QUE MALO ES OLVIDAR
QUICOPURRIÑOS
Que malo es
olvidar. No vemos un acuerdo político para el reparto ni de menas ni de
mayores. Ni Europa ni España, territorio del que también formamos parte, responde
a la distribución de los inmigrantes que a diario llegan a Canarias, olvidando
que Canarias no es más que una puerta de Europa, aunque esté abajo en el mapa,
junto a la costa Africana. Que nos invaden además latinos, que esto se ha
llenado de cubanos y venezolanos, por nombrar dos países del continente americano.
Que no puede seguir la cosa sí, que hasta cuándo empezamos a oír con cada vez
mayor frecuencia.
Y nos olvidamos de cuántos canarios, entre tantos españoles, saltaron el charco en busca del dorado en Venezuela, Cuba o Argentina. Y nos olvidamos del Balvanera o del Telémaco, por citar a los más conocidos, sin detenernos a pensar que malo es olvidar.
Y también, sin sonrojarse, se olvida Europa
de África, de sus antiguas colonias, de las que exprimieron riquezas y donde
dejaron al partir líderes títeres y a su servicio. No tienen que pedir perdón
Bélgica al Congo, o Inglaterra, Francia, Holanda y hasta Portugal y España?
Entonces, de qué nos sorprendemos.
Todos hemos tenido que emigrar, de un lado a otro, de Norte a Sur o de Este a
Oeste. Todos, en algún momento, hemos sido viajeros ilegales. Y eso ha pasado
desde que el hombre es hombre; hasta en la prehistoria, pues dicen , quienes
saben de eso, que el homo sapiens se impuso a otros de su especie porque no era
sedentario, porque se desplazó e invadió territorios habitados por otros homos
menos sapiens, que estaban todavía a medio construir.-
Entonces, no va siendo hora ya
de solucionar, sin más demagogia, la situación humana, la inaceptable tragedia
que viven cada día los que tan sólo intentan una existencia digna tal y como
muchos canarios se vieron obligados a hacer en el pasado siglo. Es el momento
de decir basta ya y de recordar lo malo que es olvidar.
Pero hoy, la mayoría
de los seres humanos del planeta, estaremos sentados confortablemente viendo
por televisión la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, brindando por
esa bandera de cinco aros que representa la unidad de los continentes.
Mientras, otros seguirán embarcándose en inestables cayucos o pateras, desde la
costa africana, para emprender un incierto viaje que les conduzca al soñado dorado europeo.
Quicopurriños
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