¿ADOLF HITLER APLAUDIDO POR EL CONGRESO
DE LOS ESTADOS UNIDOS?
DIARIO
RED
A diferencia de lo ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los
países ricos podían aducir que no sabían lo que estaba haciendo Hitler con los
judíos europeos, 80 años después nadie puede decir que no sabe lo que está
haciendo Netanyahu con los palestinos
Carol Guzy / Zuma Press / ContactoPhoto
En realidad, el hecho descrito por el titular de este editorial nunca ocurrió. El líder del partido nazi y diseñador de uno de los mayores genocidios del siglo XX nunca llegó a hablar ante la cámara de representación de los Estados Unidos de América y, desde luego, nunca fue aplaudido por sus representantes en pie en una ‘standing ovation’. Eso nunca pasó, pero el pasado miércoles ocurrió algo peor.
En la
tarde-noche española de antes de ayer, el primer ministro de Israel y diseñador
del principal genocidio del siglo XXI, Benjamin Netanyahu, entraba en el
hemiciclo del Capitolio en Washington y era recibido con efusivos
aplausos de la mayoría de los representantes de la soberanía popular
norteamericana.
Algunos
medios progresistas se han querido agarrar a las fuertes críticas vertidas por
algunos legisladores demócratas, como Alexandria Ocasio Cortés o Bernie Sanders
—que no asistieron al enaltecimiento de Netanyahu, junto a varias decenas de
representantes de su mismo partido—, han querido poner en valor el gesto sin
duda valiente de la diputada Rashida Tlaib, de origen palestino, que decidió
estar presente con un cartel en el que se podía leer “criminal de guerra”, o
incluso han destacado la ausencia de la más que posible candidata demócrata,
Kamala Harris. Sin embargo, hay que mencionar que buena parte de los
congresistas y senadores del partido demócrata sí estuvieron presentes y no hay
que olvidar que el apoyo de la administración de Joe Biden al gobierno de
Israel desde el pasado 7 de octubre ha sido absoluta y que nada indica
que Harris vaya a cambiar esa política en el caso de resultar elegida, toda vez
que ha recibido ya millones de dólares de los poderosísimos lobbies sionistas
para su campaña.
Si el
presidente de la cámara, el republicano Mike Johnson, se ha podido permitir
invitar a Netanyahu en el apogeo de las protestas estudiantiles y en la semana
en la que su ejército ha asesinado a más de 100 personas en pocas horas en Jan
Yunis, es porque ninguno de los dos grandes partidos de los Estados
Unidos ha hecho absolutamente nada para frenar el genocidio en la Franja de
Gaza, sino todo lo contrario. El partido supuestamente más progresista de
los dos que se turnan en el poder en Estados Unidos, con el presidente Joe
Biden a la cabeza, ha enviado miles de millones de dólares en armamento a
Netanyahu a lo largo de estos meses para que pudiese asesinar palestinos de una
forma más eficiente.
Cualquiera
que piense que las imágenes del primer ministro de Israel siendo ovacionado por
las cámaras de representación norteamericanas es un gesto político más que se
suma a muchos otros estaría completamente equivocado. Por el contrario, lo
sucedido el pasado miércoles en el Capitolio pasará a la historia como uno de
los mayores crímenes cometidos por los Estados Unidos de América.
Lo
sucedido el pasado miércoles en el Capitolio pasará a la historia como uno de
los mayores crímenes cometidos por los Estados Unidos de América
En
primer lugar, porque, a diferencia de lo ocurrido durante la Segunda Guerra
Mundial, cuando los países ricos podían aducir que no sabían lo que estaba
haciendo Adolf Hitler con los judíos europeos y que se llevaron una pavorosa
sorpresa al liberar Auschwitz y resto de campos de concentración, 80 años después nadie puede decir que
no sabe lo que está haciendo Netanyahu con los palestinos en la Franja de Gaza.
A diferencia del holocausto, el genocidio que nos ha tocado vivir en nuestra
época se ha retransmitido desde el primer día a través de miles de dispositivos
móviles y, de hecho, ni siquiera las televisiones en manos de la oligarquía
dominante han podido evitar la difusión de las imágenes. En 2024, a diferencia
de lo sucedido en los años 40 del siglo pasado, todos sabemos que el ejército
de Israel ha asesinado ya a alrededor de 40.000 personas —el 2% de la población
de la Franja, más de la mitad mujeres y niños— y eso utilizando cifras
conservadoras. Por eso, cuando los representantes norteamericanos aplauden a
Netanyahu saben
perfectamente que están aplaudiendo a un genocida y, por
eso, lo ocurrido antes de ayer es peor que el hecho ficcional descrito en el
titular de esta pieza.
En
segundo lugar, el vídeo del Capitolio pasará de forma contundente a la historia
de la humanidad como la repugnante complicidad de los Estados Unidos con el
asesinato masivo en clave de limpieza étnica de un pueblo entero porque
ya hace tiempo que
aquel famoso adagio que dice que “la historia la escriben los vencedores” ha
dejado de ser verdad. Antes de la época de Internet, cuando los
medios de comunicación propiedad de los oligarcas tenían el monopolio de la
información y cuando la derrota de un país en un conflicto bélico suponía el
control absoluto por parte de los vencedores de todas sus infraestructuras,
incluyendo las comunicativas, a lo mejor era parcialmente cierto que la versión
de los vencidos se podía perder en las arenas del tiempo (quizás nunca
habríamos sabido del holocausto si Alemania hubiera ganado la Segunda Guerra
Mundial). Sin embargo, en nuestra época, eso es imposible. En la época de Internet y de los
dispositivos móviles, no se puede ocultar un genocidio y
por muchos miles de millones de dólares que destinen Israel y sus aliados a la
propaganda, la matanza sangrienta que llevan desplegando desde el pasado 7 de
octubre figurará de forma inevitable en los libros de historia del futuro. En
esas mismas páginas, también podremos leer con la más nauseabunda de las
vergüenzas cómo el Congreso y el Senado de los Estados Unidos aplaudieron al
genocida mientras la Unión Europea —y también el gobierno de España— miraban
para otro lado.
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