FULGOR
ROMÁNTICO
Novela
(Obra:
NC.16 (a.101)
José
Rivero Vivas
José Rivero Vivas
FULGOR ROMÁNTICO – NC.08 (a.18) – Novela-
Ilustración de la cubierta: Mujeres en la calle
Óleo
sobre lienzo de Ernst Ludwig Kirchner.
(ISBN: 978-84-17764-20-3) D.L. TF 9 - 2019
Ediciones IDEA, Islas Canarias. Año 2019
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José
Rivero Vivas
PERIPECIA
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Ante mientes aspectos
como el Hambre presenta:
Mando, Fama, Placer,
¡Hambrones y Acezados!
Tenaces presionan por someter
al mismo que padece desolado:
Penuria, Daño, Privación, Miseria:
Cruel sino de una multitud sedienta.
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Deriva de estos versos:
José Rivero Vivas
DESTREZA
Diciembre de 2018
(Fragmento)
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Unidos los Hambrones
de tierra, mar y cielo,
según convocatoria
de azur concilio pleno,
se acuerda allí excluir
al soso, sin sosiego,
quien aspira también
a situarse entre egregios,
preclaros individuos.
señores de talento,
henchidos de alta alcurnia,
faros del universo.
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José Rivero Vivas
FULGOR ROMÁNTICO
Fragmento:
CAP. 12-Págs. 169-172
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Silvestre
enmudeció. Hizo su conocido gesto de cabeza e inició un encogimiento de
hombros. Su mirada se dirigió a la Basílica de Le Sacré Coeur, y semejó trepar
escaleras arriba tratando de ampliar su horizonte.
Lo cierto es que su
mente voló al encuentro de aquel episodio que lo hundió en quiebra física. Al
ser atendido, el mismo doctor emitió su irrefutable afirmación:
…
-¡Muchacho...;
comer es necesario!
¡Je!
Como si él no lo supiera. Qué cosas. Vaya ocurrencia la del médico. Qué acierto
en su diagnóstico. Cuánto sabía. Qué manera de intuir las dificultades por las
que uno atraviesa. ¡Toma talento...! ¿Y el periodista nórdico? ¿No lo flagelaba
el hambre? Sin embargo, no saciaba su ansia, que lo colmaba de visiones. ¿Por
qué motivo no satisfacía su acucia?... ¡Je! Tenía que haberlo preguntado al
facultativo, doctor en filosofía sobre la penuria extrema.
¡Bah!,
la gente, aguda y circunspecta, cree saber demasiado en cualquier tema que se
tercie. No obstante, desconoce que existen dolencias urgentes, propiciadas por
las circunstancias, que suelen ser más fuertes que la perentoria precariedad
que lacera al sujeto en social desarraigo.
Bueno, tal vez lo
saben; aunque inconscientes desoyen la situación de su prójimo, y, claro,
juzgan su proceder a través de su propio estado, en lugar de analizar las
desventajas que envuelven a la persona en aguda carencia. Qué se le va a hacer.
Por eso el mentor, buena persona, bajo el influjo de su boyante posición,
adoptó aquel tono paternal y le soltó aquello de...
-¡Muchacho...;
comer es necesario!
¡Vaya
si lo era! ¡De qué forma lo sabía él! Tenía plena conciencia de ello. Mejor que
el médico, seguro. Ya se daba por contento que en el reconocimiento no le
hubiera encontrado nada malo en el cuerpo; bueno tampoco, cierto: llevaba tanto
tiempo sin probar bocado... En fin, allí estaba, a pesar del accidente; menos
mal que no fue nada grave, aunque todavía sentía algunos vahídos... A ver si
con el tráfico se mareaba otra vez, y ahora sí que no se salvaría de ser
atropellado.
Lo paradójico del
caso fue que, al ser socorrido, alguien tuvo la peregrina idea de proponer que
fuera atendido al instante, y lo llevaron a una avenida cercana, llena de
clínicas privadas, donde los magnates de la ciudad, con sus familias, tienen
preferencia. Atroz le parecía la decisión tomada, para auxiliar un individuo
como él, Giacomo, arribado de Módena a París en pos de una ilusión fenecida.
Sin embargo, la caritativa acción lo había consternado, y no sabía qué pensar.
Se encontraba aturdido y falto de ánimo, con la esperanza rota y fallido el
celo. Pese a ello, tenía que apurarse y salir de aquel hervidero humano,
empeorado por la densa circulación, continua casi en diversas direcciones.
Precisaba calma, y esperar la oportunidad que le permitiera echarse fuera del
núcleo infernal, con el fin de alejarse del tumulto y la vorágine.
-¡Muchacho...;
comer es necesario!
¡Je!
¡Comer! ¡Qué diablos! Para su gusto desconocía si alguna vez tuvo conciencia de
su significado, respecto de cuanto el acto implica en su estricta definición.
Había oído, y aun empleado este verbo; pero, como tantos otros vocablos, que
son frecuentemente usados sin conocer su verdadera acepción. Absoluta o
relativa, la de comer, para su adentro, no pasaba de ser pura abstracción; de
la cual, por mucho que se prodigue, no se puede vivir.
En
suma, tonterías. El doctor estaba en lo cierto: hay que alimentarse; si no,
defunción, y al hoyo; una vez sepulto, de nada le iba a servir aquel conglomerado
de ideas que celosamente almacenaba en su mente.
¡Je!
¡Ideas! ¿Para qué las quería? La única digna de tenerse en cuenta era aquella
del viejo galeno:
-¡Muchacho...;
comer es necesario!
Ésta
sí que daba en el clavo. Las suyas no eran más que nonadas, caprichos de niño
tonto y melindres de imberbe engreído, que presume de hábil y elocuente.
Ideas...
Una espuerta de cal y arena se merecía, por babieca y machacón. Así, a sus
años, que no eran muchos, se veía derruido sobre su misma ruina: hundido en una
anemia perniciosa que se lo iba comiendo progresivamente, causa por la cual se
notaba más débil cada día. La prueba estaba en que, sus crónicas fatigas,
aquella vez se habían convertido en colapso, y a poco cae en mitad de la
calzada; entonces, trabajo infructuoso el de la ambulancia trasladándolo a
Urgencia... Menos mal que, al ser conducido a un consultorio de elevado rango,
el médico de guardia, como de humanitaria profesión, pasó por alto su
deplorable aspecto y lo auscultó sin reparo.
Se hallaba por fin
al margen del centro urbano, cuya agitación casi acaba su existencia. Ahora le
restaba librarse de su propia grima, aunque desconocía el método a seguir para
lograr su objetivo. Mientras tanto, habría de perseverar en su ocioso
deambular, poniendo cuidado de no caer...
¡Je!
Estaba visto que el médico tenía razón en su atinado aserto:
-¡Muchacho...;
comer es necesario!
Máxima
acongojante, si se sopesa su alcance en toda su magnitud.
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José Rivero Vivas
FULGOR ROMÁNTICO
Fragmento
CAP. 12-Págs. 169-172
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José Rivero Vivas
FULGOR ROMÁNTICO – NC.08 (a.18) – Novela-
Ilustración de la cubierta: Mujeres en la calle
Óleo
sobre lienzo de Ernst Ludwig Kirchner.
(ISBN: 978-84-17764-20-3) D.L. TF 9 - 2019
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Febrero
de 2023
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