jueves, 23 de febrero de 2023

QUE NO NOS METAN EN LA GUERRA

 

QUE NO NOS METAN EN LA GUERRA

Aunque Josep Borrell lo niegue, el envío de carros de combate a Ucrania por parte de la OTAN ya ha supuesto una escalada del conflicto.

JABIER ZULAIKA

Manifestación contra la cumbre de la OTAN en Madrid

 Aunque Josep Borrell lo niegue, el envío de carros de combate a Ucrania por parte de la OTAN ya ha supuesto una escalada del conflicto. En concreto, Noruega ha informado de que Rusia ha embarcado en sus naves bombas nucleares tácticas, Holanda y España han enviado nuevos destacamentos militares a la frontera rusa, Macron ha propuesto utilizar el arsenal nuclear francés como disuasión frente a Rusia, etc. Aquel que no vea en esto una escalada del conflicto está ciego o es un cínico.

 

Por otro lado, le recordamos al señor Borrell que quien dijo que el envío de carros de combate supondría una escalada inaceptable del conflicto fue Joe Biden, presidente de los Estados Unidos.

 

Cuando usted afirma “Hemos anunciado que daremos carros de combate y no ha habido una tercera guerra mundial“, repite el mismo razonamiento irracional que nos ha traído aquí. Recordemos que cada vez que la OTAN se anexionaban un nuevo país, ustedes decían: “Lo veis, lo veis, por mucho que proteste Rusia y diga que estamos incumpliendo lo acordado, aquí no pasa nada”. Hasta que pasó lo que está pasando en Ucrania.

 

Es cierto, que ni la lamentable decisión de no disolver la OTAN tras la caída del Muro de Berlín, ni su política expansionista que ha llevado a sus tropas hasta la frontera rusa, ni tan siquiera, la guerra civil que desde 2014 vive Ucrania pueden justificar la agresión rusa. La invasión de un pequeño país por una gran potencia es un acto condenable en sí mismo, al igual que lo han sido las múltiples agresiones perpetradas por Estados Unidos durante décadas.

 

Pero esto no es una película americana con héroes y villanos. Rusia ha sido el agresor y, sin lugar a duda, Estados Unidos y su OTAN son los inductores de esta crisis, debiendo asumir su parte de responsabilidad, al igual que el Gobierno de Kiev. El gran perjudicado es el pueblo ucraniano que sufre y muere, para occidente. Como reconoce Borrell: ”Armamos a Ucrania porque la guerra es un gran desafío existencial para nuestra seguridad. Zelenski y Ucrania no tienen suficiente munición, pero tienen suficiente motivación". Es decir, el pueblo ucraniano es “carne de cañón” al servicio de los intereses occidentales.

 

Mientras gobiernos como el de Brasil, Georgia, China o el exsecretario de Estado Henry Kissinger, por nombrar algunos, insisten en la “urgencia” de buscar una salida negociada al problema, los dirigentes Occidentales reunidos en la Conferencia de Seguridad de Múnich defienden una política agresiva en Ucrania para cortar las alas a Putin y desalentar a China, acercándonos peligrosamente a una Gran Guerra, Los culpables de esta escalada no serán los gobernantes rusos, sino los reunidos en Múnich.

 

Es preciso que la sociedad reaccione ante tan grave situación: en Euskal Herria diversas organizaciones sociales, sindicales y políticas nos hemos agrupado en la plataforma “Gerrari Ez” para alzar nuestra voz. Sabemos que muchos piensan como nosotras y nosotros, pero también que el grado de movilización contra la guerra es bajo. Cambiar esta situación es nuestro reto, pues creemos que solo la movilización social puede impedir que nuestros gobernantes nos metan de lleno en una guerra mundial.

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