¡A MÍ LA VIRGEN DE LA LECHE!
ANA PARDO DE VERA
Hay una imagen en el Museo del Prado -la que ilustra este texto- con una Virgen de la Leche cuyo autor se desconoce, aunque se ubica en el siglo XV, del mismo tiempo que la más popular Virgen de la Leche, de Pedro Berruguete. Parece que andaban los pintores de las vírgenes católicas descocados por esa época, pintando a las madres de Cristo dando de mamar al hijo Jesús sin pudor alguno, con el pecho y el pezón bien visible. A quién se le ocurre.
Alguna de estas
vírgenes católicas amamantaban incluso a adultos como San Bernardo de Claraval,
a quien una de esas vírgenes sin vergüenza (separado), le dispara en toda la
boca y con gran puntería un chorro de leche materna apretándose el pecho
derecho. Nada nuevo: la succión de leche materna es una práctica sexual conocida
y, aunque desconocemos si la pintura de San Bernardo y su Virgen de la Leche
-que con la otra teta alimenta al bebé Cristo- tiene connotaciones sexuales -o
solamente propiedades nutritivas- y su sola insinuación puede llevarme a la
hoguera como la meiga que soy, lo cierto es que es una imagen fascinante.
Existen muchas versiones de ella, así que les dejo una explícita en este
enlace.
Ya lo ven, el arte
sacro sacando los colores a los/as cantamañanas escandalizados porque a la
ministra de Asuntos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, se le marcaban los
pezones bajo el jersey por no llevar sujetador. Y conste que los pezones se
pueden marcar también llevando sujetador, una prenda utilizada, por cierto,
para quemarla en manifestaciones feministas ya del 68 como símbolo de presión
patriarcal. Desde luego, aquellas corazas insertadas de ballenas de metal que
se ponían nuestras abuelas, junto a los corsés o las fajas con corchetes hasta
la rodilla, eran seguramente una tortura mayúscula, amén de espantosa. La
prueba, admitía mi abuela, era comprobar cómo se le desparramaban las carnes
asfixiadas (y volvía la circulación) cuando se quitaba la armadura que el buen
gusto (patriarcal) de la época obligaba a vestir para redondear o disimular
barrigas, muslos, pechos y culos.
Ahora sigue
habiendo sujetadores, fajas y corsés para quien lo desee, pero la mayoría no
son cámaras de tortura, y si alguno lo es y te lo pones, pues buena suerte con
la digestión. Son, en todo caso, una elección, como sacarse la teta o no para
alimentar al cachorro/a, como llevar sujetador o no, como llevar los pezones
liberados sabiendo que con el frío, el roce de la ropa, la emoción o visiones
-digamos- agradables se te van a marcar con gran escándalo del ciudadano/a
patrio, que nunca debe haberse vistos los suyos. Qué pereza de gente.
A Ione Belarra ya
le tocó dar explicaciones sobre su baja de maternidad y ahora ha tenido que
advertir su voluntad (y de ella nada más) de no llevar sujetador cuando le da
gana o llevar el famoso brasier de conos que Jean Paul Galtier diseñó para
Madonna, que también podría ser y la criticarían igual. Mujeres en toples,
mujeres con los pezones en punta, mujeres con el canalillo visible, mujeres
dando de mamar sin taparse, mujeres con leggins que marcan, mujeres que
engordan, mujeres que adelgazan, mujeres depiladas, mujeres sin depilar,
mujeres haciendo esto, mujeres haciendo lo otro ... mujeres, mujeres, mujeres.
A la mierda.
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