RESPUESTA
AL ARTÍCULO DE ANTONIO
PERDOMO “PLANO Y CERRADO”,
de JOSÉ ALMEIDA
ALFONSO en Diario de
Las Palmas, 3-abril-1995
Leí un artículo de Antonio
Perdomo titulado “Literatura abierta”, que fue
publicado el pasado día 25 de Marzo en LA PROVINCIA. Y quiero hacer algunas
apreciaciones que considero de justicia, especialmente por las afirmaciones que
hace su autor sobre la literatura de nuestro escritor V.R. en contraposición
con el escritor español Juan Benet.
Cierto es que en cuestión de gustos
literarios no hay por qué pontificar. Pero resulta sospechosa la insistencia de
escritores canarios, como el señor Perdomo, en proteger sus lógicas
frustraciones con autores extranjeros –como lo es el señor Benet, autor del que
no trago su farragosa literatura- para atacar lo propio tan menguado e
indefenso.
El mismo Ramírez –y eso debe saberlo Antonio Perdomo- es de los poquísimos que,
con su literatura y con sus antologías y con sus páginas literarias de prensa y
con sus artículos y ediciones, ha luchado y lucha para que nuestros escritores
–entre éstos el mismo señor Perdomo- sean conocidos y considerados con el mismo
respeto que los de cualquier lugar del mundo.
Y por mucho que gente ingrata como
Antonio Perdomo, a quien leía por vez primera en una antología de concretamente
V.R. y Rafael Franquelo, intenten
ningunear o distorsionar pérfidamente la literatura de Ramírez, no lo
conseguirán porque esa literatura se defiendo por sí misma. Nadie de los que la
lean con los ojos de la imparcialidad y de la sensibilidad puede sustraerse a
su encanto, a su originalidad, a una altura prosística conseguida por pocos
novelistas en todo el mundo.
Y esto no lo digo solamente yo; esto se lo he oído decir a personas
de criterio fiable. Por eso creo de justicia testificar sobre la opinión de
algunas de estas personas no canarias que por azar leyeron algunas obras de
V.R. Me refiero concretamente al escritor y periodista español Ricardo Bada, residente en Colonia de
Alemania, al escritor chileno Luis
Sepúlveda, autor de “Un viejo que leía novelas de amor”,
y al colombiano Álvaro Mutis, autor
grandemente considerado, y al que el mismo García
Márquez considera maestro y quien Mutis dedicó su novela “El general en su laberinto”.
Ricardo Bada dijo que, cuando leyó CUENTOS COBARDES hace más
de quince años, no pudo menos que manifestar que V.R. había conseguido una de
las mejores prosas narrativas en el castellano de los últimos tiempos; y cuando
lo dijo, no conocía personalmente a Víctor.
Bada, onubense de nacimiento, compró el
libro en Madrid, ya residiendo él en Alemania. Y fue él mismo quien regaló NOS
DEJARON EL MUERTO a Luis Sepúlveda cuando convalecía éste gravemente enfermo en
un hospital de Hamburgo hace un par de años.
Quedó Luis tan emocionalmente sorprendido que no cejó hasta
conocer personalmente a nuestro V.R., a quien –y fui testigo directo- trata de
hermano. Quedó Luis tan encantado con la lectura de la novela, que incluso la
fotocopió muchas veces, enviándola a amigos de muchas partes del mundo.
Y el mismo Luis Sepúlveda me contó que
en Narbone de Francia se celebraba un homenaje a Álvaro Mutis, y dejó a éste
NOS DEJARON EL MUERTO, recomendándole su lectura. Tra el almuerzo, Luis bajó a
la playa y allí, en una silla, vio cómo Mutis leía con un gesto típico suyo de
completa atención –movimiento descontrolado de la dentadura postiza- la novela
de Víctor.
Por la tarde, cuando Álvaro Mutis estaba en la mesa principal,
tardaba en comenzar su discurso en el Auditorio de Narbone completamente lleno
–con inclusive muchos de pie, y en completo silencio, dando golpes con los
dedos en la mesa.
Los asistentes al acto estaban
extrañados, mirándose unos a otros, hasta que el homenajeado arrancó diciendo: “¡Puta madre!, acabo de leer una de las
mejores novelas que he leído en los últimos veinticinco años y desconozco al
autor”. Se lo decía Álvaro Mutis a sí mismo con reproche.
Esto lo contó Luis Sepúlveda delante del
mismo Víctor, de Rafael Franquelo, de José
Miguel Cuenca y de mí en una entrañable cena en el restaurante “Balalalaika”.
Sin embargo Antonio Perdomo, en su artículo titulado “Literatura
abierta”, aprovecha para intentar minimizar hasta el ninguneo la obra
de V.R. pretextando alabar la literatura de un extranjero como Juan Benet. Y
quien califica el mundo novelístico de Ramírez de “plano y cerrado” o no sabe
leer, o apenas le ha leído y le tiene mucho odio a nuestro escritor, o su
espíritu sí que es plano y cerrado.
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