OVNIS MADE IN CHINA
DAVID TORRES
Esta imagen de captura de video obtenida el 28 de abril de 2020 por
cortesía del Departamento de Defensa de EE. UU. muestra parte de un video sin
clasificar tomado por pilotos de la Marina. © AFP/Departamento de Defensa EE.
UU.
Dicen que si vives lo suficiente y esperas algún tiempo, tarde o temprano verás la resurrección de casi cualquier moda que hiciera furor en tu juventud, de los pantalones campana al patinete, pasando por cualquier cosa que se te ocurra. La moda que está arrasando este último decenio es la apocalíptica, que empezó con una nueva versión de la peste negra, siguió con el revival del fascismo y culminó con el retorno de la amenaza nuclear, algo casi tan peligroso como el patinete. Al apocalipsis, como es natural, lo acompañan signos y manifestaciones milenaristas de todo tipo, incluidos volcanes, terremotos y sectas neomedievales que propagan teorías obsoletas del estilo de "las vacunas son para controlar a la población" o "la Tierra es plana". Para ser consecuentes, estas sectas de chichinabo tendrían que haber brotado hace más de veinte años, pero es que el milenarismo en la era de internet lleva mucho retraso.
Era casi fatal que,
entre tanto renacimiento apocalíptico, volviera la moda de los ovnis, que los
chavales de mi quinta disfrutamos entre lecturas de Erich von Däniken,
documentales sobre el Triángulo de las Bermudas y una foto de un vecino que
aseguraba que lo que se veía flotando sobre la alberca no era un plato de su
vajilla lanzado a mala leche. Sin embargo, lo más curioso es que antes las
autoridades militares negaban cualquier supuesto contacto alienígena mientras
que ahora los ovnis vienen patrocinados desde el Pentágono. Esto menoscaba
mucho la credibilidad de los avistamientos, ya que basta que un general de la
Fuerza Aérea estadounidense diga que unos objetos volantes no identificados
pudieran ser de origen extraterrestre para que el común de los mortales piense
que aquí hay gato encerrado.
Puesto que un señor
muy condecorado no habla por hablar, era evidente que el general Glen D.
VanHerck o bien se había leído dos veces las obras completas del doctor Jiménez
del Oso o bien estaba ocultando algo. Las primeras sospechas recayeron sobre el
accidente ferroviario de Ohio, un descarrilamiento no demasiado comentado en la
prensa que ocurrió el 3 de febrero pasado, liberó en grandes cantidades
productos químicos carcinógenos y obligó a las autoridades a declarar el estado
de emergencia y evacuar la zona de los vertidos. Un periodista fue detenido
cuando informaba del accidente aunque, por lo visto, fue puesto en libertad el
mismo día. La verdad, no parece haber mucha relación entre una posible
catástrofe medioambiental y una oleada de ovnis aparte de la conocida maniobra
de "mira el pajarito". Cuando un general de la Fuerza Aérea
estadounidense señala el cielo, normalmente miramos el cielo.
En el cielo de
Estados Unidos lo que pulula estas últimas semanas son unos artefactos
esféricos que no se sabe si son globos espía chinos u ovnis made in China.
Mucho ha tenido que degenerar la tecnología extraterrestre desde aquellos
supersónicos platillos volantes que vacilaban a los aviones de los setenta
hasta estos lamentables globos de feria. Al fin y al cabo, el incidente Roswell
también empezó con un globo meteorológico.
En los
supermercados chinos de mi barrio te puedes encontrar cualquier cosa, así que
no me extrañaría nada tropezar con una nave alienígena de veinte euros entre
los calcetines de lana y las pilas recargables. Lo sé porque, tal y como va mi
economía, cada vez los visito más a menudo. Hace muchos años, en una corrida en
la Maestranza, se oyó a un aficionado criticar la endeble anatomía del segundo
de la tarde: "¿Dónde habéis comprado el toro? ¿En los chinos?" Ante
el ridículo general, la NASA y el gobierno estadounidense han reculado: ahora
confirman que los objetos derribados ni son ovnis del Ahorramás ni globos espía
enemigos, aunque lo cierto es que los dos últimos presidentes parecen comprados
en un chino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario