GONZÁLEZ PONS SE LAVA LAS MANOS
DAVID TORRES
Lo de lavarse las
manos es un gesto muy adecuado en estos tiempos que corren, más aun cuando
acaba de concluir una Semana Santa atípica, sin más procesiones por nuestros
pueblos y ciudades que unos cuantos sacerdotes sobre ruedas bendiciendo las
calles desde un curamóvil. La verdad es que en casi todos los pasos y rituales
consagrados en estas entrañables fechas falta una referencia al gobernador
romano de Judea, un defecto que, como ya he señalado varias veces, se encargó
de subrayar en un pueblo andaluz un gitano con lágrimas en los ojos, según me
lo contó mi añorado Rafael Martínez Simancas: "Hay que ver, si no es por
el hijoputa de Pilatos, un poco más y nos quedamos sin Semana Santa".
Lavarse las manos a
conciencia, frotando durante diez minutos hasta despellejarse la epidermis y el
pasado, es lo que ha hecho Esteban González Pons en una entrevista concedida a
Jordi Évole desde su casa, una de esas entrevistas caseras, sin luces ni
maquillaje, que son la última moda. A lo mejor se encontraba demasiado relajado
por eso de estar en pantuflas, pero el caso es que cuando Évole le preguntó si
los recortes en la sanidad pública habían sido fruto de unas políticas
erróneas, González Pons contradijo la línea de defensa principal del PP y dijo
que sí, que se habían equivocado por no darle la importancia debida a la
sanidad y la investigación, por gastarse el dinero en francachelas y volquetes
de putas, aunque la culpa -esto lo subrayó desde el principio- era de la
sociedad española, por votar lo que votaba.
No le faltaba
razón, más bien le sobraba, y hubo un momento en que González Pons, poseído de
santa indignación, estuvo a punto de cabrearse mucho y arengar a la ciudadanía:
"¿Pero cómo se les ocurre votarnos a nosotros veinte veces, almas de
cántaro, si ya han visto que les dejamos los hospitales tiritando? Menuda panda
de irresponsables, es que no aprenden, coño, así estamos ahora como
estamos". En lugar de eso, comentó que con un poco de suerte habríamos
aprendido la lección y empezábamos a tener un poco de cuidado con lo que
elegíamos en las urnas, eso que unos llaman conciencia social y otros
simplemente sentido común. Es decir, aprender que los gastos sanitario y
farmacéutico son prioritarios al lado del derroche en parques acuáticos,
visitas papales, bodas principescas y aeropuertos sin usar, por no hablar de
los sobres repletos de dinero negro que circulaban de mano en mano en Génova y
las vistosas campañas de financiación ilegal.
La corrupción no
sólo roba, sino que además mata: ésa es la formidable lección de cinismo
democrático que impartió, en pantuflas y desde su casa, Esteban González Pons,
un hombre que antes de ejercer de eurodiputado en el Parlamento Europeo ocupó
el inverosímil cargo de Vicesecretario General de Estudios y Programas del PP. "No
fueron decisiones políticas: fuimos todos que, poco a poco, fuimos
consintiéndolo". Es una frase para enmarcar o, mejor todavía, meterla en
un sobre, depositarla en una urna el día de las próximas elecciones y luego
lavarse bien las manos . Recuérdenlo bien, que luego pasa lo que pasa. Un poco
más y nos quedamos sin enterarnos, si no es por González Pons
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