SÍ A
LAS EMPRESAS PÚBLICAS, SÍ AL INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ENERGÍAS RENOVABLES DEL
CABILDO DE TENERIFE, SÍ A LA GESTIÓN EFICIENTE Y TRANSPARENTE
María José Belda
A día de hoy, en el mes de julio de 2024, nos
encontramos nuevamente con problemas que vienen de viejo y que se van agravando
por la gestión que se lleva a cabo desde el Instituto Tecnológico y de Energías
Renovables de Tenerife (ITER).
Les quiero recordar que el proyecto Solten, con sus 240 plantas fotovoltaicas de 100kW cada una (130 en Solten 1 y 110 en Solten 2), fue la mayor instalación fotovoltaica de España y un referente a nivel europeo y mundial cuando el ITER lo ejecutó entre los años 2006 y 2008. El grueso de este proyecto se engloba en una única plataforma de 200 plantas en el entorno de Montaña Pelada, en un recinto vallado y fácilmente accesible por el que muchas hemos pateado a lo largo de nuestras vidas.
Este proyecto surgió de la colaboración público-privada,
en el que ITER se encargaba de la ejecución mientras que los fondos venían del
sector privado, a través de la adquisición de plantas completas de 100kW o bien
a través de participación en acciones. Posteriormente, y este dato es
importante, el ITER se aseguraba la operación y mantenimiento de estas
instalaciones a través de unos contratos que le garantizaban el 15% de los
rendimientos de la producción, lo que permitió a esta entidad no solo
posicionarse como referente en el sector de las renovables, sino asegurar su
estabilidad y crecimiento durante los siguientes 25 años. Así que como acabamos
de leer esta empresa pública se hace cargo del mantenimiento de estas
instalaciones que son privadas cobrando el 15% del rendimiento anual de las
mismas.
Para entender con más profundidad el impacto
socio-económico de este proyecto, estas son algunas cifras. Cada planta de
100kW se vendió a un precio de 530.000 € y, de la misma forma, le reportan
(cada planta) al ITER, 10.000 € anuales en concepto de operación y
mantenimiento. El total de esta plataforma fue una inversión privada de más de
100 millones de euros y, en los más de 15 años que llevan operando han supuesto
más de 30 millones de euros en concepto de mantenimiento que han ido a parar a
las arcas de esta empresa pública. A cambio, solo había que realizar el
mantenimiento de las placas y este es el objeto de este artículo, ese
mantenimiento y de qué forma se ha realizado.
Como les decía, estas instalaciones que un día
significaron el lanzamiento de las renovables y situaron a Tenerife como
referente, hoy ofrecen un panorama desolador.
Si se dan un paseo alrededor del perímetro (les invito a hacerlo) pueden
observar cables y cajas eléctricas colgando, multitud de huecos de paneles,
señales de quemaduras en las estructuras, una capa de suciedad cubriendo los
colectores, módulos completos tirados y abandonados por el suelo y un largo
etcétera que son el fiel reflejo del abandono al que se ha sometido a esta
empresa durante los últimos 5 años. Las instalaciones han perdido más de un 10%
de producción, hay incluso plantas que dan la sensación de haber sido
“canibalizadas” con objeto de utilizar sus módulos para ir parcheando la falta
de paneles en otras.
Recuerdo hace tres años allá por el 2021, como esta
situación provocaba las quejas de las personas propietarias, que se organizaban
y exigían el estricto cumplimiento de sus contratos de mantenimiento. Esta
situación fue llevada al consejo de administración de esta empresa, recuerdo
pedir explicaciones y responsabilidades porque era demostrable que estaba
bajando el rendimiento de las mismas y ya por aquel entonces se podía observar
que el mantenimiento estaba generando problemas, ya existían fotografías donde
se reflejaba lo que estoy comentando, a estas quejas y petición de
explicaciones se me contestó con evasivas y quitando importancia, me estoy
refiriendo a quieEl Instituto Tecnológico y de Energías Renovables
comenzaba a tener problemas con la ejecución del mantenimiento por el que cobra
unas cantidades para este fin. Una empresa pública tiene que dar ejemplo en su
gestión, en la ejecución de sus proyectos, en eficacia, en transparencia. Una
empresa como el ITER, tendría que ser puntera a día de hoy como lo fue en su
momento, y si no lo está siendo tendremos como ciudadanas que pedir
responsabilidades, comenzando por quienes gestionaron y gestionan
políticamente. Por quienes miraron a otro lado y utilizaban esta empresa para
lo mismo que se usa ahora, para tener titulares. Tal vez solo tal vez, porque
estoy segura de que ya lo saben, hay que recordarles que los titulares deberían
estar basados en realidades, los titulares tienen que estar rellenos de
contenido real.nes gobernaban tanto el Partido Socialista como
Ciudadanos.
La ciudadanía de esta isla tiene derecho
a conocer qué ha pasado con esta institución, y qué pretenden hacer con ella.
En mi opinión, la extrema politización de esta empresa se ha usado para guerras
políticas y cainitas, los problemas que allí han ido destapando tenían que
haber llevado a la reflexión de la clase política de Tenerife. Por el
contrario, nos encontramos, una y otra vez, con esos titulares y fotos de
promesas de proyectos, ingentes cantidades de dinero inyectadas desde el
Cabildo para ejecutar acciones que nunca ven la luz, parques eólicos parados
completamente durante meses, personal directivo sin cualificación técnica. Una
empresa en la que parece se gestiona sin control ni asunción de
responsabilidades. Pero de estas situaciones y proyectos como el Fotobat
hablaré más adelante en otro artículo, así como del concurso para cubrir por
fin la Dirección Técnica del Grupo ITER, o de la licitación para la puesta en
marcha de las casas bioclimáticas.
A día de hoy, tengo
claro que no estoy de acuerdo con la ocupación de territorio para crear plantas
de fotovoltaicas, lo que tenemos que hacer es llenar las azoteas y tejados y
democratizar la energía, pero esto, no justifica que lo que ya está hecho, y
más cuando se cobra por mantenerlo en óptimas condiciones, se encuentre en el
estado que podemos observar en las fotos que acompañan a este artículo.
Aparentemente se
está dejando morir al ITER, todo apunta a que esta empresa se dirige hacia su
colapso o tal vez peor, puede que se quiera justificar con el viejo truco de
que lo público no funciona y dirigir su gestión hacia la privatización. Hoy, en
2024, tenemos las ruinas de lo que pudo ser y ojalá vuelva a ser, una empresa
pública referente en energías renovables. La cuestión es ¿quieren estar a la
altura de las circunstancias quienes gobiernan o les interesa dejar morir la
empresa y privatizarla? Yo tengo claro que estoy a favor de las empresas
públicas y que el ITER puede ser un referente, un referente necesario en esta
Isla dentro de las energías renovables y la diversificación económica.
María José Belda Díaz
Exconsejera del Cabildo de Tenerife. / Psicóloga, Feminista, Activista
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