A contracorriente
¡QUÉ BUENO SER DE IZQUIERDAS!
Enrique
Arias Vega
De pequeño fui socio del Athletic de
Bilbao, lo que no proporcionaba muchas alegrías más allá del masoquismo. Ahora
me gustaría ser de izquierdas, no sólo porque es lo que se lleva, sino por las
ventajas que supone.
La sociedad, al menos la española, parte de
que los de izquierdas son superiores moralmente a los de derechas; por eso,
todo lo que digan o hagan va a misa, aunque la frase no resulte muy adecuada en
este contexto.
Decir pueden decir humanes, Consejo
de Ministras, criaturas, sin especificar el sexo de los niños ni al pediatra,
el que las gallinas son violadas por los gallos y otras imposiciones de la
dictadura de lo políticamente correcto sin que se les ría en la cara el
personal, como nos ha pasado a otros de lenguaje más convencional.
Y hacer… Hacer pueden hacer
prácticamente lo que quieran, sin incurrir ni siquiera en el Código Penal. No
me refiero tan sólo a prácticas políticas que en la derecha se habrían
considerado infames, como colocar a la pareja en un cargo público, aunque fuese
en la Feria de Muestras. Ahora nadie se ha rasgado nada, en cambio, porque Pablo Iglesias tenga a su mujer, Irene Montero, en el Gobierno que
vicepreside. Tampoco el que Dolores
Delgado haya pasado directamente de Ministro a Fiscal General del Estado,
en una alfombra roja, más que en una puerta giratoria. ¡Y no digamos del latrocinio
multimillonario de los EREs de Andalucía!
¡Ay, si algo de eso lo hubiese
realizado la derecha! Todo el mundo estaría criticándolo hasta el final de la
Legislatura. O el fin de los tiempos, que en este caso amenaza con ser lo
mismo.
Pero hay también otras cuestiones
menores, pero probadas documentalmente, que como si nada: las subvenciones a Juan Carlos Monedero en Venezuela, la
ilegalidad de la tesis de Íñigo Errejón,
la especulación del piso de protección oficial de Ramón Espinar, la contratación sin seguridad social del ayudante de
Pablo Echenique,…
¡Ay, insisto, si algo de esto, de lo
que casi nadie se acuerda, lo hubiese realizado la derecha! Ya ven: sin haberle
probado jamás ningún delito y habiendo sido absuelto en todos sus procesos, el
ex presidente valenciano Paco Camps
es un apestado, un muerto en vida, que ha merecido cientos de portadas
denigratorias en los principales diarios del país. Y de Rita Barberá, no digamos. Sin haber resultado incriminada de nada, fue
cesada, vilipendiada, insultada y, en su caso, muerta, muerta por causas que
hubiesen sido más naturales si no hubiese estado tan profundamente deprimida.
Así que vuelvo a los orígenes de este
artículo: que me digan dónde hay que firmar para ser de izquierdas y así tener
patente de corso para cualquier tropelía y, además, con la superioridad moral
de saber que uno tiene razón y que no es como esa purria de la derechona.
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