¿Y AHORA QUÉ ESCRIBO, MAMÁ?
MAITÉ CAMPILLO
A los estudiosos de la ingeniería (I): << Si una carga social uniformemente consciente es aplicada sobre una estructura capitalista de producción y simplemente apoyada en la explotación ésta se deformará hasta romperse>>.
(No aludir al estado lagrimoso en que se encuentra por ende otro de los pilares sería grave). A los que braman por el sindicalismo reivindicativo ofrezco una clase proletaria, lo que en potencia humana opta en base alfabetizadora a sus militantes en los frentes la revolución sandinista alumbrando luz y siembra con precisión poética y sencillez Oscar Girón (II): <<La apropiación social evita la existencia del amigo de lo ajeno y seguro en este pueblo no habrá ladrón de sí mismo>>.
¿Regresará
la vida del llanto donde es arrastrada?
Durante la
dictadura militar argentina Eduardo Alejo Pavlovsky fue víctima de la censura y
persecución política: vivió exiliado varios años en el Estado español. Se
comenta que al volver a Argentina tuvo que enfrentar cierta crisis de creación
<<al no tener un ‘enemigo político común’ contra el que escribir>>.
Y, sí, podríamos decir que sufre su primer impacto un desconcierto, el cráneo
privilegiado que hoy nos une en esta nota, que puede leerse en un artículo suyo
publicado en el diario Clarín, en 1984, titulado: ¿Y ahora qué escribo, mamá?
Revuelca en la fuente de las contradicciones su mente sensitiva batiéndose en
la nueva situación, enfrentando talento como dramaturgo, director, actor y
médico psicoanalista que nace en Buenos Aires en 1933. Fue reconocido como uno
de los creadores del psicodrama, introdujo obras entre otros autores de Samuel
Beckett desde su grupo Yenesí, como director. Creador de una basta y magistral
obra, supo combinar el hiper-realismo con el absurdo de la vida cotidiana con
arraigado contenido social, político y psicológico; tres de los ejes, en los
que sus personajes se encuentran atrapados. Desde su vuelta a la ciudad natal
de Argentina, hasta la fecha en que murió el 4 de octubre de 2015, se dedica a
investigar sobre la estructura dramatúrgica y sobre los mecanismos del fascismo
en la vida cotidiana y en el psiquismo humano. Su trabajo como actor y autor
alcanzó gran difusión internacional a través de algunas de sus obras
principales: Teatro de vanguardia, Somos, Hombres y muñecos, Camellos sin
anteojos, Acto rápido, Robot, Imágenes, Telarañas, Rojos globos rojos, El señor
Laforgue, La cacería, El señor Galíndez, La mueca, Paso de dos, La espera
trágica, Camaralenta, entre otras: Potestad fue dirigida por Norman Briski,
llevada a escena con Pavlovsky y Susana Evans como actores; un acalorado éxito
marcó su representación en Los Ángeles y Londres. Retrato de una personalidad
en ruinas, que convirtió al autor y actor como el más fiel intérprete dramático
de los temas que conmueven a la Argentina ‘de la transición democrática’. Una
condición que reafirmaría y ahondaría más tarde en otra obra memorable: ‘Pablo’
dirigida por Laura Yusem. El tour de force interpretativo de Pavlovsky,
comienza en tono paródico, revelando paulatinamente las causas del drama, donde
retrata magistralmente un médico de edad mediana y alta clase media, que debía
pagar un alto precio por su colaboracionismo con la dictadura. A partir de ese
escalofriante strip-tease emocional; Pavlovsky: reflexionaba y hacía
reflexionar sobre la culpa y la mentira, la memoria y el crimen, el olvido y la
responsabilidad.
El señor Galíndez
fue escrita para el equipo del Teatro Payró, estrenada el 18 de enero de 1973:
trata de un torturador que realiza su trabajo sin que nadie lo perciba
manteniendo una aparente vida normal. Dos años mantuvo cartel fijo en Buenos
Aires; su éxito, hizo que se representara girando la obra hacia una y otras
provincias argentinas. La represión antes y después del golpe militar deja su
huella en la obra del autor; la primera señal fue la bomba puesta a estallar en
noviembre de 1974, durante una de las representaciones en el Teatro Payró. Pese
a la dramática situación Pavlovsky, vuelve a la carga negándose abandonar rotundamente
<<su militancia cultural>> y en 1977, estrena Telarañas: un alegato
contra el fascismo instalado en la familia. El acoso se estrecha, el dramaturgo
se encuentra en el campo de mira, la dictadura militar le considera molesto,
procede la orden de prohibir la obra que pasa a ser considerada un atentado a
la moral. Dirigida por Alberto Ure, entre los actores se encuentra el autor de
la obra. Nunca se había visto en el teatro argentino una crítica tan directa,
feroz, ajustada y maravillosamente representada contra la institución de la
familia como instrumento de la ideología fascista en una sociedad totalmente
desquiciada: su esquema de tragedia griega en tono paródico no deja escapar a
su crítica el más mínimo detalle. La política represiva acelera el ritmo
cercándolo a una fase más personalizada: allana su casa y el consultorio donde
trabaja. No fue asesinado como hicieron en Euskal Herria en la consulta del
pediatra, dirigente político, Santi Brouard. El dramaturgo argentino, nuestro
actor y médico pionero del psicodrama en América Latina, eludió a los Grupos de
Tareas, y, sin demora, huye por el tejado: había que salir del país. 1978 pasa
a ser un año detonante en la vida d` el autor del primer libro escrito en
castellano de Psicoterapia de grupo en niños y adolescentes. Eduardo Alejo
Pavlovsky conocido en sus círculos más íntimos como ‘Tato’ se encuentra en una
especie de callejón sin salida; desencadena un espacio para el riesgo, una
lucha interna a seguir viviendo y creando confía en todas sus fuerzas; con
pasaporte ya ‘vencido’ sale vía Uruguay y salta a Brasil: llega a conseguir
instalarse en Madrid, desde donde continuó infatigable su militancia cultural.
Dos de sus obras fueron llevadas al cine El señor Galíndez y Rojos globos
rojos.
No hay mejor
interpretación que la lucha activa que tu cuerpo va asumiendo irguiéndote de
crítica y autocrítica como polar interno básico para vivir y crear y seguir
amando a los tuyos. Argentina es un vivo y fresco lienzo un ejemplo de lucha
como el pequeño Uruguay, y otros países de Indoamérica en diferentes escalas, y
lanza a los cuatro vientos el ¡Tango del indomable! Un amplio abanico en manos
del misterio de los sencillos fogoso y rítmico de indignación sobre el que
afluían todas las profesiones. Destacamento firme y concienzudo presto de luz
sus focos contra la impunidad, la injusticia e intimidación desafiando al
traidor al miedo y la frustración. Dando paso al ingenio de una culta
vanguardia en la amplificación de un objetivo macro sobre la magnificación de las
motivaciones en dominio del arte y técnica propia depurada, definiendo a nivel
internacional la magnitud de su empuje unificando sumas de transformación
social desde diferentes ángulos de encuentro el
¡Tango del
indomable! No proviene de seres sobrenaturales sino del valor de las fuerzas
afines desmantelando tópicos que taponan el delirio de una sociedad dominada
por miserables tras años de: ‘desaparecidos’ sumergida en una democracia,
¡puta!, autocracia de la miseria económica en un país por si mismo rico
¡¡Tango!! Detonación que desencadena un determinado comportamiento rítmico
aferrado a su identidad, de indomable relinchar asumiendo entrega y riesgo en
salto a lo prohibido, golpeando el manto del olvido y el silencio contra la
oscuridad impune a la opresión y al eje que gira la ley del engaño contra los
beneficios sociales de la denuncia. 1973 marca en dicho contexto, un nuevo hito
a uno de los espacios cotidianos de su deambular, detonando hechos para la
historia sobre la balanza cinematográfica; hoy posiblemente más decaída
globalizando tendencia y tolerancia al márquetin impuesto, en todo el mundo,
sobre la propia escena creativa vinculante que saciara rica y fresca a manos de
cámaras, guionistas, actores y directores argentinos de mente privilegiada.
Raymundo Gleyzer director de la película Los traidólares marcó historia, sumó
pueblo y responsabilidad personal. Filmada en colores entre 1972 y 1973;
dramatiza la vida de un dirigente sindical peronista, que comienza a partir de
la década de los años 60, tras años de militancia cuando asciende al poder;
centrándose en su transformación: en un burócrata corrupto y su ocaso en 1973,
cuando Héctor Campora llega a la Presidencia de la Nación. La película
histórico-dramática fue trabajada sobre su propio guion escrito en
colaboración, con Víctor Proncet y Álvaro Melián. No fue estrenada
comercialmente pero sí circularon varias copias en blanco y negro clandestinas.
Hasta 1995 no se conoció públicamente la copia en color: tuvo como actores
principales al propio Víctor Proncet, Raúl Fraire, Susana Lanteri y Lautaro
Murúa. Raymundo desnuda en su película Los traidores EL CÁNCER DE LA BUROCRACIA
SINDICAL. Producida por Bill Susman, guerrillero antifascista en el E. español,
integrado en las Brigadas Internacionales.
El título original
iba a ser Una muerte cualquiera (basada en el cuento ‘La víctima’ de Víctor
Proncet, que narra un hecho verídico: ”el autosecuestro del dirigente sindical
peronista Andrés Framini”). Y, es que ‘Los traidores’ han ido siempre más allá de
un título (ya utilizado por el escritor José Murillo) en su novela homónima
publicada en 1968, que relata la traición, de la burocracia sindical a una
huelga metalúrgica. Una vez más el título mítico, es reproducido a golpe de
agudeza y gran acierto por Raymundo, como un velo al desnudo de fusión y
sabiduría por los grandes genios del pueblo, volcados al empeño y prolongación
generacional de la denuncia ajena al dólar de los traidólares. Una cosa me
queda clara que evidencia la diferencia del ser humano generación tras
generación y, no es si no en la vejez –como en la juventud– quienes nos… y se
delata así mismo cuando la desidia se apodera de ellas. Y ‘aunque la juventud
siempre empuja’ como dejó escrito el poeta de Orihuela <están a la par>
cuando se acelera volcada en la alienación de la ambición enfermando carente de
empatía. Desfigurando cuerpo y mente confunde el enemigo (por amigo)
extraviando la ideología llevándonos a un sin sentido del vacío de la poltrona,
a la ignorancia del estado de bienestar, que nunca se sacia de entrega hasta
hacernos irreconocibles. Posiblemente fuera el propio Bakunin (quien dejó
escrito: Yo soy partidario convencido de la igualdad económica y social, porque
sé que, fuera de esta igualdad, la libertad, la justicia, la dignidad humana,
la moralidad y el bienestar de los individuos reflejados en la constitución,
¿dónde están, quienes se manchan como ladrones de su posesión?). Lo que hoy
debería servir como piedra de toque en todo tipo de matices ideológicos dentro
de nuestro campo, el desgaste y desnaturalización de lo que se presenta como
izquierda irreconocible en nuestros días: si por conservadurismo cristiano en
reconciliación nacional, a lo carrillista; si psoeista, en golpe falangista a
lo militar en las filas socialistas; si a lo MCE –ser comunistas– Unidas
Podemos ser feministas; si ni a lo, ni una cosa, ni la otra; o si a lo
juventudes católicas, patriotas de la paz de un nacional pacifismo sin sentido;
o si por índole institucionalizada, asumimos los “novísimos” internacionalismos
batallones del izquierdismo/terrorismo como invento del capitalismo.
`SEISCIENTOS
TANQUES A LAS PUERTAS DE UCRANIA´ Puedo como el poeta chileno escribir los
versos más tristes esta noche, decir que la Unión Europea forra el neonazismo
acelerando el escudo aliado contra Rusia, que el viento es un grito que gira
alertando de la tempestad que cercena vidas, cerca gargantas y el grito se
apaga y el verso cae en la noche como al pasto el rocío ¡Y es tan corto el amor
que libera y es tan largo y amargo el olvido! ¡Y no hay Dios ni hijo de Dios
sin desarrollo, sin explotación y por imposición poner la otra mejilla! El
viejo fundador del PSOE y UGT: Pablo Iglesias (el gallego Paulino de la Iglesia
Posse) declaró y luchó en su tiempo como guía con todas las contradicciones del
momento, y no en cuerpo y ‘alma’ a manos del enemigo; y, aunque su concepto
fuera pequeño-burgués elevó su momento en la historia sin conciliaciones de
forma clara y contundente: <<El Partido Socialista es la entera emancipación
de la clase trabajadora: es decir, la abolición de todas las clases sociales y
su conversión en una sola de trabajadores libres e iguales, honrados e
inteligentes>>.
A un siglo de la
huelga d` La Canadiense una de las más emblemáticas de la historia de principios
del siglo XX (evoca una pregunta), ¿existe el sindicalismo de clase dentro del
E. español desde finales de siglo XX e inicio del XXI? Sin duda hubo durante (y
antes de la dictadura), grandes luchas y reivindicaciones ganadas a pulso entre
duras refriegas, detenciones, cárcel, asesinatos y despidos laborales. Multitud
de huelgas sumaron reivindicación sindical y política: lucha de la minería, la
construcción, textil, naval, metalurgia y otros gremios por la mejora salarial
y las condiciones sociales en las que se vivía de semiesclavitud. Por entonces
los sindicatos estaban prohibidos: salvo el “verticato” sindicato vertical de
la falange. Históricamente el siglo veinte se destaca en todo el amplio
territorio estatal siendo loables las luchas sindicales de Catalunya desde
1917. El capitalismo despiadado actuaba sin miramientos de ninguna clase, los
objetivos de las organizaciones populares, tenían que ver con los derechos
sociales mínimos; defensa del puesto de trabajo y derecho a la huelga que no estaba
contemplada en ninguna ley: reprimida mediante el uso de la fuerza represiva a
través de esquiroles, pistoleros, policía y ejército. Su inspiración fueron las
consignas de clase que asumían al proletariado mundial como una clase sin
nacionalidades. Van a cumplirse los 104 años, de aquel 3 de abril de 1919, de
cuando el gobierno español firmó un decreto que fijaba la jornada laboral
máxima de ocho horas diarias: lo hacía tras la huelga d` La Canadiense, una
lucha de reivindicación laboral dirigida fundamentalmente por la Confederación
Nacional del Trabajo (CNT) sobre un ejemplar abanico de huelgas, boicots e
insumisión civil. Las grandes luchas se inician en la empresa eléctrica Riegos
y Fuerza del Ebro, perteneciente a Barcelona Traction, Light and Power Company,
limited: más conocida como La Canadiense. Con esta intensa huelga de 44 días,
iniciada por el despido de varios trabajadores se paraliza la ciudad y, el 70 %
de toda la industria catalana, resultando una de las huelgas más importantes de
la historia en el marco ibérico <<convirtiéndose la primera del mundo en
adoptar por ley la jornada de 8 horas laborales>>.
El gran despertar
del movimiento obrero consigue con éxito mejoras salariales, la readmisión de
obreros despedidos, la liberación de miles de detenidos durante el tiempo que
duraron los paros, y el triunfo sobre la sanción del Decreto de la jornada de
ocho horas de trabajo convirtiendo al proletariado del Estado español, en el
primer país, que promulgaba por ley dicha reivindicación obrera. La CNT, se
sitúa a la cabeza, en una de las fuerzas sociales más importantes del
sindicalismo de clase en Catalunya y todo Estado. A los tres días de la
victoria d` La Canadiense el 24 de marzo, se declara una nueva Huelga General
en toda Catalunya; el desencadenante, fue la negativa sobre el acuerdo por
parte del gobierno a liberar todos los presos. Siguiendo las presiones se llama
nuevamente al paro laboral cuando aún se estaba negociando. En esta ocasión la
chulería del despotismo gubernamental opera enrabiada en su mayor crudeza y
represión; saca desde el primer momento al ejército, apostando ametralladoras y
cañones en las calles, organiza al somatén, y lo lanza a la calle a abrir
tiendas, aprovisionar la ciudad y detener obreros. Nos encontramos en el 2 de
abril; porfin se promulga el decreto que imponía la jornada de 8 horas desde
octubre, consiguiendo que muchos obreros volvieran al trabajo: la huelga va
decayendo en intensidad hasta que el 14 de abril que se da por concluida; por
el contrario, el estado de guerra y represión, dirigido a toda la clase obrera
luchadora en general y especialmente en persecución a los cuadros dirigentes
sindicalistas, estuvieron presentes durante cuatro duros meses. ¿En qué se
diferencian los sindicatos de hoy a los del ‘verticato’ de la dictadura? (Desde
mi punto de vista en nada reflejan la lucha de clases: pese a que la
marginación laboral y explotación no ha dejado de ser histórica). Hoy los
sindicatos son en general organismos subvencionados por el Estado, más remunerados
que las ONGs cuya mayoría se lucra de subvenciones gubernamentales –pocas
pueden demostrar lo contrario– ni siquiera instituciones sin ánimo de lucro más
bien todo lo contrario dependiendo del gobierno y empresas capitalistas, en
todos sus conceptos básicos y economía, pese a desarrollar según su filosofía
actividades ‘voluntarias de interés social’. Los sindicatos se han convertido
de liberados de estómago ancho a funcionarios del Estado bien remunerados
vinculantes a las entes empresariales. La situación económica y social que
estamos viviendo sería más que para convocar huelgas generales. Sobre todo
huelgas políticas; no solo en Perú, se trata de responder a la degradación de
los poderes fácticos desde el punto de vista de clase, crear movimientos de lucha
diaria por todo lo conquistado que están aboliendo desde la cúpula empresarial
y política de turno: destruyendo la sanidad, descomponiendo la enseñanza,
llamando industria a la servidumbre, haciendo prohibitiva la vivienda a manos
de especuladores de toda Europa, el incremento energético, y las subida
interminable de alimentos y transporte donde apenitas se invierte y la
contaminación revienta; pero también descompone, el envío de armas y dinero a
Ucrania, enfrentándola a Rusia, en la implicación de una guerra que repercute
peligrosamente sobre los pueblos de toda Europa, y el mundo, en desgaste de
derechos e identidad de clase. Realidad insoslayable execrable –abominable no
inmutarse– dejar inmune la bestia humana en derroche de perversión.
¿Por qué ha dejado
de luchar la clase obrera como luchaba?, por muchos motivos. No es complejo, si
se tiene conciencia e interés, ver que no existe una oposición sindical obrera
<como en su tiempo la OSO> una oposición sindical de lucha contra la
patronal aglutinando y desarrollando derechos de clase inalienables y
conciencia obrera. Oposición diluida en el legalismo –“democrático”- por
elementos internos en un momento crucial que pudo ser históricamente
determinante, legalismo deslavado a desaparecer en asociaciones obreras
asambleístas <como la AOA> legalizadas hasta acabar con el sindicalismo
de clase y todo su destacamento de vanguardia en las grandes fábricas, luchas y
huelgas incondicionales que fueron un ejemplo magistral de conciencia, dignidad
y solidaridad en complicidad entre gremios sin parangón en la historia [De ahí
que fueran desapareciendo las grandes fábricas llevando la industria a otros
países que les diera mas ganancias y menos quebraderos de cabeza]. Se impuso el
legalismo servil, el reconocimiento al capitalismo, empezaron a crecer las
propiedades y asentamientos no como corrientes de oposición, sino como
instituciones ocupando el puesto del verticato, en versión sindicatos,
cubiertas sus espaldas e intereses integrados al poder gubernamental gobierne
quien gobierne. El sindicalismo de clase ya décadas que desapareció. La
burocracia sindical, ocupa su lugar, no representan sino la bandera de la
patronal. Sus intereses depende de mantener la explotación del hombre por el
hombre y (sobre la mujer en doble explotación casa e hijos sin “sirvienta” y
vida laboral). De mantener por ende sus instituciones y su constitución contra
revueltas auténticas que quebrantarían la paz, la especulación de sus leyes, la
vida eterna de su monarquía con su jerarquía católica, su Estado y su
neoliberalismo demoledor y su ejército europeo de guerra al frente integrado en
la estructura militar terrorista OTAN (a las órdenes del Pentágono). Es lo que
hay en todo lo que va de siglo; a lo que nos someten: capitalismo, puro y duro,
donde sus burócratas anidan como parte indispensable del brazo de la ley. La
oposición obrera ‘al verticato’ de la sigla que sea se crea y forja en la calle
y no en las instituciones franquistas, sino en los centros de trabajo, en los
despachos de burócratas, no tienen cabida tanto explotado.
Aprender de los que
empujaron la historia contra la explotación es básico de su conciencia y no de
los traidólares de turno sin escrúpulos. No se trata de apoyar ni aprender de
la escuela de la traición. La vanguardia en lucha es el único camino para
avanzar como mostró el valiente destacamento proletario d` La Canadiense: ¿qué
se espera en siglo XXI de la constitución –de su transición– que se anhela: la
democracia, su paz, su charlatanería parlamentaria, su espíritu de guerra, de
conquista, de hermandad cristiana…?. Jaime Cortezo Velázquez–Duro, no era un
comunista ni mucho menos un anarquista más bien era un liberal, un conocido
jurista demócrata-cristiano, abogado, ex-secretario general de Izquierda
Democrática, ex-vocal del Consejo General del Poder Judicial que aparece
asesinado –un 13 de noviembre de 1991– en el maletero de su coche con las manos
atadas a la espalda y tres cortes en el cuello. No fue la policía quien lo
encontró, no había órdenes reales de ello; su coche, fue encontrado por su
hija, en la calle Mateo Inurria de Madrid. Hasta el día de hoy, treinta y dos
años después, es uno de los miles de crímenes sin resolver desde el nefasto
final de guerra, ¡que nunca existió! La guerra continuó, trapicheó y traspasó
la constitución ‘de la paz sin ira’ sobre una reconciliación nacional que del
mismo modo, ¡nunca existió!, prolongando desagravios y asesinatos en la
impunidad más absoluta.
PD. ”El aire está
lleno de nuestros gritos. Pero la costumbre ensordece” (Samuel Beckett, en
Esperando a Godoy).
Maité Campillo
(actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)
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