DELIBES SE VA, PERO TODO CUANTO
REPRESENTA PERMANECE
El biólogo
Miguel Delibes en el Parlamento andaluz. –
Francisco J.
Olmo / Europa Press.
Esta
semana hemos conocido la dimisión de Miguel Delibes como presidente del Consejo de
Participación de Doñana tras once años al frente. Las
continuas tropelías cometidas por el gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla
contra el espacio natural han terminado por desgastar al biólogo. No hay
absolutamente nada que reprochar a Delibes, cuya entrega y determinación
durante todo este tiempo han sido cruciales para la supervivencia de Doñana.
Delibes se va, sí, pero todo lo que representa, todo cuanto encarna permanece.
Y eso es una muy mala noticia para Moreno Bonilla.
Tal y como retrataba el compañero Raúl Bocanegra, Delibes personifica como nadie la voz de la razón en todo cuanto atañe a Doñana. En esencia, es el antónimo perfecto de Moreno Bonilla y sus políticas que, lejos de proteger el espacio natural, ha atentado contra él una y otra vez. Precisamente por este motivo, la hipocresía del presidente de la Junta de Andalucía no puede ser mayor cuando expresa su "gratitud y reconocimiento" a Delibes tras "una vida entera dedicada" a Doñana. Ojalá esa gratitud hubiera llegado antes con hechos y no con palabras, porque la Medalla de Andalucía que le otorgó en 2022, siendo más que merecida, partió de una actitud impostada por parte del popular negacionista.
Delibes
ha sido para Moreno Bonilla y su consejero de Sostenibilidad, Medio Ambiente y
Economía Azul, Ramón Fernández Pacheco un auténtico dolor de muelas,
razón por la cual cometieron la torpeza de dejar al biólogo fuera del grupo
de expertos que acudió al Parlamento de Andalucía para
defender Doñana en contra de la legalización de regadíos ilegales que pretendía
imponer el PP. Aquel gesto les valió la encendida crítica de toda la comunidad
científica y medioambientalista, así como de la mayor parte de la opinión
pública. Una acción ridícula e infantil que todavía evidenciaba con más
contundencia cómo el atentado medioambiental que Moreno Bonilla pretendía
cometer no tenía ningún sostén científico.
Finalmente,
Delibes acudió al Parlamento y recordando en cierto modo aquel discurso de
Unamuno frente al sanguinario Millán Astray en Salamanca, el experto sacó toda
su batería de argumentos científicos, apeló a la razón, e instó a las derechas
y concretamente a Moreno Bonilla a "tener el coraje político de retirar la ley".
Sin embargo, como sucediera en 1936 en el Paraninfo de la Universidad de
Salamanca, para las derechas no hay razón que valga y el PP arremetió duramente contra Delibes acusándole de
haber expuesto argumentos "políticos" y no "científicos".
Mostrarse
ahora agradecido, después de tamaña vileza, es propio de un político de la peor
calaña. Ahondando en su mezquindad, regodeándose como un cochino en su lodazal,
Fernández Pacheco tiene el atrevimiento de afirmar que Delibes y él han hecho
equipo durante estos dos años que lleva al frente de la consejería para
"avanzar en beneficio del espacio". Mentira, puesto que si algo ha
hecho Delibes es servir de escudo para los constantes ataques que el PP emprendía
contra Doñana desde San Telmo.
Apoyado
por el Gobierno de España y toda la comunidad científica, Delibes consiguió parar los pies a Moreno Bonilla
y, tal es la grandeza del biólogo, que en lugar de dedicar un solo segundo a
jactarse de tal victoria, continuó trabajando en pos de limar asperezas y
aliviar tensiones en beneficio de Doñana. Postura, de nuevo, opuesta a la de la
Junta de Andalucía, pues Moreno Bonilla y Fernández Pacheco urdían un nuevo plan para atacar a Doñana por la puerta de atrás
con su ley ómnibus. También fracasarían en este intento.
Todos
estos logros, sin embargo, tienen un desgaste físico y mental que no se puede
pasar por alto, motivo por el cual nadie puede afear la retirada de Delibes ni
siquiera, aunque ésta se produzca en uno de los peores momentos. Aunque el
experto todavía preside el Consejo de Participación, la Junta ya busca
recambio, según el consejero, con un perfil de "consenso" y con
"autoridad moral". Teman lo peor, no sólo porque los aspectos
científicos ni siquiera han sido nombrados por Fernández Pacheco, sino también
por la incapacidad de éste para discernir lo moral de lo inmoral.
El
consejero dice buscar un candidato con cualidades que no ha mostrado él en
ningún momento, como es la capacidad de "canalizar la participación de un
territorio complejo", que "la gente se sienta representada" y
que "todas las voces sean escuchadas". La experiencia nos dice que
la derecha solo escucha las voces que le interesa y son afines a sus propósitos,
tal y como quedó probado en la comisión de expertos del Parlamento
andaluz.
Diría
que Moreno Bonilla anda relamiéndose creyéndose victorioso por la marcha de
Delibes. Craso error, porque Delibes se va, pero todo cuanto representa se
queda. La simiente sembrada por el biólogo y regada durante todos estos años ha
dado sus frutos, con un tronco vigoroso a prueba de talas. El colectivo
ecologista y el consenso mayoritario de la ciudadanía beben de esa savia que,
por mucho que Moreno Bonilla quiera desecar, no lo conseguirá. Gracias,
maestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario