PEDRO Y PABLO, UN CONTUBERNIO MASÓNICO BOLIVARIANO Y FEMINISTA
ANA SHARIFE
¿Recuerdan aquella
hermandad de Los Búfalos Mojados a cuyas reuniones sólo asistían hombres y lo
hacían ataviados con un sombrero de piel de búfalo y un mandil? Aquello era una
logia masónica.
Pedro Picapiedra,
obrero de la construcción, trabajaba en una cantera a lomos de una grúa, un
dinosaurio que no hacía más que quejarse del duro trabajo que desempeñaba. Es decir, nuestro protagonista, tan bien
peinado y tan poco reflexivo, procedía de la más antigua de las formas de
entender la masonería, la operativa: los que picaban la piedra.
El segundo
personaje principal era el bueno de Pablo cuyo apellido, Mármol, roca caliza de
gran calidad y belleza, describía su natural nobleza, daba sabios consejos y,
bajo ninguna circunstancia, dejaba botado a su querido amigo.
Algunas fuentes
señalan que el origen de la masonería se remonta a tiempos de Salomón, cuando
los albañiles construyeron el templo bajo la dirección del fenicio Hiram de
Tiro. Sin embargo, el contexto histórico de Piedradura sitúa dicha parodia en
la misma Edad de Piedra. La piedra en bruto como el símbolo del hombre sin
instrucción, en estado natural, con todos los potenciales para poder
evolucionar y construir su templo interior. Una dimensión espiritual no
necesariamente religiosa donde cada logia tiene un escudo con una alegoría,
como la hermandad de Los Búfalos Mojados tenía una media luna en mitad del
sombrero.
Ed Benedict,
dibujante de la serie de animación, no sólo parodiaba a la clase media
estadounidense con sus salidas al campo y partidas de bolos, sino que abordaba
conflictos laborales y asuntos tan cruciales como la infertilidad o la
ludopatía. Además, dotó a sus personajes femeninos de la inteligencia y el sentido
común del que carecían los hombres. Vilma y Betty terminaban sacando de todos
los apuros a sus atolondrados maridos.
Los Búfalos Mojados
no aceptaba mujeres en sus filas, al igual que sucede en España con la
vertiente más ortodoxa de la masonería. Sin embargo, Vilma y Betty llegan a
disfrazarse de hombres para poder asistir a una de sus misteriosas tenidas. Una
vez allí, descubren perplejas, que se trata de una reunión de niños grandes
jugando a sociedades secretas.
Masonería femenina
en Piedradura
En Piedradura no
había masonería femenina, a pesar de que su origen es tan antiguo como la
masculina. Un documento francés con fecha de agosto 1760 reconoce
explícitamente la existencia de logias femeninas auspiciadas por sus propios
compañeros.
La historia de la
masonería femenina ha ido pareja a la lucha por las libertades y los derechos
de la mujer. Las masonas jugaron un papel determinante, y el compromiso de
algunas las convirtió en verdaderas pioneras de su tiempo. Mariana Pineda fue
ejecutada en la Década Ominosa por haber bordado una bandera con las palabras
“ley, libertad e igualdad”. La maestra Louise Michel, precursora del feminismo
y una luchadora incansable a favor de la educación y del proletario fue una
incendiaria defensora de las mujeres y protagonista de los acontecimientos que
revolucionaron París antes y durante la Comuna de 1871. La periodista sevillana
Ángeles López de Ayala impulsaría la primera organización feminista de España,
en 1892, en Barcelona. De ideología republicana afirmaba que las mujeres habían
de emanciparse tanto de la Iglesia y de la supremacía masculina.
Dibujar para pensar
Pero, ¿qué les pasa
a los dibujantes con la masonería? Walt Disney formó parte de la Orden DeMolay.
En los libros de Tintín se encuentran referencias a la teosofía, el budismo
tibetano, el taoísmo, y de Hergé dicen que habría pertenecido a la fraternidad
de los Polares primero, al Priorato de Sión después y a los Marinistas.
Ed Benedict es el
primer dibujante que se atreve a meter en la cama a Pedro y Vilma, la primera
pareja televisiva animada que aparecen juntos conversando en un dormitorio.
Cosas de masones liberales.
Los Picapiedra ha
sido la serie animada más larga, desde su nacimiento en 1966, hasta 1997, año
en que fue superada por Los Simpson, de quien tomó su inspiración Matt
Groennig, también masón. No es hasta la sexta temporada que el dibujante
incluye un episodio donde el bueno de Homer trata de ingresar en una logia. Se
le ve llegar al rito de iniciación con los ojos vendados, hacer un juramento de
guardar secreto y cumplir determinados valores. Como es natural, no lo
consigue.
Son los propios
dibujantes los que ironizan en sus historias sobre el rumbo que ha tomado la
masonería contemporánea, como también se burlan de los conspiranoicos que creen
que la Orden ostenta el poder mundial o está detrás de ciertos acontecimientos
históricos o políticos, como del primer Gobierno de coalición de la democracia
en España. Pedro y Pablo, dos masones-bolivarianos y encima feministas. Qué
cosas.
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