesperada. Una asociación intelectual con esa cosa rara y sexi que es la ulterior CC.OO. Da frutos. Uno es
que PP no se entera ni participa del diálogo social con el empresariado, por
ejemplo. Los otros frutos, rojos, carnosos, se calibran en el despacho personal
de Sánchez, que da y quita OKs. Está en el aire/en ese despacho la subida del
SMI –pactada, lógica, satisfactoria salvo para el Banco de España, ese Nobel de
Economía al Tacto–, y la reforma a la contra-reforma laboral.
7- Desaparece
Duque. Lo que es un error: un gobierno progresista debe disponer siempre de un
astronauta. Y Celaá, amortizada con la tradicional reforma educativa dadá de
cada gobierno. Desaparece González Laya, de Exteriores. Tal vez por la cosa
Ceuta. O no. Puede haber razones profundas en un cambio o expulsión
ministerial. O no. Napoleón, el único asesino ante el que es difícil no sentir
cierta simpatía, siempre quería tener a su lado, en las batallas, a un general
de caballería que era un inepto, y que ponía de los nervios a Murat. La razón:
aquel inútil, y no otro, le traía suerte. El poder es algo humano. Y, por lo
tanto, también arbitrario y absurdo.
8- Otros cambios
son, tal vez, menos enigmáticos. Iceta va a Cultura, un ministerio del que su
mejor ministro hasta la fecha –Semprún– decía que tenía que desaparecer. Ese
cambio de cartera, supongo, son dos cosas. Cosa a) la cosa indultos ha quedado
amortizada. No le ha salido mal al Gobierno. La cosa b) es el reconocimiento
personal a Iceta, bajo la forma de ministro, nuevamente. La cosa Cat, en todo
caso, zas, queda poco menos que clausurada. En su Mesa de Diálogo. En la que,
visto lo visto, no se contemplan grandes cesiones, salvo, tal vez, en
financiación y lengua y simbolitos, esas cuentas y espejuelos que tanto gustan
a los procesistas. El Estado puede estar, frente a la cosa Cat, en modo
fabula-finita-est-plaudite. Veremos. Es menos sencillo el cese de Campos en
Justicia. Los indultos –espero que eso sea improbable, pero en todo caso, no es
imposible– no están conclusos. La Sala III aún no ha dicho si acepta los
recursos de la esp irredenta. Eso puede ser, o no, otro capítulo de la guerra
abierta entre Legislativo y Ejecutivo. Un conflicto que, al parecer –no se
pierdan el punto 12– puede solucionarse, indirectamente, en Europa. Y, glups,
no de la manera más satisfactoria para los usuarios de la Justicia local. El
nombramiento de Pilar Llop –un itinerario progresista y no muy frecuente en el
staff Justicia; viene, además, del Senado, un sitio del que no se sale, como en
algunas sectas– puede ser el signo de que el Gobierno va a plantar cara ante
ese peligro trumpista que es ya la Justicia esp. O que no. Por ejemplo, Robles,
que sigue en Defensa –como Marlaska en lo suyo–, practica el oficio de ir
vestida de rojo a las ceremonias militares. Es decir, la guerra cultural/los
símbolos/la nada.
9- Y algo rarísimo.
Y, hasta cierto punto, expectante. Raquel Sánchez sustituye a Ábalos. El
ulterior Ábalos –que se peló, obedeciendo a su jefe, el pacto de Gobierno de
coalición en lo referente a regulación de alquileres–, antes de morir
–ministerialmente– abrió, por primera vez en el PSOE, la posibilidad a soluciones
ante el alquiler que, sin pasar por la regulación, abandonaban el
incentivo-fiscal, ese chiste que se cuentan dos tipos en un hipódromo. Pues
bien, me informa Carme –a quién saludo: hola–, del Sindicat de
Llogueters/Inquilinos, que Raquel Sánchez, hasta hoy alcaldesa de Gavà, ha
participado del hecho de que Gavà sea uno de los 25 municipios del Àrea
Metropolitana de BCN que ha aprobado la aplicación de la regulación del precio
de alquiler por cinco añitos más.
10- Iván Redondo lo
deja, o lo dejan, lo que da igual, como sabemos todos los divorciados. El autor
del Gobierno de coalición no ha trascendido mucho después de aquel hecho. Lo
que –no es ironía– es posible que sea un gran éxito comunicativo, que le aleja de
su etapa extremeña. Será sustituido en sus funciones por la persona a la que
sustituyó en sus funciones. Un psoeólogo. Redondo y Jaime Miquel –el hombre que
conoce más y mejor las dinámicas electorales en Esp– eran dos hechos extraños,
cada uno por lo suyo, en Moncloa. No he tenido acceso a ellos en este tiempo.
Moncloa, en todo caso, parece que se ha bastado a sí misma, sin necesidad de
asesores, para chascos como el murciano/madrileño. A Redondo y, más netamente,
a Miquel, se les asociaba a lo que el propio Miquel describía en su fantástico
La Perestroika de Felipe VI –con prólogo de Enric Juliana, la nariz más fina
por aquí abajo–, como una agenda democrática para Esp, un algo previo y opuesto
al colapso, que tenía que ver con el federalismo, la plurinacionalidad, la
intensificación democrática y un cambio de cultura en instituciones y partidos
gagás. Yo no he visto de eso estos años. Si bien, también es cierto, un
gobierno gobierna, no teoriza, de la misma manera que el cerebro, como se dice
en Mon oncle d'Amérique, no piensa, sino que actúa.
11- Bueno. El
Gobierno comunica. Comunica que el Estado está en modo reconstrucción. Que el
PIB de este año será como el de China cuando era buena y fabricaba
destornilladores malos. El turismo, con alguna inconstancia, vendrá imparable,
incluso con los virus más agresivos –el covid delta o, pero aún, el covid
luisvi–. Europa, que tiene la austeridad congelada, la congelará más tiempo. Es
decir, le resulta imposible volver a ella sin pifostio en el Sur. Los fondos llegarán
en breve. Y no será repartidos, sino destinados. Matiz importante, y para lo
que se requiere mayor verticalidad gubernamental –conseguida, alehop–. Los
fondos vendrán acompañados de su contrapartida: contra-reformas. Sanidad,
pensiones. Retrasar o endulzar eso, los fondos y el cultivo del PSOE –ese
aparato, ese votante– parecen ser los objetivos del pack PSOE en este nuevo
Gobierno. Cat ya no se considera un problema. Cat es ya solo el problema de
Cat. El Gobierno –no el Deep State, ese psicópata insaciable– tiene los XXXXXX
pelados de guerra cultural cat. El procesismo puede seguir practicándola. Pero
eso ya es algo sostenible para dos gobiernos. Si bien, mucho menos, para la
sociedad cat, un tanto harta, en las dos trincheras, de los mismos símbolos.
Otro corpus político amante de la ficción –PP-VOX-C’s– quedan descolgados. No
por esta crisis gubernamental, claro. Sino por lo que comunica. Comunica que el
PP no se entera. O aún no.
12- PP ha perdido
contacto con la economía real y su interlocución. PP y Deep State no se han
enterado de que la Justicia ha dejado de ser absolutamente soberana. Tiene una
instancia encima. Los tribunales y las opiniones europeas. La política
reaccionaria esp no es exportable, ni normalizable, por lo mismo. Tampoco se ha
enterado del cambio de ciclo en Europa que, como todo, durará hasta que
Alemania se raje. El nuevo ciclo es un enfrentamiento serio con Hungría. Lo que
debería hacer cambiar léxico y políticas en el PP. Y distanciarle de Vox. El PP
es un partido de lenguaje complejo, por lo que puede hacer todo eso a la vez
que no lo hace. La mala noticia es que el enfrentamiento contra Hungría puede
facilitar la autogestión del CGPJ. Abandonar los jueces esp a sí mismos, en
tanto en Europa se combatirían los nombramientos políticos de las cúpulas
judiciales. Paradójicamente, eso, en Esp, supondría un orbanismo king-size.
Veremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario