EL CANARIO QUE SALVÓ A CENTENARES DE JUDÍOS
ANA SHARIFE
Antonio Medina
Vega, quien desfiló por las calles de París junto a los republicanos españoles
como héroe de la resistencia, fue fusilado por los franquistas en Madrid en
1946.
De Gaulle, que le había
agradecido expresamente sus éxitos contra los nazis, exigió a Franco la
conmutación de la pena y, tras el fusilamiento cerró la frontera con España.
No ganó el Nobel de
la Paz, ni le dedicaron una calle o una plaza en su tierra natal, pero nadie lo
mereció más que él. De entre los héroes de la Segunda Guerra Mundial se
encuentra un joven canario llamado Antonio Medina Vega (Las Palmas de Gran
Canaria, 1915 - Madrid, 1946) quien arriesgó la vida para salvar a cientos de
judíos de los campos de exterminio nazis, desfiló por las calles de París junto
a los republicanos españoles como héroe de la resistencia, fue condecorado con
la Cruz de Guerra, y fusilado por los franquistas en Madrid en 1946.
Quien salva una
vida, salva el mundo entero, dice el Talmud. Fue el caso de Antonio Medina, “un
hombre sencillo y reservado, de grandes cualidades humanas, hijo de la
burguesía portuaria al que las derivas de la vida le llevarían a simpatizar en
la izquierda política”, describe el historiador Antonio González en Maquis en
el sur de Francia (2004). A pesar de ser un pequeño empresario que suministraba
soga a todo el avituallamiento de los buques en una ciudad que en los albores
del siglo XX desplegaba una gran actividad portuaria, militó en Alianza Obrera
y Campesina, lo que constituiría uno de los embriones del Partido Comunista.
“Estalla la Guerra
Civil y es movilizado por los partidarios de Franco, como muchos jóvenes
canarios”. En este punto se le pierde el rastro, hasta que aparece convertido
en oficial del Ejército Popular de la República, donde entabla amistad con el
legendario Cristino García, el español artífice de la victoria de la batalla de
La Madeleine, donde 36 héroes republicanos, sin uniforme y casi desarrapados,
humillaron a 1.000 nazis y los obligaron a capitular.
Medina compartiría
caravana con ancianos, mujeres, niños, soldados mutilados y discapacitados que
emigraban por temor a las represalias
En 1939, a medida
que las tropas franquistas iban tomando la península, las carreteras que
conducían a Francia se anegaban de republicanos que huían desesperados. Medina
compartiría caravana con ancianos, mujeres, niños, soldados mutilados y
discapacitados que emigraban por temor a las represalias por parte del bando
vencedor y del régimen autoritario instaurado en España. En marzo de 1939, el
número de refugiados españoles en Francia según distintos informes se estima en
torno al medio millón de personas, de los cuales 170.000 eran mujeres, niños y
ancianos.
Tras la invasión
alemana de Francia en 1940, el general Pétain se convierte en la cara visible
del colaboracionismo, el traidor francés que admiraba a Hitler. Salvo para los
pocos que tuvieran pasaporte diplomático, al resto les esperaban los campos de
concentración que su Gobierno les tenía reservados. En cuanto se le dieron
plenos poderes a Pétain, miles de republicanos españoles que habían sido
encuadrados en el Ejército francés y que en el momento de la invasión de
Francia por la Wehrmacht fueron capturados por los alemanes y confinados en los
stalags, fueron transferidos. En total, unos 10.000 republicanos españoles
serán encaminados hacia los campos de concentración de Mauthausen-Gusen, donde
fallecieron 4.427.
Decenas de leyes
antisemitas secundaron la locura nazi, organizando razias y deportaciones.
Desde octubre de ese año, a los judíos se les obligó a portar la estrella
amarilla. Un cuarto de los judíos de Francia pereció en los trenes y los
centros de exterminio. Como muchos españoles que se unieron a la resistencia,
el maquis y las fuerzas francesas libres, Medina Vega se había enrolado en los
batallones de extranjeros del ejército francés.
Pronto es nombrado
instructor en el maquis de partisanos y francotiradores organizado en el bosque
de Picaussel, y en 1941, capitán de las Fuerzas Francesas del Interior (FFI) y
comisario político de la 234ª Brigada (Aude) de Guerrilleros Españoles, al
mando de José Díaz, que pasó a denominarse 5ª Brigada a partir de 1943, y cuya
intervención fue decisiva en la liberación del departamento francés del Aude.
Maquis y Pirineos (2001), de Ferrán Sánchez I Agustí.
Su bravura y
heroísmo en el combate contra los nazis quedaron más que probados. Intervino en
numerosos sabotajes y destrucción de campos minados de las tropas alemanas, así
como en emboscadas, como en el asalto a la prisión de Nimes, fuertemente
custodiada por los nazis, de cuyas mazmorras liberaron a decenas de presos
políticos.
Durante su última
incursión, él y 28 compañeros más (27 republicanos españoles y 2 franceses)
aprehendieron cañones y blindados e hicieron un total de 1400 prisioneros
alemanes que se dirigían a París para enfrentarse a las tropas del general
Leclerc y su 2.ª División Blindada. En esa captura destaca el rescate de un
contingente de varias decenas de familias judías, que iban camino de los campos
de exterminio nazis. “Se jugaron la vida por liberarnos”, contarían los
supervivientes. En reconocimiento a estas acciones, el Gobierno francés le
concede a Antonio Medina Vega el grado de Héroe Nacional de Francia.
El telegrama de De
Gaulle decía: “Al capitán Antonio Medina, campo de batalla de Ariège Foix.
Francia. Querido capitán de la FFI: Enterado de las batallas de Prayols y
Rimont por los brazos luchadores republicanos españoles, al mando del
comandante Cristino García y su destacamento, donde hicieron sucumbir a un
contingente de la Wehrmacht por la liberación de Francia, reciba mi
felicitación que nuestro pueblo jamás olvidará. Viva la Francia Libre. Firmado,
el general Charles De Gaulle. Marzo de 1944”.
Fusilamiento
en España
Los exiliados
republicanos esperan que después de la caída del nazismo, la liberación de
Francia contribuirá a liberar a su país del franquismo. En 1944 Medina se
integra en los guerrilleros españoles que cruzan los Pirineos. Junto a Cristino
García organiza una resistencia armada, confiados en que, derrotado Hitler, el
propio Franco no podría durar mucho. El objetivo era una intervención militar
guerrillera que penetrara en España por los Pirineo, desde Francia, y por
Andalucía, desde Orán y Argel, que acabara provocando un levantamiento popular
y finalmente la intervención decisiva del ejército aliado.
Los aliados, por
los que había luchado en la Segunda Guerra Mundial, les dejan solos en la
llamada Operación Reconquista. Fueron detenidos el 20 de octubre de 1945, y
torturados salvajemente durante meses. Sin abogado defensor, el 22 de enero de
1946 fue sometido a juicio sumarísimo en Alcalá de Henares ante el Juzgado
Especial de Espionaje y Comunismo, dirigido por Enrique Eymar, el llamado
“coronel inquisidor”, junto al resto de integrantes del Expediente Cristino. El
9 de febrero del mismo año se le condena a muerte junto a nueve de sus
compañeros.
El Ministro de
Interior de Francia y el presidente de la República española en el exilio, José
Giral, interpelaron por su liberación ante las Naciones Unidas Gobierno. El
General De Gaulle fue más allá al amenazar oficialmente a España con un bloqueo
total en caso de llevarse a cabo la ejecución. Todo fue inútil.
En la madrugada del
21 de febrero de 1946 se cumple la sentencia y Antonio Medina es fusilado en
las tapias del cementerio municipal de Carabanchel Bajo, donde yace enterrado,
junto a once antifranquistas más, entre los que se encuentra Cristino García.
El fusilamiento de estos héroes de la Resistencia francesa causó un gran
revuelo político en diferentes países y una oleada de indignación y
manifestaciones en Francia.
La Asamblea Nacional
Constituyente declararía que “los guerrilleros fueron fusilados por el odio a
la libertad que habían defendido en Francia”, y se invita al Gobierno a romper
con el régimen de Franco.
Por los méritos
alcanzados en la resistencia Antonio Medina Vega fue condecorado con la Cruz de
Guerra. Sus restos mortales yacen en un olvidado nicho del cementerio de
Carabanchel. Tenía 31 años.
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