LA VENTANA 19(NARRATIVA)
DUNIA SANCHEZ
Embrutecidos. Estamos embrutecidos, lo noto. Lo capto en el instante de como tomamos el dolor ajeno, el dolor extraño, ese dolor en las atmósferas distintas a nuestro pulso cotidiano. Y ahora cae sobre nosotros, no veré más esa calle de siglos donde mis piernas danzaban con el viento, donde mis piernas se adosaban al rumor de las arboledas. Hemos caído tan bajo…tanto. Que no es normal pena, la desgarradora imagen de un niño en su llanto, en su destrucción. Romper añicos toda la inocencia con toda nuestra oscuridad. Estamos de duelo. Estoy de duelo por todos esos seres que se hunden en la derrota y solo logran ver cementerios flotantes en sus ojos. Ya no veré más esa calle de mi vida donde mis piernas jugaban a ser lo que soy, a ser lo que no soy. Mi infancia solo es una masa de polvo y destrucción. Y no más reconoceré al vecino, a la vecina, a las palabras de un saludo, de un hasta luego. Sólo el adiós en todo su tormento escribirá en el mañana a su manera, esa manera donde la falta de neutralidad analizará el porqué, el porqué de batallas perdidas, de batallas confundiendo la razón. Y perderemos la razón, es cierto.
Nos adentraremos en un mundo de tinieblas y
terroríficas donde lo humano se vuelve irracional. Muchos no sobrevivirán y los
que sí en su memoria cabalgará los colmillos de la agonía, de la impotencia, de
la incomprensión, de esa llamada a la huida. Mi calle desbaratada, mi calle
desparramada en ríos de sangre donde solo asoma una bandera, una bandera blanca
rendida de tanta y tanta angustia. Cierro los ojos y me siento frente a esa
ventana donde la nada y el silencio abortan mi reconditez. Me quedo pensativa,
embelesada con este callar. Una especie de desesperación encarecida me
sobreviene y siento la pesadez del ultimo aliento. Ya no veré más esa masa de
dragos bañando mis despertares. Un sol se oculta y la lucidez hila e hila las
incoherencias del humano. Todos queremos sobresalir, ser escena que no se
pierde tras la bajada de un telón. Conducidos por ideas erróneas nos encauzamos
al desdén por la vida. Por una vida dignificada por la sonrisa. Donde está esa
sonrisa y el niño llora y las ballenas cantan donde van a moriR---CONTINURÁ
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