LOS CUERVOS...
DUNIA SÁNCHEZ
Desnudo…todo estaba
desnudo, el otoño había pasado fugaz en sus ojos y ahora todo estaba desnudo.
Hojarasca que se desparrama más allá del viento de un invierno que abría sus
puertas con una bocanada gélida, de penumbra, de una bruma que hacía aquel parque
insonoro a la mirada. Solo, las pisadas de aquellos solitarios, solitarias en
su encuentro con el pulmón de la urbe. Ahí, estaba ella, sentada en su banco
habitual, con una carta en las manos temblorosas, frías, doloridas. Cada cierto tiempo volvía algún cuervo con un
aliento de palabras que la iban conformando, edificando en el fin de sus días y
¿Cuál fin? Ello es indeciso de predecir , solo , cuando nos llame los huecos de
la muerte. Ahí, estaba ella, sentada en su banco habitual, con una carta que se
edificaba a medida que un cielo pesado, bochornoso, nublado anunciando tormenta
se estancaba en el parque. Ahí, estaba ella, intentando terminar esa carta que
en el paso de los días se hacía más y más larga, más y más densa. Su
significado bailaba con la pronunciación de su destino, una ruta indescifrable
hasta que fuera amortajada. Y venía de nuevo un cuervo, un cuervo negro
regándola de palabras, palabras de deseos, de sueños que serían heredados por
otros. Sí, otros cual leyera lo que en ella decía. Por un momento la abrazaba a su pecho para
que se impregnara de sus latidos firmes, esperanzadores, pacíficos y luego
continuaba…continuaba escribiendo lo que los cuervos le traían. Una carta con sabor a ella, con olor de
invierno. No era ni triste, ni alegre
solo el resonar de la vida como nota de lo cotidiano la embriagaba, se
deletreaba en cada figura de sus palabras. Un respirar intenso, un vivir
profundo en las cavidades del amor, de una paz rasgando las quebrada emociones.
Ahí, estaba ella, sentada en su banco habitual, con una carta en las manos
donde describía el circular del mundo, de esa atmósfera que en vertical u
horizontal atrapaba al humano. Y seguía y seguía con su carta escrita por
cuervos negros, con sus manos arrugadas, ásperas por el frío.
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