EYIHADISTAS PREVENTIVOS
ANÍBAL MALVAR
Imagen de la Audiencia Nacional. EFE
"Primer niño yihadista condenado en Madrid", alertaba la portada de ABC de este viernes. Y uno lee la información y parece veraz, pero lo que no acabas sabiendo, por mucho que leas, es el porqué de esta condena. Son asuntos secundarios que no tienen por qué desvelar al periodismo ni a la judicatura. Lo importante es informar de que los moros, desde pequeños, son muy malos.
Sobre fondo negro, en lúgubre portada, se nos resume la historia de este asesino sin asesinados: "Se quedó huérfano de padre siendo muy pequeño en Marruecos. Era un peligro real para la seguridad de España. De familia desestructurada, con apenas 12 años comenzó a consumir propaganda yihadista. A los 16 estaba al servicio de Daesh, había asumido su sangriento ideario y jurado fidelidad al grupo terrorista".
Parece la biografía
de Froilán en versión mil y una noches, plausible ahora que el sobrino after
hours del rey se nos va exiliado hacia Abu Dabi.
Si la detención del
chaval es tal y como nos la cuenta el torcuatiano diario, estamos ante un claro
caso de condena preventiva en plan Minority Report. La condena, por supuesto,
es de conformidad. Las condenas de conformidad se suelen producir cuando tu
abogado de oficio tiene el día perezoso o considera que las pruebas son
terminantes. La prueba de que el niño este es culpable de algo es la colección
de vídeos yihadistas almacenados en su teléfono. No veo motivo ni para la
detención ni para que la historia merezca portada en uno de nuestros más
grandes diarios, salvo que uno quiera percibir cierto tufillo racista detrás de
todo el asunto.
No recuerdo qué
jurista de prestigio dijo, no tanto ha, que la Justicia española está diseñada
para condenar a los robagallinas y absolver a los grandes delincuentes. Lo de
este chaval tiene toda la pinta de caso robagallinas. Si todo su delito ha
consistido en descargar vídeos de asesinatos yihadistas, es un asunto más de
psicólogos que de policías y jueces. Nuestra Justicia y nuestras fuerzas de
seguridad, según la información de Pablo Muñoz, andan persiguiendo adolescentes
por rumores de aldea: "La Policía puso en el foco al chico gracias a la
colaboración ciudadana. Los agentes recibieron una alerta según la cual un
varón menor de edad llamaba mucho la atención por el grado de radicalismo
yihadista que exhibía, hasta el punto de haber asumido el ideario de Estado
Islámico. Durante meses los investigadores se centraron en controlar las
actividades del chaval, hasta que los servicios de Información lograron acceder
a su teléfono móvil".
Si la cosa es como
nos la cuenta el reportero, nos podemos imaginar a los hombres de Harrelson
escuchando y grabando, durante meses, las conversaciones de un chaval de 16
años sin ningún tipo de antecedente, sus vídeos porno si los hubiere, sus
videollamadas con novios y novias, sus emoticonos, su intimidad. Debe de ser
muy humillante para un buen agente que te asignen una misión así, mientras la
identidad del inescrutable Eme Punto Rajoy continúa siendo un misterio
policial.
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