R O T U R A
Escrito
José Rivero Vivas
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(Quiero dar a
conocer este pliego
en cálido homenaje
a los dos amigos.
José.)
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Del libro:
Escritos 1
Ensayo - Inédito
Obra: E.01 (a.63)
José Rivero Vivas
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Marzo de 2020
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José Rivero Vivas
José Rivero Vivas
ROTURA
Ayer, 30 de marzo,
no sé por qué, recordé que era fecha de nacimiento de Orlando Cova. Rápido fui
al estante donde tengo algunos libros suyos, y estuve ojeando y releyendo,
hasta que, al final, decidí coger PUEBLO, dedicado de su puño y letra a mi
hermano Alfredo, también ausente.
La elección fue
motivada por su cercanía a cuanto nos tocó vivir: yo, antes; él, con
diferencia, después. De aquí la imbricación de un tiempo y otro, donde el
desprotegido seguía inmerso en precariedad y desconsuelo. Los versos, además,
pese a la premura, sequedad, cual se subraya en el prólogo, y acaso intencional
reiteración, me parecen más suyos, puesto que reflejan su origen y el amor que
vuelca hacia cuanto le pesa y atribula. Aun cuando ciertos pasajes adquieran
tintes atrabiliarios y rezumen cierta hostilidad, como de enconado rencor, su
noble sentir hacia el entorno prima sobre cualquier disonancia.
Anoche estuve
leyendo de nuevo estos versos, nacidos con espontaneidad y luctuoso acento de
su delicada alma de poeta. Quizá su anhelo de innovación, en la disposición del
texto, enriquece la visión del poema; aun así, se advierte cierto embarazo en
su lectura. Claro es que, el creador recepta el influjo del tiempo en que vive,
y a él se adhiere con ansias de superación. Recitada, empero, la composición,
es posible que el calor de su voz logre en parte diluir la imperceptible
aspereza.
El caso es que, su
acción aparece fresca y vívida, frente a otros, que experimentaron asimismo el
cetrino panorama de entonces; pero él, además de palparlo, lo sintió y lo dejó
escrito. Es hora de que, San Andrés, su pueblo amado, se honre de reconocer su
don y la generosidad suya de con fervor dedicarle tanta obra, en cientos de
páginas, que los más jóvenes deberían descubrir. En especial las de este libro,
donde medio y personajes quedan en este marco identificados.
A este respecto se
podría objetar que su devenir fue marcado por cierto behaviorismo, híspido e
inconsecuente, imbuido por cuanta fe en sí mismo le prodigara el éxito editorial.
Creadores hay, sin embargo, de intrincado declive, cuya obra, considerada
genial, los ha llevado a resplandecer como figuras emblemáticas de la Historia.
Orlando Cova, díscolo poeta de humilde asiento, cae preso en las redes de celo
por su pueblo natal; pero, lejos de ambigüedad y prevención, no cesa de
proyectar su cariño y lealtad en la poesía que San Andrés le inspira.
Acaso la diversidad
de ambientes y personajes que, de forma escueta, plasma en sus versos, sufra
mengua en su aura descriptiva; no obstante, gana en mucho la evocación de
lugares y personas, que, tras contenida pasión y veraz reciedumbre, expone a lo
largo de su tersa y a veces encabalgada escritura. El hecho es que, pese a la
favorable o severa valoración, la obra permanece intacta; suma que el pueblo,
idealizado por el bardo, habría de asumir como propia, y compensar así su
abnegada dedicación.
No procede, por
consiguiente, aguardar a que, en distante o próximo futuro, alguien acreditado
trate de revivir aquella atmósfera de penuria y desamparo. Para ello tendría
que recorrer el pueblo y sus aledaños, en un intento de reproducir las
características de aquel momento. Puede inclusive recurrir a los versos que nuestro
vate vernáculo dejó impresos; con todo, no habrá de suscitar plena constancia
del pasado, porque no es igual transitar el pretérito que ser testimonio
viviente de una época -dura y cruel, por su acusada carencia, y otros estigmas,
aposta ignorados-, impregnada que fue por siempre de una magua desmedída.
Así, en el poema a
Joaquín, dice sus debilidades al tiempo que denuncia el trato que el desvalido
recibe, por la vida insoportable que sobrelleva, sojuzgado a una sociedad que
lo arrumba “como a un juguete roto”. Y acto seguido emprende su
irascible diatriba, para terminar con voz quebrada, transido de honda pena por
el malhadado ser, que su silueta arrastra, hundido en su desventura.
Complacido de este
reencuentro con los versos del amigo, sin vacuidad alguna, llego a inferir que,
Orlando Cova, poeta de franca raíz y natural enseña, con un poco más de suerte,
hubiese creado leyenda en este, de alguno subestimado, pero sin duda sublime quehacer
de las Islas.
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ROTURA
ROTURA
José Rivero Vivas
San
Andrés – Tenerife
Islas
Canarias
Marzo
de 2020
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PUEBLO
Orlando Cova
Prólogo:
José Luis
Rodríguez
Fernández
ISBN:
84-398-2257-X
Dep. Legal:
TF. 856/84
CENTRO DE LA
CULTURA
POPULAR
CANARIA
Septiembre de
1984
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José Rivero Vivas
ESTAMPA
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Joaquín Alberto murió hace un mes en el Hospital Universitario
de Canarias, donde hubo ingresado, según diagnóstico, enfermo de neumonía,
regalo de este crudo invierno que no logró rebasar; vivía el hombre en total
desafío de leyes naturales, expuesto día y noche a la intemperie, sin más
amparo que las estrellas, fuera riguroso el frío o reinara un calor asfixiante.
A pesar de la asistencia, cuidados y tratamiento prodigados en este Centro, su
debilitado organismo no resistió la pugna, y el día 23 de enero falleció,
pasando a mejor vida.
Vecinos y familiares de San Andrés sintieron la pérdida de un
hombre que, si a través de su indolencia mostró su desacuerdo social, mantuvo
siempre su compostura y se desenvolvió dentro de la norma de correcta
convivencia, sin faltar a nadie ni de gesto ni de palabra, aunque en
determinados momentos rompiera su mutismo para ensartar sordos soliloquios
sobre esto y aquello, y a saber su verdad. El pueblo donde nació, creció y
soportó las consecuencias de su vivir, respondió unánime y colaboró generoso
para que este vecino, a quien respetaron su libertad de elección, tuviera un
entierro digno y recibiera cristiana sepultura.
Pero, ¿quién era
Joaquín? Uno más, seguro, anónimo como casi todos en este preámbulo de lo
eterno. A sus contertulios, en época anterior, cuando todavía se mantenía firme
en su trayectoria individual y conservaba nítido su oficio, maravillaba la
delicadeza de sus manos, suaves y ligeras al cortar el pelo o rasurar la barba,
con aquella pulcritud que era un primor, peculiaridad singular de alguien
limpio y despercudido que acabó demolido por su desidia y su miseria. Su
metamorfosis fue lenta, y aun cuando ignorase la quo Franz escribió, no por
ello carecía de furtiva ilustración, lo que mostraba palpablemente a quien
quisiera seguir el hilo de sus monólogos en la última etapa de su existencia.
Para quienes
desconocían su proceso ruinoso resultaba patético verle, con su decrepitud a
cuestas, andar las calles del pueblo, mientras su deterioro se acentuaba hasta
más allá de lo concebible en límites humanos. Sin embargo, despertaba envidia
constatar su renuncia absoluta, que no aparentaba pose de mal gusto ni suponía
mera actitud filosófica, sino práctica real, esgrimida como respuesta eficaz a
la oferta de una sociedad ensoberbecida, que exhibe el triunfo material como
supremo bien codiciable.
Mas, en su
discreción y reserva, ¡quién sabe cuánto desaliento apurado! ¿Cómo conocer las
desilusiones sufridas? ¿Y qué de sus anhelos fallidos…? Todo lo llevó en
secreto a la tumba, para guardarlo celosamente en el arcano de su historia.
Hoy, como homenaje
póstumo de quienes somos oriundos del mismo pueblo, hemos querido dejar
impresas estas líneas, dando paso a los versos de Orlando Cova, quien, en su
sensibilidad de poeta, supo captar, de manera inefable, la imagen y semblanza
de Joaquín en su habitual y cansino derrotero hacia la nada.
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ESTAMPA
José Rivero Vivas
José Rivero Vivas
San Andrés – Tenerife
Febrero de 1990/91
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José Rivero Vivas
ROTURA
San
Andrés – Tenerife
Islas
Canarias
Marzo de 2020
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