UNA MUERTE ABORRECIBLE, BRUTAL E INHUMANA
POR JUAN DE DIOS RAMÍREZ HEREDIA
La muerte de Stalisnav Tomás, un hombre gitano de 46 años a manos de la policía checa ha sido calificada como “aborrecible, brutal e inhumana”.
Las imágenes que han llegado hasta nosotros y que se han difundido por todo el mundo son escalofriantes. Antena3 de TV nos ha mostrado un vídeo casero en el que se ve como un policía checo asesina a un hombre gitano poniéndole una rodilla en la garganta hasta asfixiarlo. Lo he visto un par de veces porque no me podía creer lo que veía. El desgraciado Stalisnav, tumbado en el suelo con tres energúmenos uniformados encima. Uno le sujetaba los pies para que no pudiera hacer el intento de levantarse, otro lo empujaba por la espalda contra el suelo con el fin de que permaneciera bocabajo mientras que el tercero, arrodillado junto al pobre desgraciado, le situaba su maldita rodilla en el cuello presionándole la nariz y la boca contra el suelo hasta que dejó de respirar.
Ahora la policía
dice que murió en la ambulancia. ¡Mentira! Otros dicen que murió en el
hospital. ¡Mentira! Los testigos que vieron como se consumaba el asesinato
afirman que el pobre gitano, cuando le faltó el aire, lanzó un lamento de dolor
e inmediatamente dejó de hacer el más mínimo movimiento. Y así permaneció hasta
que la ambulancia llegó para llevarse el cuerpo. Ya estaba muerto.
No hace falta haber
estudiado Derecho para saber que estamos ante un asesinato en el que concurren,
entre otras, las circunstancias de alevosía que contempla el artículo 139 del
Código Penal. Si el agente tuviera que ser juzgado en España cabría añadirle a
la acusación que su delito se vería agravado por haber actuado por motivos
discriminatorios —raza, sexo, ideología, minusvalía, etc.— y prevalerse del
carácter público que tiene el culpable.
El asesino checo ha
actuado como lo hizo el policía de Estados Unidos que en las mismas
circunstancias le quitó la vida a un ciudadano negro
El mundo entero se
conmovió cuando vio el video en el que aparecía Derek Chauvin, policía de
Mineápolis, apretando contra el suelo el cuello de George Floyd hasta causarle
la muerte.
Por cierto,
casualidades de la vida, acabamos de conocer la sentencia dictada por el juez
Peter Cahill, del distrito del condado de Hennepin, Minnesota, condenando al
expolicía a 22 años y medio de prisión. La fiscalía del lugar pedía 30 años
porque, al margen de la gravedad del delito cometido, los ciudadanos del país
vieron que la historia de los Estados Unidos se degradaba por los abusos
policiales y las agresiones racistas que se prodigaban con demasiada
frecuencia. Y no lo olvidemos: los otros tres policías que intervinieron han
sido acusados de complicidad y serán juzgados por separado el próximo mes de agosto.
Creíamos que estas
cosas ya no pasarían
Creíamos que la
humanidad había quedado inmunizada frente al racismo asesino tras tener
conciencia del horror que supuso el genocidio nazi durante la Segunda Guerra
Mundial. Nos sobresaltamos cuando el anterior ministro del Interior, Matteo
Salvini, propuso hace tres años realizar en Italia un censo para tener
controlados a los gitanos y las gitanas del país vecino. Simultáneamente un
correligionario suyo, alcalde de Treviso, Roberto Maroni, dijo tener la solución
para acabar con el problema gitano: eliminar a los niños o vestirlos de conejos
para que los cazadores pudieran empezar a disparar. Otros, como Nicolas
Sarkozy, presidente del gobierno francés, decretó en julio de 2010 la expulsión
del país de los gitanos llegados de Rumanía y Bulgaria, a causa de las
protestas ejercidas por los gitanos de Saint-Aignan porque un policía disparó y
asesinó por la espalda a Luigi Duquelnet, un joven gitano de 22 años, que huía
junto a su hermano Miguel de una embestida policial.
Pero la brutalidad
policial, consentida y a veces protegida por algunos gobiernos no ha acabado
ahí. En España tenemos pendiente de aclaración la denuncia penal interpuesta
por la Asociación de Juristas Gitanos ante la Fiscalía de Delitos de Odio de
Cádiz por el fallecimiento de Daniel Jiménez el pasado 1 de junio en la
Comisaría de Algeciras. El motivo de esta denuncia, explica la asociación, es
«la sospecha de que su muerte hubiera podido tener una causa distinta a la del
suicidio y a fin de depurar las responsabilidades penales y civiles que
correspondan, si las hubiera».
¿Tienen los cuerpos
de policía carta blanca para actuar con violencia extrema contra los gitanos?
Creo que no es
necesario a estas alturas que me tenga que disculpar porque alguien piense que
estoy acusando de forma indiscriminada a toda la policía. Los cuerpos y fuerzas
de seguridad del Estado son necesarios y solo ellos pueden usar legítimamente
la violencia para imponer el cumplimiento de la Ley y defender a los ciudadanos
cuando su integridad o sus libertades están siendo atacadas por otros
ciudadanos.
Pero no nos
engañemos. Cuando los gobiernos son tolerantes o miran para otro lado cuando
algunas fuerzas políticas actúan con violencia contra quienes no piensan como
ellos, las fuerzas de seguridad pueden experimentar un impulso de agresividad a
la vista de que quien debe regular el uso de la fuerza siempre encuentra
disculpas para no hacerlo.
Tal es el caso de
Hungría, esa tierra entrañable por la que todos los gitanos del mundo sentimos
cariño y admiración, pero que hoy está gobernada por un peligroso individuo,
Viktor Orban, al que dos presidentes de Gobierno europeos, Mark Rutte, primer
ministro holandés y Xavier Bettel, primer ministro luxemburgués, han invitado a
marcharse de la Unión Europea. Estos vientos son los que causan tempestades
como la denunciada, hace unos años, por la Unión para las Libertades Civiles
(TASZ). En un año se han registrado más de 50 actos violentos contra la
población romaní, que causaron la muerte de siete personas, según datos de la
TASZ, mientras que esa cadena de violencia culminó con el asesinato de un
gitano y de su hijo de cinco años.
Europa se moviliza
por la muerte de Stalisnav Tomás
Los gitanos
alemanes ya han reaccionado. Romani Rose, líder del Consejo Central de los
gitanos alemanes se ha entrevistado con el embajador checo al que ha entregado
una carta para el ministro del interior en la que expresa “Nuestra principal
demanda es que esto sea investigado por una comisión independiente, así como
que se tomen las medidas correspondientes contra el comportamiento inaceptable
de los agentes de policía».
Y la indignación
crece cuando nos enteramos de que el primer ministro de la República Checa,
Andrej Babis y el ministro del Interior han felicitado a la policía por su
acción. El presidente del Gobierno, con absoluta desfachatez, ha declarado que
“Si alguien es agresivo e incluso muerde a un oficial de policía, no puede
esperar que lo manejen con guantes de niño». ¡Miserable!
El Consejo de
Europa no se cree lo que dicen las autoridades como lo demuestra la declaración
del histórico organismo de la que la TV checa ha recibido una copia: “El
Consejo de Europa pide una investigación urgente, exhaustiva e independiente
sobre la reciente muerte de un gitano en la República Checa después de haber
sido detenido por la policía. Las imágenes tomadas en Teplice, República Checa,
muestran a la policía interviniendo contra un hombre gitano que luego murió, lo
que es alarmante y plantea numerosas preguntas sobre las circunstancias de este
trágico incidente.”
Nosotros, desde
España, acudiremos al Parlamento Europeo y al Consejo de la Unión Europea.
Igualmente acudiremos al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que
tiene su sede en Ginebra e instaremos a la Unión Romani Internacional para que
movilice a los gitanos de todo el mundo en una protesta cívica y pacifica que
ponga freno a la agresividad policial que padecemos en demasiados lugares del
mundo.
https://diario16.com/author/juan-de-dios-ramires-heredia/
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