LA MIGRACIÓN EN CANARIAS Y LA URGENCIA
DE UNA TERCERA VÍA.
ELOY
CUADRA
Imaginen a una Comisión de la Unión Europea con unos cuantos expertos, esos técnicos encorbatados que acostumbran a salir en la tele, gente preparada, en cualquiera de los países africanos que amontonan a personas en sus costas deseando llegar a Canarias. Imaginen ahora a los expertos separando a los africanos en grupos de a 100, entre los que habrá niños, mujeres, adolescentes, embarazadas y adultos; e imaginen también que tras un escrupuloso sorteo eligen a 23 de cada grupo de 100 y los fusilan allí mismo, al resto los trasladan a Canarias para que se busquen la vida por aquí, por supuesto sin papeles y con el riesgo de ser devueltos al continente africano, salvo si son menores. ¿Qué dirían de esta gente europea tan preparada si hicieran eso?: psicópatas, dementes, asesinos, de ahí para arriba. Pues justamente esto es lo que está pasando, lo único que cambia es la forma en la que los matamos. Y es que según los datos recientes son veintitantos de cada 100 los africanos que mueren en la travesía hacia Canarias, un fallecido por cada 3,5 rescatados, en una ruta, la más letal del mundo, que no usan porque quieran, lo hacen porque no les queda otra, después de que Europa se haya encargado de esquilmar y empobrecer al continente negro desde que lo pisó, y de un tiempo a esta parte se hayan asegurado de blindar la ruta mediterránea para evitar que lleguen africanos pobres a las costas andaluzas, a las italianas, a las griegas o a Baleares, territorios todos de la Unión Europea que quieren proteger. Dicho de otra manera: Europa tapona una vía y canaliza los flujos por la ruta canaria, porque Canarias para los europeos no es Europa, es un territorio frontera, es otra colonia africana más, son islas cárceles, es un archipiélago cementerio donde pueden acumular africanos, vivos o muertos, menores o adultos, sin que les llegue nada por allí, y donde tras el vergonzoso y recién aprobado Pacto Europeo sobre Migración y Asilo, por el que por cierto votaron a favor PP y PSOE, cualquier país europeo puede pagar una cantidad de dinero a España para que los africanos se queden en Canarias.
La pregunta
que toca hacernos en Canarias y en España entera, pero especialmente en
Canarias porque es dónde lo sufrimos, es la siguiente: ¿por qué permitimos
esto?, ¿por qué consentimos sin pelear?, ¿o por qué la mayoría se agrupan en
dos bandos a cuál más equivocado? Porque si equivocado es culpar a los
africanos pobres, a las víctimas, a los que sufren y mueren, y cargar contra
ellos en manifestaciones racistas usandolos como chivos expiatorios (suerte que
Canarias no es racista y la manifestaciones de este sábado fueron un auténtico
fracaso, especialmente en Tenerife donde algunos colectivos tomamos iniciativas
en contra que creo frenaron bastante esta deriva de odio tan peligrosa), no
menos equivocado es pensar que todo está bien así porque se ha frenado a la
ultraderecha y al odio, o porque en Francia han ganado los de la Francia
insumisa, europeístas de izquierdas (recomiendo la lectura muy
aclaratoria del artículo de Rafael Poch, Euromiseria). Pues no señores, no se
confundan, Europa no es la solución, y mucho menos para Canarias, Europa es de
momento el enemigo, pues es Europa con sus políticas la que condena a Canarias
a ser el vertedero de la Unión Europea, un experimento avanzado del capitalismo
más salvaje. Porque es Europa, como ya he dicho antes, la que lleva toda
la vida sangrando, sobornando, corrompiendo, extrayendo, esquilmando las
economías y los recursos naturales del continente africano, con unas políticas
de cooperación al desarrollo que son todo menos cooperación al desarrollo, como
vimos en febrero pasado, con el señor Sánchez y a la señora Von der Leyen
soltando hasta 500 millones de euros a Mauritania para que controlen y reduzcan
la salida de migrantes a Canarias, esto es, para que hagan labores de policía,
y ya están viendo los resultados, no sólo no han frenado las llegadas,
ahora llegan en mayor número, y mueren muchísimos más.
Por esto, por
todo lo que está pasando, es hora de apuntar bien el tiro y no equivocarnos, es
hora de admitir que en Canarias tenemos un problema con la inmigración, pero no
un problema con la inmigración africana pobre, tenemos un problema con los
flujos migratorios descontrolados y masivos que tienen a Canarias como punto de
destino o paso obligado. Empezando por el tema ya nombrado de la migración
pobre africana, es un problema por el drama que supone, básicamente por eso,
porque mueren muchísimos, no porque sean un problema que afecte a los canarios.
Porque como llevo diciendo tiempo los africanos pobres no quitan ni encarecen
la vivienda o la cesta de la compra, ni restan trabajo, ni restan ayudas, ni
colapsan la sanidad o cualquier otro servicio público, ni inciden prácticamente
nada en el día a día de los canarios de a pie, salvo para bien, a excepción de
ciertas cuestiones de seguridad por el aumento puntual de ciertos delitos, lo
que se resuelve por la vía policial, como se trata también la delincuencia
internacional o nacional de peninsulares, canarios, europeos, latinoamericanos
y de otros tantos países. El asunto de los menores migrantes no
acompañados, otro problema, no el gran problema, es una cuestión política por
la que deberíamos estar haciendo manifestaciones día sí día también en las
sedes del PP y del PSOE, pues ellos son los que tienen la llave para
desbloquear el problema. La llegada continuada de migrantes de Sudamérica
con visado de turista por tres meses para quedarse luego de manera irregular,
tan irregular como cualquier africano de los que llegan en patera, también debemos
ponerle asunto en Canarias, porque es parte del mismo problema. Los
sudamericanos no mueren en el trayecto y pasan algo más desapercibidos que los
africanos pobres, pero son muchísimos más, en torno al 25% de los extranjeros
residentes en Canarias. La diferencia en el nivel de vida y renta entre
Canarias y los países de los que vienen, sumadas las facilidades que aquí
encuentran para acceder a trabajos que los canarios no quieren y la
coincidencia del idioma, hacen que el flujo de personas del continente americano
siga aumentando. Similar problema con la llegada a Canarias de europeos de
medio y alto poder adquisitivo con la intención de trabajar, invertir,
teletrabajar, especular o comprar vivienda en Canarias, casi el 60% de los
residentes extranjeros en Canarias son de estos países europeos, entre
italianos, ingleses, alemanes, franceses o de Europa del Este, un flujo también
continuado que ni Europa ni España tienen intención de limitar.
Así, en
la inmensa torre de Babel que es Canarias hoy, con proyecciones de más de dos
millones y medio de habitantes para dentro de poco, quedan unos cuantos miles
de canarios residentes, unos porque nacieron aquí y otros porque sentimos
Canarias como nuestra propia tierra, que vemos muy mal cómo se va perdiendo
progresivamente la identidad y la cultura de un pueblo empujados por estos
flujos migratorios incontrolados, y como es cada día más difícil vivir
aquí, desde alimentarse bien, por la inflación que genera la especulación, la
alta demanda y la continua llegada de gente de alto poder adquisitivo, pasando
por el acceso imposible a la vivienda, o la insostenibilidad ambiental,
demográfica y de recursos que soportamos. Todos estos problemas que tiene
Canarias, que no son pocos, y otros que no nombro, tienen casualmente que ver
directa o indirectamente con los flujos migratorios y no son abordados
correctamente por las Administraciones de Madrid o de Bruselas, tampoco por el
PP y otros tantos partidos españolistas con sede en Madrid, como no lo hacen en
absoluto los de Vox o los de ese nuevo partido de Alvise, muy al contrario,
ellos apuestan por abandonar a Canarias o por incendiarla con discursos
alarmistas, racistas y avisos de invasión. No, ni uno ni otro son el camino, ni
odio, miedo y repliegue nacionalista, ni seguidismo y pleitesía a la Europa de
los mercaderes. Con todo, por si no tuviéramos suficiente también hemos de
sufrir a un Gobierno de Canarias con un partido como Coalición Canaria, rehén
del capital al que se debe, pusilánime, timorato o como queramos llamarlo,
incapaz de plantear la reivindicaciones y las luchas que necesita Canarias en
estos momentos, con el estilo suavito y moderado del actual presidente, que ya
estamos viendo, no sirve para nada, ni va a cambiar básicamente nada más allá
de las migajas que quieran darle desde la Metrópoli.
Así las cosas
urge una tercera vía, más nos vale tener claro contra quién apuntamos y quién
es el enemigo. Por supuesto que no son los africanos pobres, ni los magrebíes,
ni los sudamericanos, ni los europeos, ni los peninsulares, los flujos
migratorios existieron siempre, la gente migra a donde puede ir a ganarse mejor
la vida, la culpa es de los políticos y de las políticas que no legislan y
regulan cuando causan los efectos que están causando en Canarias, la culpa es
de la Europa del control y la escasez, una monumental estafa de la que es
urgente que despertemos. En esta línea de despertar, en el movimiento que se
organizó en torno a las manifestaciones multitudinarias del pasado 20 de abril
por un cambio de modelo, de alguna manera se incidió en el problema, pero dado
el carácter universalista, internacionalista y de defensa de los derechos
humanos de muchos de los colectivos organizadores no se quiso entrar de lleno
en el problema migratorio, pero mucho me temo que cuanto más tardemos en
abordarlo peor será. Un abordaje que pasa por supuesto por muchas medidas,
luchas y acciones, pasa por más paz y menos guerras, más derechos y
reconocimiento de los pueblos oprimidos y menos genocidios e imperialismos,
pasa por más justicia social y menos monopolios privados, por más cooperación
real al desarrollo y menos extractivismo depredador, y pasa también, en
especial en lo que concierne a Canarias, por forzar por las buenas o por las
malas, primero en Madrid y después en Bruselas, a que Canarias tenga otro
estatus de relación con Europa distinto al de las RUP -ya sea Estado
Archipielágico o País Territorio de Ultramar-, uno que permita a las Islas
afrontar con cierta autonomía y capacidad de decisión buena parte de los problemas
a los que nos enfrentamos, y poder así regular con sentido el interés actual de
medio mundo por venir a vivir a Canarias.
Eloy Cuadra
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