DIVAGACIONES DE UN 25 DE ABRIL
DUNIA SANCHEZ
Vestida del
crepúsculo de la tarde. Astros danzan en
mis orejas como luces de un mañana.
Pierdo el tiempo y luego con la celeridad de sábanas sin planchar me
extiendo en el soñar. Aun el sol pestañea con sus logros, con su tibieza. Una
higuera, en el jardín, donde los pájaros de la tarde caída revolotean con el
aliento de sus minúsculas alas. Las sombras de un mar cercano me alientan, me
confina en un horizonte donde mi verticalidad exhala el jugo del reverdear de
nuestros ojos. Todo cambia, amigo, amiga
en el curso de los días. Días de puertas abiertas a la brisa emotiva de una
sonrisa. El fresquillo me hace entregarme y planeo por los deseos, por el beso
de una tierra ahora callada. Me gusta su silencio. Me gusta su florecer después
de los tormentos, después de las melancólicas voces del dolor. Me gusta su
olor. Me gusto su color de arco iris deambulando por los pastos de la libertad.
Y miro esa higuera ¡uhm¡ su aroma, viene a mí como empeño de continuar por la
senda de la insonoridad. Y me visto de
crepúsculo con mis pendientes de astros designando cada anhelo, cada ternura en
la caricia invisible, impalpable. Y es
que todo ha cambiado…¿cambiado? …todavía somos eco de veleros del ayer. Vestida del crepúsculo con pendientes de
astros que han bajado para ver nuestros sueños, nuestras emociones, nuestra
existencia tendida en las azoteas de la bienvenida al viento….al viento. Nos
recogemos y el impulso de abrirnos tras estos muros es corazón cantando a este
mundo.
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