SÍNTESIS ELIMINADORA
Por Eduardo Sanguinetti, filósofo y poeta
"Síntesis eliminadora = decantar, deducir lo particular de lo general, tras haber generalizado los particulares.
- Tara propia de toda secta de hombres a medio vivir - a medio pensar - a medio respirar - a medio hacer, que no se contentan con aconsejar, que no se limitan a aconsejar, sino que toman sobre sí, la irreprimible iniciativa de reprimir... ordenando: no te atormentes, no pienses demasiado, pensarás, pero no más lejos del círculo que yo te trazo... las cosas no van en ese círculo... Nos crucifican en ese círculo y nos impiden avanzar." (Fragmento del Capítulo I de mi libro "Alter Ego", Ediciones Corregidor, 1984).
La escritura
publicitaria de los habilitados serviles a las corporaciones, significaba y
sigue significando, hoy más que nunca, la omnipotencia de la trama siniestra
del aparato criminal del poder real.
El acto de escribir
pierde su función comunicativa, de modo adrede, todo articulado por una
logística degradante de pérdida de sentido y por supuesto de la verdad tan
temida. Pero también y sobre todo la decepción relativa a la indisposición ante
la verdad.
La creencia en la
bondad de los fundamentos -ética, sentido, historia, progreso, hombre- se
reemplaza por una especie de creencia en la omnipotencia de unas fuerzas
dispersivas, caóticas, contradictorias, demoníacas, que sin dudas la humanidad
ha naturalizado, glorificando los mitos y las leyes de la destrucción: ruina,
entropía, caos.
De este modo, a
pesar del desgaste y rozamiento, se produjo un cortocircuito de lo simbólico,
que actuaba cual placebo interno de la conciencia de una humanidad
manierista/esclava y la discusión parece producía cierto vértigo, por lo que el
esfuerzo en llegar a un diálogo se tornaba casi imposible, devenido en valioso,
porque no decirlo o ser inútil, ignorante y mentiroso, no da resultados
formidables, en este sistema de sujetos-objetos, que preparan su cuerpo para
los gusanos, soportando lo insoportable, en nombre de la democracia ficcional,
al servicio de las mafias corporativas, incluidas las mediáticas, en sitial de
honor, donde la verdad es eliminada y la mentira es instalada como fuente de
todo acto delictivo.
En el interior de
la ficcionalización democrática, se insinúa con insistencia formas de simuladas
confrontaciones, donde no se llega a visualizar quién es el receptor y quién el
emisor de noticias solapadas en formato "espionaje super-escort"
modelo tercer milenio, tendencia "crimen organizado VIP".
Una fisura
posmoderna que insinúa lo obvio, permaneciendo extrañamente publicidad, desde
un perfil de posibilidad cercana, o trascendido, de lo que parecía irreal y
lejano, pero que nadie ignoraba, al menos se presentía cierto tufillo a
"voyeurismo" en acto de aniquilar la esencia sagrada de la intimidad.
Se requiere cierto
heroísmo, para mostrar a la humanidad lo que es la verdad, sin complejos, que
se experimentan día a día por quienes tiene reservada la tarea irreprimible de
escribir la historia, de los ganadores del gran derby de zombies, que corren
tras el espejismo de un oasis sin palmeras, la verdad, absolutamente prohibida
de expresarla o mostrarla, en acto y vida, incluso en textos ligeros,
literarios, de filosofía vocacional, o en notas de medios under, empantanados
entre la melancolía y el desdén.
La existencia de la
humanidad, en medio de la confusión de leyes, hábitos impuestos, deseos
indeseables, impulsos reprimidos, instintos sofocados, se ha hecho tan azarosa,
artificial, arbitraria, trágica, grotesca, que jamás tuvo la literatura tanta
facilidad para inventar relatos, como en el presente, como tampoco, encontró
tan difícil asimilar, deglutir y seguir intentando vivir, con sonrisa dibujada.
Nos rodean bestias epizoóticas, a quienes el menor roce hunde en interminables convulsiones
criminales.
Para qué seguir
sublimando y soñando lo que jamás tendrá espacio en este mundo de sistemas
necróticos, si el hombre no puede subsistir bajo ningún sistema antropoide, por
demás, masoquistas todos ellos, sin la imposición de una mentira duradera,
repetida hasta el delirio, una "mentira totalitaria", una mentira que
no se esconde en un talvez y libres de restricciones, estas fórmulas
¿sociales?, se disolverán irremediablemente en la anarquía.
El sadismo
instalado en la maquinaria emocional del hombre, deriva, ante todo, de un amor
ante el aniquilamiento, profundamente arraigado en la naturaleza humana y muy
particularmente en la naturaleza de las comunidades de hombres, una especie de
impaciencia amorosa, un deseo irresistible y unánime por la muerte; impaciencia
pudorosa, tímida, pero no por eso menos poderosa del deseo de que Tánatos y su
suavidad nos acaricien.
El resultado es
claro: el repliegue a una posición anarquista cuya violencia afectiva puede
volverse inquietante, cuando la comprobación de la impotencia oscila en el
sueño de la omnipotencia.
Esta serie de
exilios, devenida en la posición marginal del discurso de la verdad, sin
ambigüedades, determinan una pérdida de la realidad inmensa...una serie de
exclusiones que comprende lo histórico y político, asimilados a un cuento
pornográfico, que para los millones que piensan: "no puede ser"... No
obstante, se les puede replicar cuál síntesis eliminadora: "es".
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