MORENO EN TRAJE DE FAENA PARA PRIVATIZAR CON LOS MISMOS ENGAÑOS QUE
AYUSO
JUAN TORRES LÓPEZ
¿Ha oído decir alguna vez a algún dirigente político de la derecha que desea privatizar las pensiones públicas, la atención sanitaria o la educación? Seguro que no.
Sin embargo, la presencia del sector privado en la provisión de ese tipo de servicios esenciales no hace sino aumentar cuando gobierna la derecha que dice que no pretende privatizar.
En Andalucía en una sola semana se ha podido comprobar que es así
Por un lado, se ha sabido que se tramita una orden en la que se contempla la posibilidad de que entidades sanitarias privadas lleven a cabo procedimientos quirúrgicos o de diagnóstico en instituciones de la administración sanitaria pública de la Junta de Andalucía, para lo cual incluso se especifican las tarifas que habrán que desembolsar. Por otro lado, el Consejo de gobierno del martes pasado aprobó la creación de nuevas universidades privadas.
Privatizar
servicios públicos es una opción legitima que cualquier partido puede defender
y llevar a cabo, pero lo que hace la Junta de Andalucía, como otras comunidades
gobernadas por el Partido Popular o en algún otro momento algunas del PSOE,
constituye una práctica fraudulenta y muy contraria a lo que debería ocurrir en
una verdadera democracia.
Una cosa es que un
partido político lleve a cabo su programa y otra que engañe presentando su
acción de gobierno como lo que no es, ocultando la realidad de las cosas o
impidiendo que la población conozca lo que implican las decisiones que adopta y
los efectos de las medidas que pone en marcha.
La mejor prueba de
que esto es lo que está pasando son las inmediatas declaraciones del consejero
portavoz de la Junta de Andalucía cuando se produjo revuelo mediático al
saberse sus intenciones: «Es absoluta y rotundamente falso que la Junta de
Andalucía vaya a privatizar la Atención Primaria», afirmó.
Lo cierto es, sin
embargo, que el hecho de ceder instalaciones públicas al capital privado es ya
privatizar y convertir el servicio público en una mercancía, de modo que no es
que se quiera o no hacerlo, sino que una medida de esa naturaleza es pura
privatización.
Tampoco es
democrático privatizar el servicio público universitario aprobando la creación
de universidades privadas cuando se hace -como en el caso de las dos cuya
aprobación ha sido acordada- sin cumplir los requisitos de calidad que la
legislación establece para esos casos, como han denunciado todos los rectores y
rectoras de las universidades públicas andaluzas.
Y, sobre todo, es
antidemocrático que las medidas que implican descapitalizar los servicios
públicos y dar entrada al capital privado en su provisión se tomen sin
establecer ningún tipo de cautelas ni previsiones presupuestarias y, por
supuesto, sin promover o incluso sin permitir, cuando se hace por la vía de los
hechos o no se tiene en cuenta las razones en contra, el debate público sobre
sus efectos.
La razón de por qué
ocurre todo esto, en Andalucía y en otras comunidades autónomas, es sencilla.
Todas las encuestas
muestran que la inmensa mayoría de la población ha deseado siempre que se
garantice la provisión pública de las pensiones, la atención sanitaria o la
educación; entre otras cosas, porque no es difícil entender que es la única
manera de garantizar su acceso universal.
Es por esa razón
que sería completamente estúpido que los grupos de interés, partidos o
gobiernos que han buscado o buscan privatizarlos lo digan abiertamente. Y, como
no son estúpidos, nunca le dicen a la población que desean privatizar las
pensiones, la atención sanitaria o la educación. ¿Cuándo han dicho Ayuso en
Madrid o Moreno en Andalucía que quieren privatizarlas?
Sin embargo, esos
mismos que nunca dicen que se propongan privatizar esos servicios esenciales no
paran de tomar medidas que ¿casualmente? llevan a que cada día haya más
presencia de capital privado en las pensiones, la salud o la educación; es
decir, más privatización.
La estrategia es
sencilla y muy eficaz. Saben que perderían apoyo electoral si dicen que van a
privatizar esos servicios públicos y no lo dicen; pero hacen inevitable que la
gente recurra al capital privado que los suministra cuando funcionan cada vez
peor, porque conscientemente les dedican cada día menos dinero para
financiarlos.
No es casualidad,
por ejemplo, que el gobierno de la Junta de Andalucía (una de las regiones más
desiguales de Europa) cierre la unidad de ictus en Huelva al mismo tiempo que
dedica 1,4 millones de euros a promocionar la tauromaquia o recurre ante el
Tribunal Constitucional el impuesto sobre grandes fortunas.
Efectivamente,
Ayuso y Moreno negarán siempre que su propósito sea el de privatizar pero,
desde que gobiernan, en sus comunidades no paran de disminuir las unidades
docentes, la oferta de plazas y los profesores de la educación pública, el
número de sanitarios, de centros y de prestaciones públicos. En consecuencia,
los servicios públicos funcionan cada día peor y como, al mismo tiempo, dan
todo tipo de financiación, privilegios y facilidades a los colegios o empresas
sanitarias privadas, estos solo tienen que abrir la bolsa para acaparar a la
población que necesita esos servicios y puede pagarlos.
A otra escala,
sucede igual con las pensiones públicas. Desde hace años, la banca y los fondos
de inversión van detrás de ese botín, pero saben que la gente las aprecia, de
modo que no pueden plantear directa y expresamente que se privaticen. La
estrategia consiste también en disminuir progresivamente su dotación para que
cada vez más gente (la que puede) las vaya complementando con su ahorro
privado.
La justificación
siempre es la misma: no hay dinero, a pesar de que los hechos muestran
claramente todo lo contrario. Como he repetido en otras ocasiones, una
minúscula tasa de no más del 0,5 por ciento sobre todas las transacciones que
se realizan en el planeta sería suficiente para financiar el gasto de todos los
gobiernos sin necesidad de ningún otro impuesto (en España más o menos lo
mismo). Si, ha leído bien: sin necesidad de ningún otro impuesto.
En el caso de la
atención sanitaria hay otra segunda estrategia por parte del sector privado:
disimular su auténtica naturaleza de negocio (incluso ya cada vez menos
sanitario y en mayor medida financiero, porque las grandes entidades han sido
adquiridas por los fondos de inversión) haciendo gradual la subida de tarifas,
el recorte de las prestaciones y su carácter puramente selectivo y nunca
universal. Y, en el caso de las pensiones, la de ocultar que los fondos de
pensiones privados no son rentables y, por el contrario, sí muy peligrosos y
expuestos a todo tipo de riesgos financieros,
Para que todo eso
sea posible y termine en lo que verdaderamente buscan los grandes propietarios
del capital privado es imprescindible que no haya debate público alguno. No se
puede permitir que la población sepa lo que realmente tendría que ahorrarse
cada mes para poder financiarse una pensión privada digna dentro de 30 o 40
años (suponiendo que el fondo, como suele ocurrir, no se pierda por alguna de
las múltiples crisis financieras que ocurren periódicamente). No se debe saber
lo que la sanidad privada cuesta en países como Estados Unidos (para la
economía en conjunto y para los individuos) y cuál es realmente la posibilidad
de acudir a ella para la gente corriente. Ni tampoco la relación que hay entre
más sanidad privada y peor salud o más mortalidad entre los grupos de renta más
baja. O tampoco lo que implica la segregación que se está produciendo en la
educación concertada o privada que aniquila la movilidad social y la lucha por
la igualdad de derechos y oportunidades.
La privatización es
una opción legítima, como dije al principio. Sin embargo, cuando se hace de la
manera que se está haciendo en España por parte de la derecha, a base de
engaños y sin mostrar a la gente sus verdaderos costes e implicaciones a medio
plazo, es un engaño y una violación flagrante de las reglas elementales de la
democracia. No hay otra alternativa que difundir información, hacer mucha
pedagogía y defender los derechos como se ha hecho siempre que se han conquistado,
con valor y movilización social.
Fuente:
https://juantorreslopez.com/moreno-en-traje-de-faena-para-privatizar-con-los-mismos-enganos-que-ayuso/
No hay comentarios:
Publicar un comentario