DIVAGACIONES DE UN 15 DE ABRIL...
DUNIA SANCHEZ
Las ventanas se
abren, un colorido desfile en sus cantos de mirlos acuden. Un cielo gris con
algún rayo fugaz de sol nos embelesa mientras recurrimos a ella. Hoy
despertamos con la batalla aun presente, con las manos vacías, con las bocas
cerradas intentado persuadirla. Dibujamos arco iris imaginarios donde el eco de
la insularidad nos protege en el reboso de las mareas, azules, verdes. Busco
bajo los ojos ausentes y me encuentro, hallo esa reconditez acaso herida, acaso
victoriosa con ojeras hilándose con el paso de las semanas, de los días. Ojeras
que se borraran cuando todo haya terminado. La calma me exprime, me nutre, me
desnuda y calada de frío me siento frente un espejo. Busco bajo la piel
eclipsada en el transcurso de las horas.
Busco bajo el sudor extinguido a
la vez que mis pensamientos, mi razón me llevan al mañana. Un mañana donde el
resonar de pianos danzara a la vida. Busco bajo las ramas donde un herrerillo
se deja mirar. Busco a través de las pisadas, lejanas, en las aceras de la
insonoridad.
La nada brota en mi mirada ensimismada, un túnel cuya luz se
aproxima me avisa de la próxima estación, de la próxima parada donde los
cuerpos se rozan, se ruborizan con el
jaleo de la existencia ¿Cómo cambian las cosas? Todo cambia, sin embargo
nosotros nos reflejamos en la manía de una sangre que corre por nuestras venas,
inalterable, con los mismos sentidos vagando de que tal vez cuando la puertas
se abran podamos ser ojos en el espacio de la lumbre. Las ventanas se abren, la oscuridad aun es
presente, es cercanía arrojándonos a un baile en círculos aislados. Pero, aquí
estamos, con la vitalidad de quien se engendra bajo las secuelas de las
sombras. Las ventanas se abren ¡Ay esos
mirlos¡ nos movemos en el momento preciso donde nuestros maneras conversan con
el esplendor. Busco bajo el sudor de una fisionomía a lo lejos luchadora,
consecuente con las prisas porque venga un nuevo amanecer. Busco bajo las
noticias de la espera, una espera que se hace asentamiento en mis sentidos pero
sin embargo las ventanas se abren, me quedo con esos mirlos hablando al
cosmos. Busco bajo el sueño que me posee
y corriendo canto una canción alegre, llena de vigor en la templanza de mis
cimientos. Las ventanas se abren, es la
tarde y la musicalidad de los pájaros no me dejan, me acompañan en estos pasos
sin rumbo cierto, solo, lo repetitivo de nuestros actos complacidos por una
soledad no melancólica, no gris, no penosa sino alborotada por los deseos.
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