ENRIC JULIANA Y LA FOTO FIJA
DE LA IZQUIERDA
DIARIO
RED
Según el CIS, entre aquellas personas que votaron a Sumar hace un año la preferencia por Yolanda Díaz como presidenta habría caído de un 62% al 29% y un 33% prefieren a Sánchez
Posiblemente
uno de los periodistas con mejor olfato del país, el director adjunto de La
Vanguardia, Enric Juliana, lleva varios meses señalando que los mayores
problemas en el horizonte para Pedro Sánchez podrían provenir no tanto de sus
apoyos en los partidos independentistas catalanes como de su ‘ala izquierda’.
A lo largo de estos últimos días se han publicado al menos tres encuestas que muestran una foto fija que confirmaría esta intuición.
Así, el último estudio de Key Data para
Público —publicado el pasado sábado— predice que, en
unas hipotéticas elecciones generales, Sumar obtendría algo menos de 1,5
millones de votos. Dicha cifra, que corresponde aproximadamente al 6% del voto
válido, es menos de la mitad de los 3 millones de votos y el 12,3% que obtuvo
la coalición hace un año en las elecciones del 23J. Un resultado que se
traduciría en 10 escaños; 21 asientos menos que los obtenidos en 2023 (17 menos
si descontamos los 4 diputados con los que cuenta en estos momentos Podemos).
Los morados, por su parte, ya completamente emancipados de Yolanda Díaz, serían
capaces de obtener en solitario algo más de 900.000 votos, un 3,7% del voto
válido y 4 escaños; los mismos que tienen ahora. De esta manera, la suma de
ambos habría perdido aproximadamente medio millón de votos que se irían, en
parte, a sujetar los resultados del PSOE y, en otra parte, a la abstención o a
determinados partidos soberanistas de izquierdas.
Una foto
muy similar muestra el Electopanel que publica
semanalmente Electomanía y cuya última edición se
difundió en abierto ayer domingo. Según esta encuesta, Sumar obtendría un 6,1%
del voto válido y 10 escaños, mientras que Podemos obtendría un 4,2% y 5
escaños.
Finalmente, el último barómetro del CIS,
publicado hace 10 días, pronostica que los de Yolanda
Díaz obtendrían un 6,6% en unas hipotéticas elecciones generales, mientras que
los de Belarra alcanzarían el 4%.
De acuerdo
con las tres casas de encuestas, la trayectoria de Sumar lleva varios meses
siendo descendente, mientras que la de Podemos no para de subir —lenta pero consistentemente—, como ya se demostró sobre el terreno
en las últimas elecciones europeas.
Este sería
el plano general de la foto fija demoscópica, pero uno puede fijarse también en
algunos detalles más finos de importante significado político más allá de la
estimación de voto. Eso es precisamente lo que hace Enric Juliana en su último
editorial publicado ayer y titulado “Sánchez resiste, Feijóo flojea,
Díaz se hunde”. En él, el veterano analista se centra en
otra métrica especialmente significativa que mide sistemáticamente la casa
pública de encuestas dirigida por Tezanos: el porcentaje de los
votantes de cada partido que prefieren a los diferentes líderes como
presidente.
El
director adjunto de La Vanguardia, comienza señalando una importante
caída de la preferencia de Feijóo como presidente entre los votantes del PP:
del 70% al 52% en apenas un año. Frente a esta bajada de 18 puntos
porcentuales, Pedro Sánchez resistiría bastante mejor, pasando de
una preferencia del 74% entre los votantes del PSOE después de las elecciones
del pasado 23J una preferencia de algo más del 65% en el último barómetro del
CIS. Este mejor aguante de Sánchez, según Juliana, no sería tanto debida al
‘manual de resistencia’ como a que “el PSOE dispone de un depósito auxiliar
llamado Sumar”. Esto no solamente se podría detectar en la matriz de
transferencia de voto que permite a los socialistas mantenerse en el 30% sino
también en la métrica de preferencia presidencial. Según el CIS, entre
aquellas personas que votaron a Sumar hace un año —recordemos que, en ese
momento, Podemos formaba parte de la coalición—, la preferencia por Yolanda
Díaz como presidenta habría caído de un 62% al 29%. En ese grupo de
votantes, ahora mismo, habría más personas que prefieren a Sánchez como
presidente —un 33%— que las que prefieren a la que fuera su candidata.
La actual foto fija en el lado
progresista del parteaguas tendría como consecuencia un gobierno de coalición
de extrema derecha en España si hubiera unas elecciones anticipadas en el corto
plazo
Enric
Juliana concluye su análisis en un tono más político, señalando que la
aritmética que acabamos de resumir conduce a una mayoría parlamentaria de PP y
VOX. Es decir, que la actual foto fija en el lado progresista del
parteaguas tendría como consecuencia un gobierno de coalición de extrema
derecha en España si hubiera unas elecciones anticipadas en el corto plazo.
Juliana,
además, es pesimista al respecto de las posibles soluciones que podría haber,
llegando a vaticinar la imposibilidad de solucionar el problema dos veces en el
mismo párrafo: “En estos momentos hay más votantes de Sumar que prefieren a
Sánchez como presidente que a Díaz. Y Podemos está levantando cabeza. El
estropicio en la izquierda del PSOE es descomunal y de muy difícil
arreglo. En estos momentos no existiría aritmética para una mayoría
parlamentaria como la actual. Núñez Feijóo flojea, Sánchez resiste, pero el
hundimiento del ala izquierda de la coalición sería decisivo. Posiblemente
esa avería no tenga reparación.”
En este
punto, discrepamos con el director adjunto de La Vanguardia. Pensamos que, en
estos momentos, ya hay los suficientes elementos subjetivos y objetivos como
para poder afirmar que, si bien, efectivamente, el desfonde de Sumar
posiblemente no tenga reparación, eso no significa que no exista un
esquema político que permita una mayoría de gobierno entre el progresismo, la
izquierda y los partidos soberanistas en el corto plazo. De hecho, ese
esquema funcionó notablemente bien en la legislatura anterior —con la
aprobación de más de 200 leyes y tres presupuestos generales en tiempo y
forma— hasta que alguien decidió romperlo. Antes de la ‘operación
Sumar’, es decir, antes del intento concertado por parte de Pedro Sánchez, de
Yolanda Díaz y de buena parte de la progresía mediática para acabar con Podemos
y sustituirlo por una versión mucho más dócil y obediente con la dirección
política del PSOE, no solamente se logró configurar una dirección de Estado que
era capaz —a diferencia de la impotente mayoría actual— de llevar a cabo
reformas aún modestas, pero que, con todo, no se habían visto en décadas, sino
que, además, eso garantizaba unas perspectivas electorales que hacían imposible
un gobierno de coalición PP-VOX.
Aunque la
foto fija que describe Juliana es correcta, nos parece que no es tan difícil
aventurar cuál es el camino para volver a conseguir una mayoría que sea capaz,
al mismo tiempo, de llevar a cabo transformaciones y de frenar a la extrema
derecha. En una época en la que el bloque reaccionario ha entendido
perfectamente que su tarea principal es la batalla cultural y que la victoria
en ese ámbito es la llave que les abre la puerta del poder —eso es lo que
significa la victoria de Javier Milei en Argentina o las encuestas que dan como
ganador a Donald Trump en Estados Unidos—, el poner en pie una izquierda
combativa, cargada ideológicamente y valiente a la hora de empujar los cambios
no solamente es indispensable para que los principales problemas de la gente
trabajadora —la vivienda, la precariedad, la falta de servicios, la
desigualdad— se puedan abordar con ciertas garantías. Además, es el único
camino para arreglar esa “avería” político-electoral que Enric Juliana piensa
que “posiblemente no tenga reparación”. El otro camino ya lo hemos
probado y se ha revelado como un auténtico fracaso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario