JANKTO MARCA UN GOL A LA HOMOFOBIA
DAVID BOLLERO
Jankto en una imagen promocional de su actual
club de fútbol. - Sparta de
Praga
"Soy homosexual, y no quiero esconderme más tiempo". Esta frase debería ser un anacronismo en estos tiempos, una sobreactuación injustificable en mitad del universo heterosexual, homosexual, bisexual, pansexual, sapiosexual, skoliosexual, lithsexual, demisexual... pero no lo es. Mientras asistimos a una alud diversa de orientaciones sexuales, incluso, de identidades de género, que podrían sugerir un mayor aperturismo mental, nos damos de bruces con una realidad bien distinta: ser gay continúa siendo complicado, especialmente en determinados círculos y el fútbol es uno de ellos. El jugador checo del Getafe Jakub Jankto ha roto con ese muro de silencio.
A sus 27 años,
Jankto ha decidido que es hora de dejar de esconderse y ha publicado en su
cuenta de Twitter un vídeo en el que manifiesta su deseo de "vida en libertad,
sin temores, sin prejuicios, sin violencia, pero con amor". Cedido
actualmente al Sparta de Praga, este jugador sigue los pasos de otros colegas,
como Nicolás Fernández (Club General Belgrano, Argentina) o Jake Daniels
(Blackpool FC, Reino Unido), pero continúan siendo una excepción.
Estadísticamente
hablando, es imposible que no se hayan conocido más jugadores de fútbol con una
orientación distinta a la heterosexualidad. Podríamos entrar en la cuestión de
que, efectivamente, se trata de una cuestión personal que entra en la esfera
más íntima de las personas y no hay por qué publicitarla. Sin embargo, el
argumento de "yo no voy por ahí contando que soy heterosexual" no
puede ser más vano, en la misma órbita de "tengo muchos amigos gays",
pues quienes afirman tal cosa nunca ha tenido problemas para mostrar en público
su afectividad.
No sucede lo mismo
con quienes no son heterosexuales, que han de enfrentarse a toda suerte de
miradas, susurros, codazos, insultos, agresiones e, incluso y como lamentablemente
hemos visto en España recientemente, la muerte. El mismo Jankto estaba casado
con una mujer hasta hace poco, seguramente y más allá de lo que sintiera por su
pareja, utilizando ese lazo como una tapadera social.
A pesar de que el
Getafe, club al que pertenece el checo, no ha tardado en mostrar públicamente
su apoyo al jugador, el mundo del fútbol no se caracteriza precisamente por
saber encajar la diversidad. Lo estamos viendo estos días con el racismo,
cuando en los estadios españoles se multiplican los insultos racistas a
jugadores como Vinícius con una respuesta más bien laxa por parte de La Liga.
Por este motivo, el
vídeo de Jankto tiene tanto valor, como lo tuvieron en el pasado otras personas
con visibilidad pública que se armaron de coraje y se quitaron la mordaza que
una parte de la sociedad sigue imponiendo. A mis ojos, este futbolista tiene
más peso como referente de los y las más jóvenes que Cristiano Ronaldo, pues el
mensaje que lanza con su vídeo busca naturalizar de una vez por todas algo
sobre lo que ni siquiera sería necesario hablar, algo que no tendría por qué
llamar la atención.
No se trata de una
cuestión de tolerancia, que nadie se equivoque, pues ello denotaría que se
otorga permiso para ser libre y para eso nunca se requiere la bendición que
algunos quieren dar. Ya va siendo hora de que amar a quien se quiera y sí, de
follar con quien se desee -siempre y cuando haya reciprocidad- sin que
despierte morbo, sorpresa o desagrado. Ya es tiempo, incluso, de normalizarlo
de tal manera que ni siquiera sea necesario inventar las decenas de etiquetas
que se han creado. Hasta entonces, queda camino por recorrer y hacerlo con las
botas de tacos puestas como Jankto tiene mucho mérito.
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