LA LIBERTAD Y LA DERECHA
PASCUAL SERRANO
Para la derecha, la
libertad educativa de los padres justifica la censura parental para sus hijos
en los colegios. La presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso en
su discurso de investidura citó la libertad educativa, la libertad económica,
la libertad sexual, la libertad de vivir en un lugar libre de odios y otras
muchas y variadas libertades. Será por libertades.
Incluso, dijo, que
la libertad era el concepto básico que sirve de pegamento a los tres partidos
de derechas que acordaron hacerla presidenta. Vox, Ciudadanos y PP, unidos al
grito de Libertad.
Hace tiempo que la
derecha se ha apropiado de la bandera de la libertad. En su discurso, ellos son
los defensores de la libertad frente a la izquierda que, a través de Estados y
colectivos, coarta la libertad de los individuos.
Como señaló el
profesor Enrique del Teso en La Voz de Asturias, “las dos palabras más
repetidas del neoliberalismo, libertad y competencia, se usan siempre como
propaganda. Dicen libertad cuando hablan de los de arriba y dicen competencia
cuando hablan de los de abajo”. O sea, que los de arriba no tengan limitaciones
y los de abajo se peleen entre ellos para sobrevivir.
Antes del famoso
pin ya estaba la libertad para elegir colegio como argumento para que los ricos
pudiesen ir a centros privados de alto nivel, en algunos casos incluso
pagándolos entre todos nosotros (educación concertada).
Para la derecha que
exista una sanidad para los ricos, con sus hospitales de lujo y profesionales
de élite es libertad para elegir médico y sociedad sanitaria.
La paradoja es que
cuando la derecha propone un colegio de élite para sus hijos, que yo no puedo
pagar, o un hospital de alto estanding, que yo tampoco puedo pagar, le llama
libertad de elección. En cambio, si hay hospitales y colegios públicos donde
podemos ir todos de forma gratuita y, por tanto, sin distinción de nuestro
poder adquisitivo, es cuando según ellos no hay libertad para elegir.
Para la derecha,
que no te obliguen a pagar impuestos ni a cumplir ninguna legislación laboral
ni convenio de trabajadores es libertad económica.
Libertad de empresa
es que puedas comercializar con lo que quieras sin que ningún Estado te regule
y sin preocuparte de que sean armas para matar, medicinas sin control sanitario
o coches sin medidas de seguridad.
Ni que decir tiene
que, gracias a la libertad que proclama la derecha, los trabajadores son libres
para irse a otra empresa si les explotan, nadie les obliga a aceptar esas
condiciones. Solo el hambre, claro, pero eso es desconocido en el mundo de la
derecha.
Lo señalaba Iñigo
Errejón en TVE con motivo del pin parental. Advertía que algunos, en nombre de
su libertad, exigen su derecho a emanciparse de la sociedad. Errejón le llama
el separatismo de los ricos, porque tras el veto parental vendrá el veto
fiscal, el veto jurídico. Así, en nombre de su libertad dirán que se desmarcan
de ese impuesto o de esa ley. Parece una exageración pero eso ya sucedió. En
2007, José María Aznar, ante la prohibición de conducir bajo los efectos del
alcohol, dijo: "A mí no me gusta que me digan 'no puede ir usted a más
velocidad, no puede usted comer hamburguesas de tanto, debe usted evitar esto
y, además, a usted le prohíbo beber vino'". Y añadió, para justificar su
negativa a esas normas: "En eso consiste la libertad y en eso consiste la
responsabilidad individual".
Debemos vigilar
cuando algunos, en nombre de la libertad, lo que reivindican es algún
privilegio para evadir las normas de convivencia. Y, además, es necesario
insistir en que, si para ejercer alguna de esas “libertades” -como para ejercer
un derecho- necesitas dinero, ya no es ni libertad ni derecho. En el
capitalismo una cosa no es libertad si necesito dinero para ponerla en
práctica. Es solo la posibilidad de que alguien por disponer de ese dinero
acceda a ese privilegio.
No existe libertad
de expresión si se requiere dinero para que el objeto expresado pueda
reflejarse en un medio de comunicación y no solo llegue a los que me oigan
gritar en un parque, no es verdad la libertad de movimientos si solo me permite
ir hasta donde pueda llegar andando al no tener dinero para otro medio de
desplazamiento, no es verdad la libertad de reunión si no tengo casa ni lugar
donde reunirme al abrigo del frío y de la lluvia. En realidad me quedan pocas
libertades para disfrutar si debo trabajar de sol a sol para conseguir recursos
para sobrevivir. Cuando les oigamos hablar de libertades debemos reflexionar si
están pensando en ellos o en todos nosotros. Si el más desgraciado de nosotros
siente esa necesidad de esa supuesta libertad que abandera la derecha y podrá
disfrutarla, o si solo están promoviendo sus privilegios.
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