EDUARDO
SANGUINETTI,
FILÓSOFO
Y POETA.
La realidad nos ha puesto a prueba, no
estamos reducidos ya a suposiciones, pues en Argentina con una tasa de
letalidad de 4.57 en pandemia, confirmado por un científico cubano amigo, en
dominio inexplorado, sin exigencias, comienzo mi relato en la vereda de mi
viejo domicilio de Avenida Libertador 3.810 del barrio de Palermo, recordando a
mi familia ausente, en su estilo repulsivo e incomparable de regla de vida, que
se ha desarrollado en el desprecio, en la forma más extrema de hipocresía,
aparece cual espectral pesadilla, de a ratos, como una reserva infinita de todas
las posibilidades de desarrollo, elevado de nivel tecno-energético de fósiles
bio-jamás-renovables, jamás imaginables: contaminantes en grado sumo.
A su modo, tan absurda como es posible,
a los ojos de todas las otras relaciones que he mantenido, efímeras y pasajeras
en un instante de vida, mi vida, que me eleva por encima de la cotidianeidad de
"cosa archivada", entrando en un espacio autoreferencial de libertad
total, pagando el costo de tal instancia, por demás liberadora.
Este pensamiento lo hago extensivo al
mundo y sus criaturas, que se conducen en todas direcciones, de la hoy humana
ausencia de objetivo viable, en aras de lograr una existencia
"deliciosa", pero desgraciadamente acontece todo lo contrario, nada
por encima de la estupidez horizontal de los pueblos y sus pobres necesidades
básicas, computarizando heridos de frente, en el malentendido fatal y
finalmente letal de la ciencia.
En tiempos de pandemia, donde todo puede
resultar insoportable para algunos, a causa de la muerte que acecha, el único
principio que no puede refutar ningún ser humano, ni siquiera los ausentes y
presentes miembros de mi familia, incluidos mis hijos, lógico, tan lejanos del
deber ser, destruidos por sus madres, abyectas mujeres, despiadadas con mi
persona, que tantos momentos de enseñanza y placer extremo les obsequié de
manera casual, y hoy , esos momentos, permanecen en su memoria dilapidada y en
la carne trémula que ellas han logrado degradar, en nombre de lo que no pudo
ser y el “orondo” orgullo que conduce a la muerte que siempre aguarda.
Mi familia permanece en un mundo
congelado, adhiriendo al sistema financiero imperante, que se basa en un 5 por
ciento devenido de producción real, mientras el 95 por ciento es
especulación... un mundo donde en universidades, otrora de renombre, se enseña
cómo evadir impuestos, aplicados lógicamente a las macro empresas o a los
ricos, pues argumentan que cobrarles a estos mafiosos, detiene la economía.
Mi familia adhiere a Mauricio
Macri, Donald Trump y Sebastián Piñera,
"tipitos" que no debemos dejar de investigar, sobre todo en tiempos
de pandemia de Covid-19, pues luego de hacerse de fortunas inmensas a cualquier
costo, lograron ocupar la presidencia de sus países, con voto del pueblo, un
tanto anestesiado y ansioso de sumarse a las tendencias prostibularias de
paraísos fiscales, que estos tres delincuentes proponen, sumado a alentar en
tiempos de pandemia una muerte segura a quienes ya no tienen espacio dentro de
esta tierra, pues los que instalan ideales o ideas humanistas, no están
habilitados para ser esclavos del sistema.
Miles de ciudadanos comprando armas,
tendencia atroz, en el denominado primer mundo, sin control de impuestos, ni
público. Esto sucede hoy, en lejano oeste de Estados Unidos, con el cowboy
Donald alentando a la confrontación, acto que él a diario hace desde que asumió
como presidente del imperio, incluso con la OMS en plena caída en credibilidad
y efectividad 0.
No me olvido del capitán Jair
Bolsonaro, presidente de Brasil, un ex-militar dado de baja del ejército
por padecer patologías severas mentales, que afirma a diario, que las
dictaduras militares son inigualables y las comunidades de Amazonas deben ser
eliminadas, sumado a la desaprensión de considerar al coronavirus como una
gripe estacional y puedo seguir enumerando actitudes criminales que configuran
el perfil de un genocida.
Estos ignorantes, como mi familia,
carecen de facultades intelectuales y evaden cultivar el espíritu, desprecian
la cultura y todo lo que implica ella, en franca caída, pues los referentes
legítimos han muerto y los que quedan están silenciados y amenazados por las
corporaciones financieras multinacionales del planeta, que todo lo controlan,
son la cultura del presente... sus serviles mascotas, son dueñas de la
corporación económica de medios de comunicación basura y de las universidades a
las que acuden los futuros exégetas del sistema totalitario que se ha instalado
en el planeta.
No puedo dejar de hacer mención que la
denominada izquierda, ha sido comprada a bajo costo, con pantalla y micrófono
como jamás la ha tenido, pues lanzan el contra-discurso que hace colapsar todas
las previsiones posibles de modificar el rumbo... lo apreciamos en la seducción
de un tal José Mujica, ex-presidente de Uruguay, por George
Soros, el archimillonario que pretende ser emperador de Latinoamérica.
Continúa en ese paisito la farsa que
vende al mundo, un ejemplo de censura y eliminación de libertad de expresión,
me ha tocado experimentarlo, cuando fui silenciado y prohibido en diario La
República en febrero de 2020, luego de 15 años de ser editorialista premiado de
dicho medio, que se jacta de plural, por decisión arbitraria de un director de
nombre Néstor Molina, sin explicación de ningún tipo, que hoy no se
cansa de dar espacio a un milico devenido en senador Guido Manini Ríos,
el nombre del 'fulano', que brega por dejar sin efecto los juicios a genocidas
de la dictadura cívico militar, una exigencia demasiado alta para los patrones
del medio y de Uruguay, ¿o creen que quien gobierna es Luis Lacalle Pou?
Uruguay es un paraíso fiscal para los
ricachones mafiosos argentinos, desde siempre, una colonia de Estados Unidos,
elegida como punta de lanza para torcer la proa del destino de la región... o
Mujica no hizo socio a este "paisito" del TISA en secreto; eliminó
PLUNA, la línea de bandera; pactó con Obama y Rockefeller en 2014; y, siempre
presente lanzando su discurso posverdadero, mientras es alabado por las
oligarquías y burguesías del mundo, ocupando portadas de medios poderosos en
desinformar. Y me pregunto, ¿qué hizo este fabulador además de hambrear a su
pueblo y mentir?
Todo este desvarío acontece en un mundo
donde los políticos y las instituciones están devaluados, como consecuencia de
una peste, que antecedió al Covid-19, el neoliberalismo, que ha degradado la
política como arte y doctrina de administrar el Estado, fue eliminada por
financistas y empresarios, que con sus actividades mafiosas llegaron a tener
más riquezas que países con tendencias de cualquier color.
No me complace relatar nada acerca del
mundo de hoy y mi familia despreciable, en realidad me cuesta comentar lo que
no dudo será dejado de lado por medios corporativos, pues no ignoro los
infiltrados mercenarios de los ricachones que debieran donar mes a mes parte de
sus riquezas, para insumos sanitarios, aportar todo para la renta universal a
los millones que debieran tener una vida digna, con techo y comida y dejar de
lograr legislar por una ley de un sólo impuesto a la riqueza de estos
privilegiados por haber estafado al estado, sería ético, o ¿les temen a los
miserables?, los blindados en sus tropelías con sus caballos de Troya
instalados en sitios estratégicos que hacen que nada les perturbe su vida de
cuentos de la cripta.
A ellos y sus familias parásitas,
publicitadas hasta el cansancio por pasquines que muestran todo menos lo que
deberían, como el narcotráfico, los muertos por hambre, por la pandemia, los
proxenetas, la trata de personas y las armas... tanta porquería se acumula que
no tengo idea si podría contar un cuento de los Músicos de Bremen.
Yo no soy un cuento, no he salido de un
cuento de hadas, he debido vivir una vida digna a pesar de los delincuentes y
difamadores seriales de medios corporativos, que no soportan mi presencia ni mi
discurso por y para la verdad en libertad, pues soy yo, no tengo jefes ni
patrones que me dictan derroteros... he visto morir a camaradas, amigos del
alma y a otros continuar caminando sobre sus cadáveres, todo ha continuado, en
realidad todo ha cambiado, en verdad en estas décadas, un viejo mundo se ha
transformado.
Vivir sin cuentos de hadas es difícil
para la niñez, por eso es tan difícil vivir en el siglo XXI, por otra parte, no
hacemos más que existir. Estamos, pareciera, en el territorio más espantoso de
la historia... están aterrados ¿no? incluyo a mi familia despreciable, pues
sólo son un gran dolor, este dolor hoy los constituye, este dolor es ahora su
estado de ánimo, como el del mundo neoliberal en franca desaparición. Quedará
un sedimento que habrá que diluir en ácido salicílico, de modo que no se
materialice nuevamente, nos debemos un sistema totalmente nuevo, una visión del
mundo del todo nueva... artes y ciencias completamente nuevas.
(*) Filósofo y poeta
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