MIKE POMPEO SE CONFIESA EN UN LIBRO
ATILIO BORON
El libro del excanciller de EEUU confirma las denuncias de los críticos del imperialismo: la violencia y el intervencionismo sistemático de Washington en terceros países
Al leer las memorias de Mike Pompeo --'Never give an inch' (Nunca cedas un milímetro)-- el ex Director de la CIA y Secretario de Estado de Trump, no pude evitar la comparación con la figura y los rasgos de personalidad de otro célebre ítalo-estadounidense: Al Capone. Y no sólo por un cierto parecido físico y el común ancestro italiano de ambos. Las similitudes entre uno y otro no se agotan allí: el estilo bravucón, matonesco y un aire de perdonavidas.
El libro se limita
a compilar un catálogo de autocelebratorias anécdotas que jalonan su vida
pública como funcionario del gobierno de EEUU, que tienen la virtud de reflejar
y justificar, con orgullo los crímenes y atropellos que en nombre de la
libertad y la democracia, perpetra Washington en todo el mundo.
Ese es el interés
principal que suscita esa obra que muestra, además, la tosquedad y lo
rudimentario de las reflexiones de quien fuera un protagonista de la escena
internacional, y el papel de su país en la violación de lo que José Martí
llamaba “el equilibrio del mundo.” Por momentos sentí que me recorría un súbito
estremecimiento al caer en la cuenta que ese personaje del bajo fondo de la
política mundial fue uno de los hombres más influyentes del planeta.
El libro confirma
las denuncias de los críticos del imperialismo: el intervencionismo sistemático
de Washington en terceros países; la apelación al chantaje y la violencia para
lograr los objetivos de la política exterior, su total falta de respeto por la
legalidad internacional y la impunidad de Washington ante sus tropelías. Irán,
China y Rusia aparecen como temas de una enfermiza obsesión en sus páginas;
entre los países latinoamericanos, Cuba y Venezuela son los que acaparan de
lejos la mayor atención. Y cuando habla de otras naciones, Brasil o Colombia,
la referencia es acerca de los padecimientos de la migración venezolana.
A lo largo de sus
páginas, Pompeo --ex Capitán del Ejército como Jair Bolsonaro-- da rienda
suelta a un insoportable chauvinismo: la sociedad estadounidense es
infinitamente superior a cualquier otro país en el mundo, lo que le otorga el
derecho a insultar o descalificar al resto del mundo. No sólo Pompeo. Joe Biden
es exactamente igual: en la revista Foreign Affairs (Marzo-Abril 2020) calificó
al presidente ruso Vladimir Putin como el jefe de una banda de ladrones y al
líder chino Xi JinPing como el “capo” de un inmenso campo de concentración que
sometía a millones de chinos a trabajos forzados, base de la competitividad
china según el disparatado análisis del actual ocupante de la Casa Blanca.
Volviendo al libro,
me permitiré reproducir algunos pasajes que ilustran sobre las felonías
cometidas durante su gestión en el gobierno de Donald Trump y el modestísimo
espesor intelectual de su autor. De Fidel, uno de los grandes estadistas de
alcance mundial que llenó con su presencia y su cátedra la segunda mitad del
siglo veinte, Pompeo dice que sólo fue “¡un fallido jugador de béisbol!”
Difícil encontrar a un personaje más tosco e ignorante que este personajillo,
cuya talla, y la de sus jefes, no le llega a los talones de Fidel.
Más adelante
ratifica que “Cuba es importante para la seguridad nacional estadounidense. Es
otro punto de apoyo para los adversarios de EEUU y su régimen es uno de los más
crueles del mundo.” Y sobre una posible opción militar para poner fin a la
Revolución Cubana advierte, con astucia, que “la fallida invasión de Bahía de
Cochinos en 1961 es un recordatorio de que toda acción militar tiene potencial
para el fracaso.”
Por último, se
vanagloria de que “designamos a Cuba como un estado patrocinador del terrorismo
… (porque) el régimen cubano se ha negado a devolver a Joanne Chesimard, una
fugitiva de la lista de los ‘terroristas más buscados’ del FBI declarada
culpable del asesinato en 1973 del policía estatal de Nueva Jersey, Werner
Foerster.” Por supuesto, su burlona condena al “fracaso” del socialismo en Cuba
es consecuencia de causas exclusivamente endógenas. En su libro no hay alusión
al bloqueo y sus devastadores efectos sobre la economía y la vida cotidiana en
la isla.
Venezuela es otra
de las obsesiones de Pompeo y los disparates que dice en su obra demuestra no
sólo la criminal intención de perjudicar a los pueblos de Cuba y Venezuela,
sino la tosquedad de sus diagnósticos. Así nos dice que “en un momento (30 de
Abril del 2019) parecía que Maduro se preparaba para huir del país con un avión
esperándolo para llevarlo a La Habana. Entré en la televisión y lo insté a que
se subiera. Pero los rusos se habían abalanzado sobre él. Nuestra información
indicaba que persuadieron a Maduro para que se mantuviera firme.”
Más adelante había
dicho que “después de investigar a Guaidó, decidimos que podíamos correr con
él. En los meses siguientes, EEUU montó una campaña de presión sobre el régimen
de Maduro en concierto con nuestros aliados. Impusimos sanciones a la compañía
petrolera estatal de Venezuela y confiscamos propiedades diplomáticas en
Washington para entregárselas al gobierno legítimo (¡Sic!) encabezado por
Guaidó. En enero de 2019, y nuevamente en enero de 2020, hablé en la
Organización de los Estados Americanos para reunir apoyo contra Maduro.
Históricamente la OEA era una organización antiamericana e izquierdista
(¡Sic!!!) , pero ahora bajo el excelente liderazgo del Secretario General Luis
Almagro, los miembros de la OEA respaldaron nuestros esfuerzos”.
Y más adelante
escribe que “en la administración Trump no podíamos tolerar que una nación a
solo 1,400 millas de Florida extendiera el tapete de bienvenida para Rusia,
China, Irán, Cuba y los cárteles de la droga en una violación de la Doctrina Monroe
del siglo XXI.”
Ante las elecciones
del 2018 "… creímos que teníamos la oportunidad de ayudar al pueblo
venezolano a recuperar su país de un dictador y forzar su salida. Esperábamos
hacerle la vida tan miserable al régimen de Maduro y sus matones, para que
tuvieran que hacer un trato con la oposición. Si Maduro quería vivir en un
castillo suizo por el resto de su vida, estábamos dispuestos a dejarlo, siempre
que Venezuela pudiera volver a la normalidad. En varios momentos, el presidente
Trump, John Bolton y yo sugerimos la opción militar para Venezuela. Ninguno de
nosotros quería públicamente sacar de la mesa tan importante medio de presión.”
La lista de
garrafales errores de diagnóstico y exabruptos de todo tipo que contiene este
libro es interminable, tanto como su incomprensión del mundo actual y los
desafíos que acosan a EEUU. Pero en sí misma esa obra constituye un riquísimo
yacimiento para estudiar la ignorancia, brutalidad y soberbia de la clase
dirigente norteamericana, y su perversa inmoralidad.
Es cierto: los
sucesores de Pompeo no tienen los mismos modales del hampón. Antony Blinken es
más atildado como corresponde a un caballerito que pasó por Harvard y Columbia,
pero políticamente sus ideas no son menos brutales que las de su rudo
predecesor. Claro, Biden no es Trump, pero ha continuado con sus políticas de
endurecer el bloqueo contra Cuba en medio de la pandemia y mantener esas
medidas casi sin cambios hasta hoy. Pompeo y Blinken son, en el fondo, torvos
administradores de un imperio que quiere enfrentar con la violencia su
inexorable declinación.
Volvamos a la
comparación entre Pompeo y Capone. Dos frases que se le atribuyen al gángster
me impactaron por lo acertadas para describir la política exterior de EEUU: “He
construido mi organización sobre el miedo.” Ahora los ideólogos estadounidenses
le llaman “poder blando”, pero es otra forma de concebir y administrar el
miedo. El espadón de los militares, Vargas Llosa dixit, es reemplazado por el
sicariato mediático y el 'lawfare'.
La otra, aún más
apropiada para definir la diplomacia norteamericana, Capone la expresó al decir
que “se llega más lejos con una sonrisa y una pistola que solamente con una
sonrisa." Sonrientes y amables pistoleros que nos visitan casi a diario y
que, como enseña la historia, no dudan un segundo en apretar el gatillo para
deshacerse de sus adversarios. En síntesis: lean el libro y comprueben, con las
involuntarias confesiones de Pompeo, la infinita maldad del imperio.
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Texto completo en:
https://www.lahaine.org/mundo.php/mike-pompeo-se-confiesa-en
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