DOS ALBERTOS Y UNA BEGOÑA SÍ PUEDEN
DERROTAR A
ISABEL
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POR DOMINGO SANZ
Ya lo intentó antes un tal Pablo, como olvidar tanto negocio
sucio con el COVID de la “libertad” en Madrid para que se contagiaran muchos y
muchas y así meter ingentes cantidades del dinero de los impuestos en los
bolsillos de los suyos, los de Isabel, comprando sus mascarillas al precio que
pusieran.
Casado,
un inconsciente presumido, en su ambición por acabar con su peor adversaria
hasta se olvidó de que solo tenía 89 escaños y 5 millones de votos. Con
resultados similares en las urnas generales, tres años antes los secuaces de un
“jarrón chino” y de una tal Susana habían expulsado de Ferraz al marido de
Begoña. Es probable que Pedro y Pablo sean, en su intimidad, igual de felices
ahora, pero las alegrías del ex del PP nos importan un bledo.
Dejando
de lado lo personal, es lugar común que los dirigentes del PP saben dos cosas.
La primera, que los votantes de izquierdas se alejan de las urnas cuando la corrupción política afecta a los suyos.
Y
la segunda, que cualquier expediente en manos de jueces de los que controlan
“desde atrás” (senador Cosido en 2018) se puede mantener vivo durante el tiempo
que convenga. Por ejemplo, los tres años que faltan para las próximas
elecciones generales.
Dos
cosas, ambas, por sí solas suficientes para que los del PP hayan decidido
convertir a “la mujer de Pedro Sánchez” en el foco principal de sus críticas al
gobierno, incluso aunque al final se quede en nada porque, a pesar de que
hablan como si dictaran sentencias, lo cierto es que los partidos de la derecha
españolista no disponen, de momento, de ese privilegio.
Saben,
Feijóo y los suyos, que a pesar de tantos cambios producidos en todo desde hace
más de veinte siglos, en miles de barras de bar y de grupos de redes en las que
también se bebe, cada día se repiten y se seguirán repitiendo sentencias como
aquella de que “la mujer del César, además de honrada debe parecerlo”,
demostrando los sabiondos beodos que desconocen el origen de la frase, pues
nada tiene que ver una infidelidad personal sufrida en público por un “Cesar”,
fuera cierta o no, con el ejercicio de la profesión de la pareja del presidente
de un Gobierno.
Por
eso, ella puede defenderse con todo porque, a diferencia de la pareja de Isabel
que, por casualidad, también se llama Alberto, Begoña no ha reconocido por
escrito la comisión de ningún delito.
Pero
es que la pareja de Pedro está mucho más blindada que el novio de Isabel, y no
porque un presidente del Gobierno sea siempre más que la presidenta de un
territorio que causa más problemas por ser Comunidad Autónoma, y no Distrito
Federal, ya puestos, que por cualquier otra cosa, sino porque “Begoña Gómez es
lo que hay”, que lo he puesto entre comillas porque era el otro título que
tenía previsto para este rollo de lunes veraniego.
Begoña
Gómez es “lo que hay” porque “tráfico de influencias”, el concepto que
finalmente parece haber escogido el líder del PP para poner orden entre los
suyos contra Sánchez, sirve para un roto y para un descosido, desde el contacto
personal que alguien mantiene con “Alguien” para conseguir que su hijo haga
algo de provecho, aunque sea pagando, hasta el “tráfico” de drogas, pasando por
los “influencer” que, aunque los ignore la RAE y nadie sepa a ciencia cierta de
qué viven, crecen y se multiplican.
Y
la Gómez Fernández de Pedro está también mucho más blindada que el González
Amador de Isabel por algo tan sencillo como que si ella cayera por sus
“tráficos” también caerían los “traficantes”, y sí un tal Hidalgo, el viejo, de
Air Europa, salió deprisa a dar la orden de que no hubo nada, pues no hubo
nada, aunque lo hubiera o hubiese habido, pues la nada no existe en ningún
rincón conocido.
De
lo de la Universidad Complutense de Madrid lo acabo de anotar en la agenda para
unas risas cuando me necesiten.
Concluyo
con dos preguntas al del PP y una reflexión sobre el del PSOE.
¿Habrá
elegido el Alberto del PP a la Begoña de Pedro como sparring de oportunidad
para destruir a Isabel por lo de su novio? Y, ya que estoy, añado: ¿Disfrutaste
o no, Alberto, hace dos o tres días, cuando la propia Isabel citó lo de su
Alberto con ocasión de esa Begoña que ya parece más tuya que de Pedro?
Por
eso no me sorprende tanto que siga feliz, y sin mover ficha, el mismo Sánchez
que fue capaz de plantear a Feijóo un ultimátum triunfador para el 30 de junio
con el que consiguió que el del PP mordiera el polvo de la renovación de un
CGPJ más podrido que caducado, y que sin duda contribuyó a que Abascal perdiera
la paciencia de un vaso que se derramó con la excusa de 347 menores
distribuidos entre 48 millones de habitantes.
Creo
que el presidente del Gobierno está convencido de que el ataque a su Begoña es
la mejor lotería que ha podido tocarle, y hasta el boleto lo han pagado unos
adversarios ciegos que han decidido convertirse en sus enemigos declarados.
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